jueves, 21 de abril de 2016

pobrecitas mías

Pobrecitas mías, las cabras matadas a tiros...
... porque ya fue fuerte desgracia el haber sido controladas, y ello desde hace ya cuatro años, y según parece totalmente legal, y por tanto esta matanza no ha sido una ilegalidad, sino que es cosa de leyes y justicia el matarlas, y todo por las desgracia de esta pobres rucias -y de otros colores- haberse establecido dentro de los planes de la gestión que hace el cabildo cuando se trata de espacios naturales -no iban a ser artificiales, ¡digo!- protegidos, es decir: más de media isla, y de la raya del diámetro que pasa por El Risco hasta Maspalomas, hacia allá, ¡ni un balido!, es decir ni una cabra.
Pues, ¡toma espacio  natural protegido! Más de media isla. Y es doctrina segura, sin marcha atrás posible, que hay que erradicar las cabras, y todo otro animal, incluidas las serpientes, lagartos, pájaros azules y verdes (loros y cacatúas), y todo lo que se mueva, a no ser las tabaibas y beroles, que no pueden estar libres por esa amplísima zona las cabras, porque se protege el espacio, pero no las cabras, así que ordeñarán al espacio y comeremos espacio, porque según las lumbreras del cabildo -que tenerlas, las tienen dos- hay fundamento para matar a tiro de andaluces las cabras del gran tabaibal (antes de gran canaria, ahora venida  a menos). Total, que el cabildo -¡si lo sabrán bien ellos!, están dentro de la legalidad cuando pegan tiros a dichas cabras, ¡sí señor! Razón, por la que matan las cabras, porque tienen amparo de la ley y es legal matar en esas circunstancias. Más aún, el matar las cabras en dicho espacio (no sideral), es algo contemplado dentro de los planes rectores de los espacios protegidos, ¿te entera pueblo macaco de esta ignorante isla? Y cuando digo espacio protegido, no me refiero a la atmósfera, o celajes, que es el suelo de Inagua, de Guguy y de Tamadaba (Agaete, Mogán, Maspalomas, Artenara, La Aldea, y cachos de otros pueblos limítrofes), donde un ungulado -ni otro animal, ya sea lagarto o culebra, serpiente o iguana, deben poner sus patas o anillos-. Y con toda tranquilidad, seguridad y acierto, los dos cabeceras del cabildo, bien asesorados por sus juristas en el ramo o ente, han sido favorables lo que han hecho, pues en sus disciplinas ambientales, han procedido correctamente, según las mismas, más cuando la mismísima europa comisionada a tal fin, ha dado el visto bueno para matar y acabar con las cabras en dicho hábitat protegido y ambiental, donde ningún animal puede hacer acto de presencia. Por tanto, sabiendo todo esto sobre la legislación y la correcta acción de los dos del cabildo, no son cazadores los andaluces, sino gestores de los espacios protegidos donde no se caza, sino que se mata, lo cual aunque se parezca, no es lo mismo. Así que no ellos dos, sino todo el resto de dos millones de isleños -¡y más de no isleños- de este atlántico perdido, sin cabra en breve, hemos cometido una enorme gravedad al oponernos y al creerlos culpables cuando son santos varones, que ningún mal han cometido, porque se fundamentan bien fundamentados y como dios –con minúscula, porque no es el de todos, sino el de ellos- manda, y son hermanitas de las pobres cabras desamparadas, desde el laicismo más puro y democrático. Pues, después de esta filípica, solo le pido al cabildo, que no siga matando las cabras, que las saquen de su espacio, y nos las den al nuestro, que nos las regalen o den (o nos las vendan), a los que se las pidan, que como condición, las sacamos del espacio protegido y ya buscaremos donde ponerlas en desprotección, pero vivitas, balando y coleando.
El Padre Báez, que comprensivo con el cabildo y justificador de su acción impólume, solo les pide no sigan matando cabras y las den a los que se las pidan y a un servidor el primero: quiero dos cabritas, que hierbas sobra para tenerlas, eso sí, siempre que no invadan el espacio de los vecinos y me denuncien por los balidos. Yo, dos cabras, ¿y ustedes, mis amigos?, ¿no se animan? Así salvaremos nuestras benditas cabras, hijitas menores de Dios, hermanas y madres nuestras a la par, que las tendremos en el espacio desprotegido, donde sí pueden estar.

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