lunes, 14 de diciembre de 2015

ánimos



¿Ánimos tabaiberos?...
... ¿qué bienes se siguen de una producción inexistente? Vivimos en un mundo al revés. Dictadura encubierta,  clima de pre-guerra, esclavitud real, paro generalizado, sin prosperidad futura a la vista... Caminamos; pero, ¿a dónde? Sobrevivir, comienza a ser ya un grave problema. Mientras, nos comen las retamas (por no citar reiteradas las tabaibas omnipresentes). Ambas (tabaibas y retamas, retamas y tabaibas [sin olvidar a los pinos y a otras malas hierbas y arbustos, también árboles]), las tenemos hasta donde se pierde la vista. Sí, pinos sin fin.
Los pinares, tapan u ocultan paisajes y montañas, se lo comen todo. Y en ello, no hay ni siquiera belleza alguna, y nos acortan las vistas. Tierras, campos, barrios y pueblos abandonados. Silencio, ni siquiera interrumpido por cuervos y otras aves (inexistentes y desaparecidas, como consecuencia de la extinción de la agricultura y la ganadería, y la sola plantación de pinos, dejando en libertad a tabaibas, retamas, cañas, zarzas, etc.). Arboledas de castaños, nogales, higueras, etc., venidas a menos, secas y lánguidas apresadas por los pinos y otras malezas depredadoras. En el campo, ya solo se huele resina de los pinos y de otras basuras. El medio (la naturaleza), se ha vuelto miedo. Cual peste, vivimos en esta epidemia verde mortal, todo lúgubre, y camino a muerte (bis), sin más. ¿Cómo ser optimista, tener entusiasmo,  una nueva vida? En lo económico, nada cambia. Y la crisis evoluciona, crece, va a más; y ello, en lo financiero, en lo industrial, en lo energético, en lo ético (o moral), en lo espiritual... No hay trabajo; no hay consumo. No hay inversión; porque no hay producción. Hay inflación; no se libera el mercado. No hay compromiso político, sino globos al aire. Nada se transforma; no hay criterios. No hay desarrollo económico; no hay modelos: Se ha perdido el derecho  al trabajo. Sin agricultura, no hay democracia. Sin sector primario, imposible alguna industria. El comercio con otros países, nos arruina. El más mínimo esfuerzo (ninguno) universitario. Total dependencia del exterior. El engañabobos de la agricultura en lo urbano, en barrios, pueblos y ciudades. Cambios necesarios e imprescindibles, que no acaban de llegar, pero es que no hay ni siquiera señales de querer comenzar con ellos, sino que se persiste y mantiene un esquema paralizante y mortecino, que acaba con todo. Los distintos y distantes programas políticos de caras a las distintas y otras tantas elecciones, solo se echan trapos sucios a la cara, pero no ninguna solución de cuanto aquí apunto brevemente. Y la cosa es ya urgente, a pesar de tanta pasividad y echar balones fuera...
El Padre Báez, que no puede olvidar la última, y que va a seguir, hasta acabar o terminar con todas según se reiteran, sin dar marcha atrás; me refiero a la matanza de cabras, la única y última esperanza que teníamos; pues ya después -sin ellas-, nos quedamos, sin nada.
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“... estamos saciados de desprecios... del desprecio de los orgullosos...” (salmo 122). / “... nos asaltan... nos tragan vivos... presas somos en sus dientes... (salmo 123). / “... somos pobres desamparados...” (salmo 85).

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