martes, 17 de mayo de 2016

qué razones...

¿Qué razones ocultas deben haber...
... para que la opinión de más de dos millones de habitantes habidos en las islas, y manifestadas en distintos medios y por todos los colectivos, solo dos personas se mantengan contrarios a la voluntad democrática de todo un archipiélago en contra  de la matanza de las cabras, y frente a ese no generalizado y totalizador, que dos personas del cabildo y solo dos, tengan más peso que dos millones (¡o más!) se opongan?
Es algo que llama la atención, y sorprende grandemente esta actitud dictatorial propia de épocas superadas de las que solo quedan restos por América Latina, donde al pueblo no se le hace caso y el presidente y su consejero -en nuestro caso- maldito el caso o caso omiso que hace a la masa, a la plebe, que según ellos todos, los dos millones están equivocados y solo dos (brito y morales, morales y brito [que no son cuatro, sino dos en distinto orden los mismos]) están en posesión de la verdad. Esto debe responder a un plan secreto, que en lugar de desvelarlo, lo disimulan con mentiras y tonterías como que porque hay una flor -que no es cierto- en el Macizo, hay que matar todas las cabras correspondientes a una extensión de casi media isla. Hay razones ocultas, y eso en democracia no es malo, sino dictadura, pura y dura. Estamos pues en manos de dictadores disfrazados de demócratas, pero que no hacen la voluntad del pueblo, sino sus intereses, y esperemos en su día se les dé el mismo trato que hoy a Franco; pasa, que mientras, los hay doblegados, porque en tiempos del franquismo, los habían que hacían la guerra para descabalgarlo, a él, sus principios, su gobierno, que al decir de hoy, y ahora respecto al morales-brito, salvo alguna voz aislada pidiendo su dimisión, sin que el pueblo se lance a la calle para exigir dejen ya de matar a las cabras, y por descontado el puesto que ocupan y que no se lo merecen, Al defraudar a los votantes, que engañados esperaban otra cosa, y se encuentran con su contraria; pues con las cabras, matan nuestra Historia, nuestra economía, nuestras tradiciones y cultura, y nos hacen depender del mundo, aumentando el paro y la pobreza, a la par que ofertarán el solar limpio de animales y personas, ¿a quién y para qué?, ¿qué hará luego el cabildo con nuestra isla?, ¿a quién se la entregará?, ¿a qué precio?, ¿qué futuro nos aguarda?
El Padre Báez, que recuerda a los de Fuenteovejuna, que aquí sería Fuentecabruna, si todos a una, esto se pudiera parar, retomar el curso de lo que siempre fue y volver a lo que siempre hubo: agricultura y ganadería y no vender, ni entregar, ni regalar, ni desprendernos de nuestra mayor riqueza: nuestra tierra, nuestra isla, que debe seguir siendo nuestra y no de extraños, y no nosotros sus vasallos y esclavos. Pero, si el pueblo no reacciona, es porque astutamente lo han drogado con el fútbol y de otra cosa no se habla en los Medios, todos los días y a todas horas, que no sea de ese único y trascendental tema, y en ello, hasta los más maúros, olvidando sus raíces y de dónde vienen y lo que han dejado: han cambiado el campo-campo, por el campo-de fútbol, solo que la diferencia es que aquél daba trabajo y comida, y éste hambre y pobreza. Impidamos los planes secretos del cabildo volviendo a lo que siempre tuvimos: al sector primario; recuperemos el campo poco a poco y sus faenas; vuelvan los animales, y habrá comida y trabajo, salud y alegría. El cabildo nos arruina.
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Al menos en esto estamos implicados -que se sepa- tres curas Paco Martel, Juan Antonio Santamaría y un servidor):
Fernando, gracias muchas por tu visita animadora de ayer tarde. Es verdad que todos valoramos de verdad la salud cuando la perdemos. Hoy visitamos a otros  y mañana  lo harán a ti. De verdad que fue un rato bueno, cosa que a veces nos descuidamos entre los compañeros: sí, sucede con pena que no nos llamamos y no nos visitamos cuando hay noches oscuras en el camino que es cuando falta la luz en la noche oscura que se pasa. Deseo que sigas poniendo algo de luz en saber conservar nuestra naturaleza. Tus escritos, creo que a veces son algo largos, nos ayudan a examinar cómo tratamos nuestro medio ambiente. Sé que para ello muchos de nuestros políticos tendrían  que vivir un tiempo en el campo para ser reeducados. Todavía recuerdo mi niñez en Jinámar, cerca de la Sima, llevando yerba a las cabras y luego sentarme junto a ellas y comer la leche recién ordeñada mezclada con el buen gofio de millo o de trigo que sabía a gloria. Adelante y que vivan las cabras que hacen en nuestras islas su historia día a día.
Abrazos Paco (Don Francisco Martel, Pbro.).
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¡Pobre pueblo!, recordando que 'pueblo' somos todos️☔️🐐🐐🐐
Buena tarde,
Juan Antonio Santamaría Alonso – Sacerdote.

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