jueves, 3 de diciembre de 2015

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¡Recupera la cabra guanil, cabildomatacabraytabaibero!...
... es necesaria la protección de las guaniles toda vez son un importante patrimonio zoológico o animal, después de que el pueblo tabaibero (antes canario), se haya manifestado a favor de su defensa cuales expertos conocedores de lo que realmente es un valor.
Desde que el pueblo tuvo conocimiento de los tiros pegados a las guaniles, la manifestación en contra de tal acción (incalificable), ha sido masiva, total, absoluta. Por ello, ha de ser urgente la protección de ese ya reducido número de cabras guaniles que quedan. No se olvide, las cabras son un patrimonio vivo de estas islas e isla. Son nuestras cabras guaniles, un referente mundial de primer orden (¡y el cabildo las mata!). Está claro, que el miedoambinete, ciego y solo por multar, no se han enterado, esa cabras, son una joya de infinito e incalculable valor, y que son portadores del 50 % de nuestra Historia, y si llamamos aborigen al guanche, llamemos igualmente aborígenes a nuestras cabras, juntas llegaron con los cannarii. La pena e incomprensible es, que un sacerdote, se tenga que ocupar de decir todo esto, frente al silencio de los colectivos cercanos al mundo animal, como son: veterinarios, miedoambiente, biólogos, universidad, periodismo, partidos políticos, etc., etc., que no dicen ni han dicho ni medias. Recuperemos al animal que representa a la isla, como pudiera ser el cerdo en la extema-dura, o el camello en los desiertos. Nuestro medio rural, quedaría muerto si matan las cabras que le dan nombre, sin ellas todo sería pinar y desierto, sin endemismos de cuento y mentiras. Les recuerdo, que nuestro ganado guanil, posee una tipología ya bien diferenciada al ganado tabulado, que enferma y va de retroceso, ante la vitalidad y salud de una cabra libre, al sol, y hasta polveando tierra, que las engorda. Y dado el reducido número de ejemplares de esta súper-cabra, hay que frenar con un stop cabildicio, y ¡bajen armas! Cabras que por su propia naturaleza andan dispersas por diferentes lugares inhóspitos, salvo para ellas en exclusividad. Pena de “expertos”, que no sabemos de lo que son expertos, salvo el freno ante todo lo que surja a la sola cita de: “dice el técnico, o los técnicos” frente a lo que deba caer por los suelos cualquier otra opinión. Hablan los “técnicos”, y más que si hablara Dios, y son auténticos analfabetos, gente corrupta, comprada, la voz del amo, anónimos, desconocidos... Cabras desde hace más de  veinte (20) siglos, y los técnicos dice son como las culebras unos animales “invasores”, introducidos, y por ello hay que exterminarlas (¡...!). Cabras con valores etnográficos, arqueológicos, históricos, biológicos, zoológicos, etc., etc., de raza única, que -repito- nos representan, cuales animales exclusivos nuestros. Valores tantos los que portan estas cabras, que las hacen intocables, y sin embargo el cabildo las mata. Singularidad y exclusividad de estas cabras, que en las latitudes por donde se mueven y viven solo aportan un atractivo más, en todos los niveles y no un peligro a eliminar bajo ningún rigor posible, sino desde la ignorancia y el empoderamiento de unos políticos que debieran ser botados ellos, y no las cabras, a las que tiran y enriscan muertas. Otros son los que debieran hacer estudios de investigación sobre estas cabras, y hasta lugares de su observación como algo de valor y belleza inaudita en el medio, sin que el cabildo ayude este par de proyectos indicados entre muchos otros que se pudieran indicar. Y, cuando no se les caen de la boca la cuestión mentirosa del turismo, son incapaces de aprovechar el recurso económico -fuera de multas- que supondría un valor añadido a la oferta al turista, con algo más que el sol y playa que nos viene dado por la naturaleza, como lo son las mismas cabras. ¡Cabildo toma conciencia de cuanto aquí, antes (y después), les brindo! Conozcan, reconozcan, respeten y conserven las cabras guaniles.
El Padre Báez, suplicando -de rodillas y brazos alzados- al cabildo, que ni una más, ¡den marcha atrás! Sean sensatos, no se echen al pueblo en masa en contra, sean flexibles, racionales.

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Les recomiendo no se salten lo que sigue, y me envía un muy buen amigo:

“Se acaban las vacaciones” 

 La Procesión de la imagen de Nuestra Señora del Pino en la Playa de Arinaga, marca el final de las vacaciones de verano en la playa y el comienzo de la etapa escolar en cada lugar de residencia de los veraneantes, pero también la de los que viven aquí. 
Como siempre he tenido claro que las despedidas son tristes, todos mirarán al cielo, porque imploran el poder volver el próximo año.
 Unos dejan las casas que habían alquilado para el verano, aunque otros ya cuentan con una vivienda de su propiedad, motivo de disculpa para venir a limpiarla de vez en cuando, por supuesto, siempre en fin de semana.
Todos los que tengan un vecino que se quede en el pueblo se despiden diciendo: ¡Por favor, échale un ojo a la casa de vez en cuando!
Y ahí van, carretera adelante, contando las anécdotas del verano, como queriendo pensar de que aún están de vacaciones.
Recuerdo que en mis años de niñez, el pueblo pasaba de ser un trasiego constante de gente, a quedar tan solo con los vecinos de Arinaga, pues si te ponías a caminar después de almorzar, podías pensar en lo que quisieras, ya que no había gente que te interrumpiera, a pesar de que me traten de exagerado.
Ya sé que hoy en día es muy diferente, porque muchos han fijado su residencia aquí, pero sobre todo pienso en esos mayores que un día se ilusionaban con tener una casa en la playa, cosa que les permitiría caminar sin prisas por la Avenida, disfrutando del paisaje y ver las pequeñas y grandes olas que suben y bajan sin descanso, teniendo como meta la orilla de la playa.
Para terminar, me gustaría contar algo que vi en esos años, aunque ahora me gustaría haber tenido una máquina de fotos para que mi afirmación no quedara en entredicho.
Resulta que uno de esos años en que la gente retornaba a sus casas, en este caso creo que a Agüimes, pues era el antiguo “coche de hora” que hacía esa ruta, yo vi pasar el coche, pero al coger una curva me dejó como estampa la parte de atrás, donde llevaba abierta la puerta de la parte baja, destinada a poner maletas y bolsos, pero en esta ocasión iba con una carga muy diferente, pues era una cabra la que iba bien echada, mirando el paisaje pero sin asustarse lo más mínimo.
No es ninguna broma, pero pensé que sus dueños, en vez de ir a buscar la leche y darle su comida, prefirieron llevarla con ellos de vacaciones a la playa, aunque supongo que no a bañarse en el agua salada.      
  No es por nada extraño, sino que el bañador para ella no lo consiguieron y todavía no había llegado la moda del “destape”.
A pesar de mi broma, lo de la cabra en el “coche de hora” es cierto.  

Juan Santana Méndez

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