lunes, 27 de junio de 2011

¡POBRES CANES!

  
    O pobres perros, que en griego, sería perrunos o cínicos, que hubo un tiempo, en el que el dinero sobraba, y los perros comían a cuerpo de rey, en los stands de las tiendas, se exponía comida para perros, como si para personas fuera, y los amigos de las mascotas -así los llaman- satisfacía los jugos gástricos de sus hediondos perros -por el mal olor de sus heces y orines, que además lo llenan todo de pelos, de baba, de olisqueos a toda bragueta que a ellos se acerquen, sin dejar de ladrar, y sin que jamás sus amos, los manden a callar, pues ¡libres los creó el Señor!, que ladren lo que quieran. Que en época de bonanza económica, es decir hace unos cuantos años atrás, los habían que según su posicionamiento económico, los tenían múltiples y de rareza mayor mejor, cual lujo con el que competir, con un animal, de caninos desgarradores de carne de alimañas, domesticados y tenidos como el mejor amigo del hombre –¡eso es mentira!, que el mejor amigo del hombre es otro ser semejante; el mejor amigo de un perro, es otro perro, y los veterinarios, pues viven o vivían de ellos, porque lo que es la situación actual es calamitosa, y cuando el dueño lo tiene crudo, para comer él, y si además tiene hijo (se da la simple regla de tres, que la mayoría que tienen perros, no tienen hijos, pero los quiere como si fueran hijos, digo, cuando el dinero sobraba, los perros comían mejor que sus amos, pero la cosa  se ha puesto tan fea, que los que pasan hambre ahora canina, son los amos, y en cuanto a los perros ¡no te digo! Los perros son pobres víctimas olvidadas de la crisis, porque abandonados unos, dejados a su suerte otros, los menos sacrificados, por la pena que dan, y algunos a las perreras, esas casas para perros huérfanos o sin que los quiera alguien, no se después de qué tiempo los sacrifican o si les buscan nuevos dueños, lo cierto es que el concierto perruno o cínico, si uno hace silencio, la isla entera ladra, pasa que acostumbrado uno a ellos, como que no los perciben, pero ladran las veinticuatro horas del día (incluida la noche), y es el caso, que si alguien se va de fin de semana al quinto pino, y lo deja solo en su casa, y puede ser un fin de semana, es decir de viernes a lunes, a usted si no lo vuelve loco el perro del vecino es que se pone tapones en los oídos, con lo cual se convierte en un sordo voluntario, por evitar el lloro del perro que clama a su amo, y lo grave es, que no hay guardia civil ni seprona, que castigue al amo del perro por este mal trato al animal, que lo tiene llorando fijo día y noche, cuatro días con cuatro noches, sin dejar pegar un ojo a la vecindad. Pero clama al cielo, que perros que los amos se han quedado en el paro y Cáritas les da de comer, el pobre perro no alcanza ni las fregaduras, y seco como un pejín, el animalito se nos muere cruelmente, por abandono de un pobre amo, que no tiene para comprar para él, menos para el chucho: quitarlo le da pena, porque le tiene sus afectos, darle de comer no puede, pedir para el perro como que no es lo propio, en todo caso se lo quitara de su hocico -el del amo-, para echarlo al que si se junta con otros forman jaurías, que algunos andan sueltos dando buena cuenta de las pocas cabras y ovejas que nos quedan, que esos pobres animales, que tanto amaba el santo de Asís, aunque su patrono es san Antonio Abad, te pueden imputar y meterte en un  buen bollo, si te coge el seprona, porque tu perro no está gordo y lustroso, que si maltratas a tu perro dejándolo pasar hambre y si no se quita el amo la comida para dársela al perro, la cosa es de delito. Diligencias éstas que las lleva los del dicho cuerpo civil, que cuida de los animales de Dios, porque también tienen derechos como los humanos, y si alguien te denuncia ¡agárrate bien los pantalones, porque te puede caer o le puede