jueves, 16 de junio de 2011

TIENE UNO LA DESGRACIA...

   
 
    Tienen uno la desgracia, de tener quien le informe y diga cosas, que prefiere uno ni oírlas, pero..., al menos por educación, recibe uno lo que le cuentan. Y quien me lo cuenta, sin estar sentado en ninguna plaza o parque, está más que indignado, porque, según me cuenta, y a mi no me consta, pero me fío de su palabra, que a la subida de Moya, por donde unas pocas palmeras, llevan los del Gesplán, la friolera de más de tres meses, en la poda y limpieza de las mismas, pero que eso, no es lo malo -¡que lo es, porque eso se hace en un rato!-, es que para tal evento o “trabajo”, llevan en el empeño, ese tiempo, cuadrillas de hombres y mujeres, que a cualquier hora del día, que por allí se pase, se les ve a todos -a todos- charlando en corro, animadamente, y a lo sumo a uno entre tantos, acariciando una hoja de palmera, y cambiándola de sitio, pero por puro aburrimiento, y sin saber qué hacer, pero que coches de la marca o sello, o con el anagrama “gesplán”, cada día unos doce, con todo el personal no trabajador, sino oficial, allí emperretado, como si de una gran operación de dimensiones trascendentales se tratara, y que de por medio unas de esas clásicas bolsas  de plástico, donde difícilmente, se puede meter una hoja de palmera, pues en el empeño deben andar. Pero mi informante, se pregunta y me dice, que ¿de dónde ese  dinero, para no producir nada?, ¿sabe europa o el gobierno que ese derroche en sueldos a tantísima gente, es para no hacer nada, y se tira sin resultado positivo alguno? A la par que se pregunta y me pregunto: ¿por qué no están plantando papas, que nos darían comida, sin necesidad de traerla del extranjero? Pero hay más. Se trata de lo siguiente: usted, no puede tener una cabra, porque te persiguen, te multan, te obligan, tienes que..., etc., etc., a la par, que estos, hacen lo que quieren en el campo, o no hacen, pero a nadie dejan limpiar un cacho tierra para plantar comida, y este ejército de gesplán, con todo este personal, días, semanas, meses, en el mismo sitio, con hombres y mujeres mirándose, y charlando escondidos y a la sombra de las tres palmeras, para las que llevan más de tres meses. ¿Dónde la vergüenza, de no hacer nada?, ¿dónde los políticos encubridores de esta situación?, ¿dónde la conciencia de robar un sueldo por no hacer nada?
 
    Contesté a mi informador de este caso, que me pedía insistentemente, fuera yo a comprobarlo, y que si podía -¡pobre de mí!- que llevara una cámara de televisión, para que grabara lo que me decía y más (cosa que jamás ha hecho ninguna televisión, porque les cortarían la publicidad, y por ello son cómplices entre otros medios que también lo encubren y silencian, pues que le dije, que me han dicho, que si uno de los jefecillos, entiéndase capataz o algo parecido, llegara a urgirles que hagan algo, se les rebela diciendo: que les pagan para no hacer nada, que si están allí, es por y para justificar un dinero que viene de europa, y que no han sido contratados para trabajar, sino para figurar. Pues, como la conversación, fue a la puerta de mi casa, le señalé lo que tengo delante de mis propias narices, obra de gesplán, detrás de mis olivos y otros árboles frutales, ellos me plantaron cardones. Y en ello con hoyitos abiertos por un pesadísimo tractor, traído en una enorme plancha, plantaron once plantadores, en toda una jornada, solo dos cardones cada uno, cardoncitos, pues no superan los veinte centímetros, y sacados de macetitas ridículamente pequeñas, no más que un vaso de agua, y hablando de agua, al día siguiente el enorme camión cisterna, para regar lo que se ha comida el sol. Pero antes, la visita previa de coches y más coches, con gente de corbata y chaqueta, planificando.
 
    Pues, éstas tenemos y estoy seguro, esto es un botón de muestra, de entre los muchos que el que me lee o escucha, sabe de casos similares. Es decir: tiramos el dinero, con la crisis y hambre, con el paro y los suicidios, en no hacer nada, sino en empatar el tiempo, en ir y volver, en no hacer nada, y en ello combustible por un tubo, y a diario y toda la flota en ruta, con gente que si pasas cien veces al día junto a ellos, no verás ni a uno solo doblado, sino por un instante: recuérdese, con hoyitos abiertos, cada hombre plantó solo dos cardoncitos. Pues eso: de esa leche les daba yo de desayunar al Gobierno, que tiene esta empresa tapadera, para tirar al suelo, sin provecho alguno los millones que otros pobres gastarían en semilla o comprando baifitas, para formar un rebaño, pero justo eso, es lo que te prohíben: la agricultura y la ganadería. Un viejo del campo,no puede arrancar una retama y plantar una higuera, pero estos capitalinos, acompañados de féminas, que en sus vidas vieron una hoz (una jose), son los que arrancan lo que quieren y plantan lo que quieren (pero nunca lo que plantan es comida, y lo que arrancan sí).
 
    El Padre Báez, que tal vez con algo de exageración cree a pie puntilla cuanto su informador le ha contado, y ello, porque cosas peores he vito y, como el que esto escucha o lee. 

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