jueves, 31 de diciembre de 2015

corren



Las últimas cabras que nos quedan, nos las matan...
...que se nos acaban las cabras, y están rematando las pocas que quedan. Andan por ahí escasas un centenar y, ¡van a por ellas! Antes, lo rural era para el cultivo y los animales; ahora, para correr desalados, arrancándoseles el alma a pobre gente con el cerebro lavado, que previamente tiene que vestirse y calzarse de la forma que ellos les indican, ¡y les cobran por correr!, ¡menudo negocio! Da más que plantar papas o tener ovejas. Y los hay que le siguen la movida:
Jonathan Rodriguez Santana
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Jonathan Rodríguez Santana Padre Báez, no puedo reseñar nada ante lo que usted dice, porque es verdad lo que usted habla. Por mi parte decirle que claro que es rentable, a finales de Enero estaremos corriendo por San Mateo, en la Ruta de los Molinos, pagaré 45 euros por ir a correr, a una media de 500 corredores multiplique a ver si da o no dinero. Un abrazo de un seguidor acérrimo.


Ya, ni el patrimonio agrario y ganadero interesa conservarlo, sino destruirlo por mor de un nuevo negocio de ropa y calzado deportivo, que da más “leche”. Nada importan las tradiciones, y la forma más limpia de trabajar, honradamente, cuidando animales y la tierra, que te da comida, libertad, dinero, paz, familia, valores, principios, etc. Profesión que se acaba, la del pastor (y la del agricultor, igual). Profesión y no deporte, trabajo y no entretenimiento, ordeñe y guía del ganado, madrugadas y multas por pisar terrenos protegidos y de pinos, donde antes nunca los hubieron, robando al presente terrenos a unos y a otros (pastores y agricultores). Ya los perros, no cuidan ovejas, ni cabras, sino en casa entre sillones y mantas, gordos como cochinos y asquerosamente ensuciándolo todo, en lugar de seguir a cabras y ovejas en kilómetros adelgazantes. Acaban con las cabras; sentados todos en las gradas del estadio o delante del televisor o/y radio con los del fútbol en sus campos (no de ganado y cultivo) de céspedes. Es salud que se pierde junto con ello. Ya sin queso tierno (¡ni curado!, todo de fuera, y malo). Se acaban esos hermosos ejemplares de cabrones o machos cabríos. Ya, las únicas cabras que quedan por esos riscos, tienen sentencia de muerte. ¡Claro, las cabras exigen atendimiento fijo, exigen entrega y sacrificio!; pero, a cambio tienes libertad, trabajo, comida, dinero, paz... La cumbre se vacía. Se acaban los pastores...  Las cabras se nos van a los riscos, y van a por ellas, nos quedamos con la crisis, en lugar de con las cabras. Y compañero era el perro que acompañaba al cabrero, ahora es mascota...
El Padre Báez, sabe que desde que ha habido vida, hubo pastores; ahora, sin ellos se nos va la vida. Vivir sin cabras, es vivir menos y peor. Cuidar cabras fue parte de nuestra Historia desde su comienzo, y siempre nos acompañaron. Se ha pasado del campo, a otro campo, desde el que da vida, al de deporte; el primero te da leche, el segundo...
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 “... montes y cumbres... cabras y ganados, bendecid al Señor... (¡y también los corredores!) (Dn. 3, 37-88. 56). / “... los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José y al niño acostado en el pesebre...” (Lc. 2, 16-21). / “... ¿No sabéis que en las carreras del estadio todos corren, mas uno solo recibe el premio? ¡Corred de manera que lo consigáis! Los atletas se privan de todo; y eso ¡por una corona corruptible!; nosotros, en cambio, por una incorruptible. Así pues, yo corro, no como a la ventura; y ejerzo el pugilato, no como dando golpes en el vacío,
sino que golpeo mi cuerpo y lo esclavizo; no sea que, habiendo proclamado a los demás, resulte yo mismo descalificado..."
(1 Cor 24-27). Entremos en el 2016, con esta disposición.

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