caer una buena! Un día entré en una cueva, y encontré a un perro muerto atado a una piedra con un alambre, y la verdad, que al que hizo esto, habría que hacerle lo mismo, pero no dejarlo morir, sino pasar hambre y sed y de tarde en tarde darle algo, pero..., la cosa se pone fea, porque si no tengo para mí, ¿como voy a tener ara el perro? Así la cosa, el perro ya comienza a ser un problema o muchos problemas, porque los hay que tienen muchos perros -conozco a personas que tienen perros diferentes: para la casa para los animales, para la caza, para compañía, etc., total una perrera, y entrar en esa casa una sinfonía canina de padre y señor mío, que si te coge el agente con tu perro pasando hambre, el que las va a pasar canutas es el dueño, porque si te localizan, ¡te sacaste la lotería!, porque esta es otra: no se puede tener un perro sin más; hay que tenerlo matriculado, vacunado, fichado, veterianado, con salubridad o higiene, además de comida y bebida, pero agua limpia y comida frecuente. y es que no hay derecho se tenga a un perro desnutrido; tiene que pasar hambre el dueño, pero no el perro, porque el dueño puede robar o pedir, o hacer ayuno, pero el pobre perro ya lo dice el dicho; el dios del perro es el amo, y si se tiene un perro, aunque no cuide rebaño, y duerma en un sofá, debe tener comida e higiene y no el mal trato de tenerlo desnutrido. Y, es el caso, que si el seprona encuentra un perro muerto, lo primero que hace como es lógico es adivinar quién es el dueño, para imputarlo como presunto -que de presunto nada, sino real como la vida misma-, pero por aquello de la formalidad, “presunto”, hasta que el juez declare que no es presunto, sino que es el asesino de perros, o el que le propinó o proporcionó la muerte al perro, pero que la cosa no queda ahí, porque ahora hay que esperar al juicio,  pero de por medio la universidad perruna o lo facultad de los veterinarios, tendrá que hacer una necropsia, que es algo así como averiguar de qué murió el perro por más que se le pueda contar los huesos, es decir de hambre y sed, que los de la universidad,  tratarán de saber las causas de la muerte, por más que sea evidente y para eso no haga falta haber estudiado absolutamente nada, pero es un trámite y hay que cumplir con él, que el de los perros oficial va al lugar de la tragedia, y hace un informe donde consta o debe constar la inanición, siempre que sea un especialista quien lo diga, porque si no, no es válido el diagnóstico, que después, harán un anatopatológico para dictaminar o diagnosticar de qué murió el perro. Total que uno se puede librar de todo esto, tan simple y sencillamente, no teniendo perro, y si no lo puede alimentar, entregarlo a la perrera, ¡y ya está!, porque no esta la cosa, como para criar perros cuando no se tiene dinero ni para comer uno: en paro, en crisis, con hipoteca, sin perspectiva de trabajo, todo subiendo, bajando el sueldo, en fin que mejor sin perros. Es mi consejo (pero no lo deje morir de hambre, no sea cruel, a no ser que el hambre le haya dejado inconsciente y no se tenga culpa por ello, pero siempre hay un vecino, que puede cortar la soga al perro o simplemente avisar a la perrera o a algún guardia municipal que avisarán a alguien para que recojan al perro. Yo, en todo caso, prefiero una cabra, porque con toda la yerba que hay, no se muere de hambre ni queriendo, y “encimba” te da leche -y si es buena lechera- hasta puedes hacer queso, y ¿quien dijo no es animal mascota, y animal de compañía?
 
    El Padre Báez, que aconseja no dejen morir de hambre a ningún perro; y si pone una cabra, ella no dejará morir de hambre al cabrero. El perro, si te descuida te busca una desgracia: cárcel, multa, y hasta te puede matar. Una cabra, lo más, te topa, pero jugando, que es como te alegra hasta la vida.

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