miércoles, 16 de diciembre de 2015

situación



Situación de la política tabaibera...
... diversos grupos políticos, pero sin unanimidad en nada, sino enfrentados entre ellos. Así que, la cosa continúa. Por eso, precisamente, cada vez hay menos electorado. Total, ¿para qué? Ni proyecto, ni anteproyecto, ¡ni nada!  Todo esto cansa, abate y aburre. Un estado vacío, y unas autonomías con demasiadas competencias (y solo pienso en el Tabaibal [antes Canarias]). Y todo son pactos, y de esas uniones, estos partos.
Secesionismo latente (mayores aspiraciones de mandar). Separación, más que colaboración. Y nos empaña la crisis. Nada se transforma. Todo languidece. ¿Cómo moderar la inflación? ¿Qué se reforma? Y nadie con gran predicamento político alguno. Nos hunde la mediocridad. ¡Si al menos hubiera crítica libre!, pero todos están atenazados por el miedo. ¿No vamos a vivir en desesperanza? El deterioro es progresivo. Los problemas del momento, son graves, y es manifiesta la incapacidad política de hacer frente a nada. Montañas y campos se vacían. Regresamos a épocas de hambruna y calamidades del pasado. Nadie interviene, no se ataja la crisis. Nadie protesta. Miedo. ¿Qué futuro nos aguarda? ¿Quién sacará esto adelante? La situación es famélica. Ahora, fútbol; antes, toros. Por los campos, donde pastores y agricultores ahora, paseos y deporte (carreras [no de estudios]). En el campo, ya ¡ni leña! Sí leña al campesino que se resiste y persiste. Han desaparecido los jornaleros. Nos golpean por todas partes, y aceptamos el empobrecimiento, cual voto laico de pobreza. Vivimos con la crisis: frustraciones mil, inseguridades miles, inestabilidad incontable, desempleo creciente y sin freno... Las despensas o cestas de la compra, cada vez más carentes de todo, van a menos; en nada se invierte; seguimos cayendo; ¿cabe mayor desgracia? Y en política de empleo, teniendo el campo vacío y parado, todo se les va en programas de ocupación, cursos, subvenciones, etc., pero no colocan a nadie en la tierra de donde sale la comida y hay trabajo de sobra. Estamos en situación de quiebra, desaparecen empresas..., el presente es de agonía. La democracia crea millones de parados. Ya, ¡ni economía sumergida! Se prolonga el paro. No se incentiva la vuelta al campo (el sector primario [la única salida de la crisis]). El panorama no pinta esplendoroso, ¡ni mucho menos! Vamos sin rumbo. Nos encaminamos a un desastre descomunal. La acción política, es nefasta, inoperante, cancerígena, de muerte. Carecemos de políticos eficaces; no tenemos política económica que nos salve (no hablo en términos teológicos-espirituales [¡que también!]). No se afrontan las desventuras que vivimos en sobrevivir. Y más se nos viene encima. No hay programa, no hay transformación (o cambio). Ningún diseño para sacar adelante esta hecatombe. Todo se erosiona. Estamos: agotados, sin recursos (y tenemos de donde sacarlos), fracasados, estancados, parados...
El Padre Báez, que ve (veo), cómo el cabildo mata las cabras; y entonces, comeremos leche de perras, y nos harán queso de esa leche; pues, ¡que se los coman sus... (¡con perdón de las madres!; pero, es que me sale del alma)!
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(las cabras y el cabildo): “... al abrigo de rocas macizas, en tierra reseca..., // ... llaman noble al necio, tratan de excelencia al pícaro..., dicen necedades, planean crímenes, practican el vicio, hablan falsamente, dejan vacíos a los hambrientos, usan malas artes, maquinan intrigas, perjudican a los pobres con mentiras...”  (Is. 31, 1-3; 32, 1-8).

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