Por favor… ¡permítanme otro!
Y es que si callo, reviento: que cada día se suicida en esta bendita
tierra -maldecida por sus políticos-, un pobre o desgraciado hombre; pero,
nadie te lo cuentan, ni te lo dicen (la prensa la tienen comprada los
políticos), no sea que se copien y los imiten. Entiendo, que callarlo, es
hacerse cómplice, y al menos, me libero de eso. Y es que si ayer les puse un
par de ejemplos, hoy solo uno, para no cansarles, y me vuelvo al trabajo que
tengo entre manos: “Los tres siglos de la
otra Historia de Telde”, que va y me entra