miércoles, 23 de diciembre de 2015

matanza



Matanza de nuestras cabras...
... de las que disfruté durante treinta y seis veranos (36) de campamentos juveniles en Güi-Güí, por toda la Media Luna, Los Hogarzales, por donde el Tagoror Rojo, por Peñón Bermejo, por Gu-Guy Chico, Gu-Guy Grande..., por todos aquellos riscos del Macizo del Noroeste de la isla, su territorio en exclusiva. Pues hasta allí, o allá han llegado los disparos del cabildo contra los ejemplares más hermosos y valiosos de ganado alguno en el mundo. Sorprende a un servidor, la falta de rechazo por parte de una masa drogada por el fútbol, que no se entera de esta matanza sin nombre.
Está más que claro, ese es uno más de los desmanes del cabildo, que se ha convertido en el terror de campesinos y ahora arremete contra sus cabras. Y según han engañado a europa, las mata para plantar en su lugar cedros y sabinas, que si lo hacen no pegará ni una, dado lo agreste y seco del lugar. Pues con esa utopía irrealizable, se están cargando cabras que tienen dueños. ¡Cuánto siento la perdida de Paco Díaz!, que de estar vivo sería el mayor defensor de las cabras y pastores; que se trata de un hecho etnográfico de primer orden, esa actividad del ganado libre, que procede de “las vacas de los pobres” que son las cabras; que sin ellas, esta tierra se quedaría a mitad en su Historia, pues a la par entraron y caminaron con los guanches, y sin ellas la Historia quedaría coja, al margen de su por siempre utilidad, medioambiental, biodiversidad, economía, garantía de la flora, etc., etc. Deben haber en el cabildo una manada de ignorantes, que los macacos les ganarían en inteligencia, y no quiero ofender, que está feo; pero, ¡ya está bien de salvajada sin igual!, que paren ya, que lo digan -y lo hagan-, no van a seguir con esa cruel matanza, con la que solo se siguen males diversos, sin ningún bien presente ni futuro. Que maten a muflones, arruis, culebras, etc. invasores e introducidos, pero no nuestras “hermanas-madres” cabras. Y déjense de bobadas que si nos libra de incendios, que por donde ellas están, así como si no estuvieran no hay incendios posibles, pues que uno sepa, las piedras y riscos no arden; que las razones de mantenerlas son muy otras y no la de prevención de incendios que es echar balones fuera. Lo mismo que es echar balones fuera si las mata gente española o gente tabaibera, el caso es que las mata, y eso no debe seguir haciéndose, y no quedar si esa carne pudo ser aprovechada, sino que el único argumento válido es: parar esa matanza. Exijamos al cabildo descerebrado que tenemos, tenga cordura y den marcha atrás, y antes que matarlas, las proteja y defiendan, pues esa es, una de sus obligaciones; y sin embargo, ni multas, ni nada, porque según parece son inmunes e ilegales, y pueden hacer lo que les vengan en gana. No, eso debe cambiar; pero, ¡ya, y que lo digan!  Si no, van a recibir palos hasta el día del Juicio, es decir mientras un servidor viva.
El Padre Báez, que busca apoyo en personas que se unan a esta mi causa, contra el cabildo en la matanza de nuestras cabras. Los pastores, con sus cabras, fueron los primeros en ver al Niño-Dios...
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“... las rocas son su refugio, un baluarte donde se salvan... roca y baluarte... pero le han tendido una red... no tienen amparo...” (salmo 30).

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