martes, 22 de diciembre de 2015

nuestras



Nuestras cabras...
... por los riscos más alejados y apartados, donde sin vegetación, se han establecido desde siempre, con la llegada de los cannariis, y ahí siguen; a menos ahora, por la matanza que el cabildo ha ejecutado contra ellas, con el firme ánimo de no dejar  ni una, es decir: las quiere matar a todas. Al poco inteligente cabildo -toda su plana- le falta información acerca de la genética propia de estos animales, que precisamente por su forma de vida y medio han evolucionado hasta tal punto, que son una nueva raza.
Pues, el cabildo las mata, sin más, y cuales si fueran conejos, que estos al menos corren mejor suerte al ser recogidos por los cazadores, pero esto es lo de menos, que las recojan o no, las dejen o se las lleven, el caso es que no deben matarlas, ¡y punto! Sorprende en todo esto, que el cabildo dé la callada por respuesta a distintas cartas, y en reuniones con alcaldes afectados, el consejero les ha dicho que no desisten, van a seguir matándolas, pero como el cabildo reparte dinero, el alcalde vendido (prostituido), se calla, y silencio sobre el tema, suyo y de su equipo, haciéndose cómplice de la matanza de sus cabras. Y, resulta, que no hay una solo razón válida, ni justificación alguna para matarlas, y están y siguen en ello. Y es que tal y como ha sucedido con los milanos, los cuervos, los distintos pájaros -por poner tres ejemplos- el cabildo está acabando con la fauna (y flora, de paso, de la que las cabras son portadoras y expandidoras), y está claro, ahora le toca a las cabras, saltándose toda consideración científica al respecto de la cabra más importante del mundo. Y que las dejen muertas o se las lleven es desviar la atención en algo totalmente secundario, que la mayor es que las matan, sin ton ni son, sin más, por capricho, por... ¡sin razón! Siembran de muerte las cumbres y riscos, donde es un espectáculo para propios y extraños disfrutar de sus bellezas y libertad a modo y semejanza que en África se hacen safaris, y avistamiento de leones y otras fieras, nosotros -los del turismo- debieran ofertar la posibilidad de ver un espectáculo único, en senderismo o puestos de miramiento y seguimiento, pero ¡ciegos, no sacan sino rifles en lugar de sacarles partido! Lo que queda claro, es que si esto no lo paramos, el futuro carecerá de esta herencia aborigen viva. No hay estampa más hermosa que ver esos cabrones altaneros, seguidos de sus cabras fieles con sus baifos retozando y haciendo cabriolas, todo un espectáculo de primer orden.
El Padre Báez, que pide la colaboración de la población, para que salvemos nuestras cabras y juntemos nuestra voz y protesta, para que dejen esa salvajada de matar a las mejores cabras del planeta.
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(para las cabras): “... el reino de la muerte...” (salmo 87).

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