miércoles, 31 de agosto de 2016

mitos...

Los mitos de los pinos, no: que son verdades...
... ¡si al menos contáramos con un periodismo científico!, pero es que ¡ni eso!, para parar las patas al cabildo. Todos les dicen (los medios de comunicación): “¡sí güana, sí!” Que, los efectos negativos, sin ningún beneficio de los pinos, es una realidad como una catedral, hay que estar ciego -o pertenecer al cabildo- para no verlos. Menos mal, que uno -modestamente con estos escritos- motiva la controversia, y como en el asunto de las cabras, la sociedad entera acaba por implicarse, lo cual es bueno, justo y necesario, pues en el secretismo y silencio es como el cabildo se crece.
Y hemos aclarado no se trata de reforestar (pues no devuelven el terreno a los bosques naturales que teníamos), sino que se trata de plantaciones y más plantaciones, y ello de solo y todo de pinos (350.000 ahora a Veneguera y toda la isla después durante cuarenta años, si se lo permitimos). La isla ya casi está en 3/4 partes llena de pinos, ¡menuda desgracia! Y en torno a ellos, una cantidad de mentiras que hasta asombra por la ingenuidad, y hasta vergüenza da reseñarlas. El peor, o uno de los peores efectos es la acidificación que causan los pinos al suelo donde se hayan plantado y hasta su alcance por raíces y sombras (y la pinocha). Bastaría un análisis del terreno, para comprobar su acidez, si es que hay pinos en el mismo. Y pido disculpa por la terminología que voy a utilizar, pero ya es hora hable a los “técnicos” e ingenieros en su propio lenguaje por si lo han olvidado, quo lo de uno es la Historia y la Teología, y sin embargo me derivo a lo que es obra de Dios, y que este cabildo se la está cargando, que: el pino, por su propias características de formación, allá donde esté plantado, interviene en el proceso que les es connatural, y producido por la propia acción conjunta, que simultánea e interrelacionada, dependiendo de la cantidad de agua o lluvia, o lo que es lo mismo la hidrolisis del aluminio y la actividad de las raíces de los pinos, con la nitrificación y la acumulación de materia orgánica del lugar donde esté... me resisto a seguir, que hablo y escribo para mi gente sencilla, y hasta analfabeta o sin estudios, ¡a ellos que los parta un rayo!, pues como bien ha dicho el amigo abogado Juan Francisco Ramírez solo entenderían si dejáramos de comprar los miércoles para cambiar, y a ver si asumimos eso como tarea religiosa puesto que muchos han perdido la fe, la sustituyan por este compromiso, y obtengamos la paralización de nuevas plantaciones y el arranque de las que están...
El Padre Báez, que al tratarse de coníferas, otra cosa no podemos esperar sino los males conocidos y por conocer, pues el daño irá más allá del suelo a los que aún nos mantengamos aquí, si antes no emigramos.
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Solo me toca, a diario, agradecer el apoyo, y los ánimos que me dan y que recibo de forma continuada, y tanto, que me cuesta y falta tiempo, para leerlos todos, y menos para responderlos todos. Un ejemplo entre varios cientos de ellos (y me disculpen el numerosísimo resto):
“... gracias Padre Báez, por ayudarnos a ver la verdad sobre los pinos. Está claro, el cabildo nos ha engañado, y que esos “técnicos” deben ser unos zoquetes, porque si son ingenieros forestales, ¿por qué no plantan árboles que siempre han estado aquí, y que además nos dan comida? Repito las gracias, por abrirnos los ojos, los mismos que nos tienen vendados -como usted dice- por el fútbol. Por favor, no deje de seguir dándonos lecciones contra un árbol, sin beneficio alguno, y que tanto daño hace, y sin embargo, otra cosa no nos planta. Me apunto a lo de los miércoles, y así lo extiendo entre mi familia, vecinos, amigos y conocidos, con gran aceptación, y he comprobado, que no han comprado algunos, ni el pan de cada día, ¡la cosa funciona!...” (Andrés Pérez  Rodríguez).
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“... se complacen en la mentira...” (salmo 61). / “... nos ha defraudado...” (salmo 30). / “... ¿quién podrá resistir?...” (salmo 129).

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