lunes, 6 de junio de 2011

LA REAL DE LA HISTORIA, LOS PONE A CADA UNO EN SU SITIO

   

    ¡Hay que ver, la que han armado algunos, que han puesto el grito en el cielo, y andan como energúmenos, por el simple hecho de decir la Academia de la Historia, de cada personaje la verdad, y no lo que me gustaría se dijera, después de haberse fabricado una falsa autobiografía sobre el mismo. Y es que la verdad, como siempre escuché -y ello desde niño-: ofende (o molesta).
    Habían echado demasiada basura y mentiras sobre hechos, personas y sus obras, como para que no se limpiaran dichas biografías, sin apasionamiento, ni posicionamientos previos. Pues, por esta sencilla verdad, los hay que no se cansan de echar improperios e insultos a la Academia de la Historia, porque no mantienen a distintos personajes inventados, en dichas mentiras.
    Y es que el ogro que han pintados, acerca de algunos personajes, no son ni la menor sombra de la realidad, y le toca a la Historia -como a los doctores en medicina-, poner remedio a la enfermedad y previamente diagnosticarla, sin hacer dejación de su obligación. Le compete a los de la Academia, decir lo que se ajusta a verdad, sin partidismo, ni influencias de ningún lado, sino desde la imparcialidad y ajustándose a los hechos verídicos, limpiar a personas y personajes, desdibujados y deformados, por el odio, las venganzas, las ignorancias, etc.
    Que no depende un biografiado de la opinión de millones, sino de la verdad, que puede no tener sino un solo defensor. Pues no deja de ser María, Virgen porque lo decida la mayoría, sino que es, fue y será Virgen, más allá de la opinión de la gente, aunque en su defensa solo quede un solo hombre.
    ¡Qué bien lo dice el refranero: “¡no hay peor ciego, que el que no quiere ver!” Los hay que solo se apuntan a ver un lado de la realidad y ésta exagerada y llena de inexactitudes, con lo que no ven la totalidad. Y la Historia, si algo hace bien, es ponerse en la época del personaje, y desde ese ángulo, trata de ver los hechos, y no desde un presente deformado y alejado de condicionamientos sociales, políticos, económicos, religiosos, etc.
    Y es que no faltan, los que en el decir popular, “no diferencian entre el tocino y la velocidad”, por aquello que “metomentodo”, maestro de nada,y desconociendo el refrán que dice o dicho: “zapatero a tu zapato”, es decir a cuidar tus cabras. Y no, la Historia, no depende de opiniones, sino de los hechos; y ello según documentos y después de un análisis serio y riguroso.
    El Padre Báez, que se congratula, al fin la Academia de la Historia, limpie la imagen de personajes que han sido denostados, demonizados, llamados dictadores, etc., todo ello sin serlo.



 

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