¿Qué razones ocultas deben
haber...
... para que la opinión de más de dos millones de
habitantes habidos en las islas, y manifestadas en distintos medios y por todos
los colectivos, solo dos personas se mantengan contrarios a la voluntad
democrática de todo un archipiélago en contra
de la matanza de las cabras, y frente a ese no generalizado y
totalizador, que dos personas del cabildo y solo dos, tengan más peso que dos
millones (¡o más!) se opongan?
Es algo que llama la atención, y sorprende
grandemente esta actitud dictatorial propia de épocas superadas de las que solo
quedan restos por América Latina, donde al pueblo no se le hace caso y el
presidente y su consejero -en nuestro caso- maldito el caso o caso omiso que
hace a la masa, a la plebe, que según ellos todos, los dos millones están
equivocados y solo dos (brito y morales, morales y brito [que no son cuatro,
sino dos en distinto orden los mismos]) están en posesión de la verdad. Esto
debe responder a un plan secreto, que en lugar de desvelarlo, lo disimulan con
mentiras y tonterías como que porque hay una flor -que no es cierto- en el
Macizo, hay que matar todas las cabras correspondientes a una extensión de casi
media isla. Hay razones ocultas, y eso en democracia no es malo, sino dictadura,
pura y dura. Estamos pues en manos de dictadores disfrazados de demócratas, pero
que no hacen la voluntad del pueblo, sino sus intereses, y esperemos en su día
se les dé el mismo trato que hoy a Franco; pasa, que mientras, los hay
doblegados, porque en tiempos del franquismo, los habían que hacían la guerra
para descabalgarlo, a él, sus principios, su gobierno, que al decir de hoy, y
ahora respecto al morales-brito, salvo alguna voz aislada pidiendo su dimisión,
sin que el pueblo se lance a la calle para exigir dejen ya de matar a las
cabras, y por descontado el puesto que ocupan y que no se lo merecen, Al
defraudar a los votantes, que engañados esperaban otra cosa, y se encuentran con
su contraria; pues con las cabras, matan nuestra Historia, nuestra economía,
nuestras tradiciones y cultura, y nos hacen depender del mundo, aumentando el
paro y la pobreza, a la par que ofertarán el solar limpio de animales y
personas, ¿a quién y para qué?, ¿qué hará luego el cabildo con nuestra isla?, ¿a
quién se la entregará?, ¿a qué precio?, ¿qué futuro nos aguarda?
El Padre Báez, que recuerda a los de Fuenteovejuna, que
aquí sería Fuentecabruna, si todos a una, esto se pudiera parar, retomar el
curso de lo que siempre fue y volver a lo que siempre hubo: agricultura y
ganadería y no vender, ni entregar, ni regalar, ni desprendernos de nuestra
mayor riqueza: nuestra tierra, nuestra isla, que debe seguir siendo nuestra y no
de extraños, y no nosotros sus vasallos y esclavos. Pero, si el pueblo no
reacciona, es porque astutamente lo han drogado con el fútbol y de otra cosa no
se habla en los Medios, todos los días y a todas horas, que no sea de ese único
y trascendental tema, y en ello, hasta los más maúros, olvidando sus raíces y de
dónde vienen y lo que han dejado: han cambiado el campo-campo, por el campo-de
fútbol, solo que la diferencia es que aquél daba trabajo y comida, y éste hambre
y pobreza. Impidamos los planes secretos del cabildo volviendo a lo que siempre
tuvimos: al sector primario; recuperemos el campo poco a poco y sus faenas;
vuelvan los animales, y habrá comida y trabajo, salud y alegría. El cabildo nos
arruina.
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Al menos en esto estamos implicados -que se sepa- tres
curas Paco Martel, Juan Antonio Santamaría y un
servidor):
Fernando, gracias muchas por
tu visita animadora de ayer tarde. Es verdad que todos valoramos de verdad la
salud cuando la perdemos. Hoy visitamos a otros y mañana lo harán a ti. De
verdad que fue un rato bueno, cosa que a veces nos descuidamos entre los
compañeros: sí, sucede con pena que no nos llamamos y no nos visitamos cuando
hay noches oscuras en el camino que es cuando falta la luz en la noche oscura
que se pasa. Deseo que sigas poniendo algo de luz en saber conservar nuestra
naturaleza. Tus escritos, creo que a veces son algo largos, nos ayudan a
examinar cómo tratamos nuestro medio ambiente. Sé que para ello muchos de
nuestros políticos tendrían que vivir un tiempo en el campo para ser
reeducados. Todavía recuerdo mi niñez en Jinámar, cerca de la Sima, llevando
yerba a las cabras y luego sentarme junto a ellas y comer la leche recién
ordeñada mezclada con el buen gofio de millo o de trigo que sabía a gloria.
Adelante y que vivan las cabras que hacen en nuestras islas su historia día a
día.
Abrazos
Paco (Don Francisco Martel, Pbro.).
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¡Pobre pueblo!, recordando
que 'pueblo' somos todos⁉️☔️🐐🐐🐐
Buena
tarde,
Juan Antonio Santamaría
Alonso – Sacerdote.
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