viernes, 26 de agosto de 2016

al medio ambiente...

Cómo afectan los pinos al medio ambiente...
... si se le ocurriera plantar un pino en su jardín -cosa que no le aconsejo-, sepa que el pino, es una conífera de lo peor del mundo, y que impactará negativamente en el medio ambiente que le rodea, y así él, acumulará tierra forestal, absorbiendo toda el agua y cambiando la química de su terreno y todo el que alcance. Y por descontado no podrá plantar ninguna planta de jardín (o de flores), pues debajo del pino, no crece: ¡ni otro pino!
El pino le va a dar agujas en pinocha, destruyendo la materia orgánica que haya en su entorno, tierra o jardín, que al descomponerse envenena la tierra y la esteriliza. Y, en cuanto a sus raíces, no pueden ser más dañinas: de entrada, le va a erosionar irremediablemente el suelo; por su parte se encarga de no dejar escapar ni una gota de agua, hasta resecar el terreno donde está plantado y entorno. Plantar un pino, es una de las peores acciones que puedes llevar a cabo y como decía mi padre (que en gloria está, ¡segurísimo!, pues era un buen hombre, esposo ejemplar y padre único, mejor vecino y fiel cristiano): “que antes se me partan las manos”. Sus dichosas y maléficas raíces -como el tronco y las ramas- contribuyen a un pH más acídico, lo cual perjudica grande y gravemente al entorno tanto en el aire como en la tierra o suelo; con un pino en su vida, expulsa -de por vida- por siempre, la posibilidad de flores, frutos o cualquier otro vegetal, y ni siquiera otro pino. Si plantas un pino, sabes que ya no puedes plantar absolutamente nada en su entorno, o hasta donde alcancen sus raíces y sombra. El pino, no solo es tóxico para otras plantas sino que afecta gravemente a las personas que estén cerca de ellos o con ellos, pues desprende -aparte de la pegajosa resina- ácidos, quecertina, taninos, etc., que impiden todo crecimiento de otras plantas o vegetal alguno. Y ni con cal que quieras cambiar el terreno, lo vas a conseguir.
El Padre Báez, que aparte de lo dicho, y mucho por decir, del pino, ¡ni en compots!, pues envenena y mata la tierra imposibilitando el crecimiento de nada en ella. Y, se me ocurre, muerto, por favor, ¡no me entierren en una caja de madera de pinos! Lo ruego por favor, para poder descansar en paz. Mientras el cabildo proyecta plantar 350.000 en Veneguera, y no parar de plantarlos hasta durante cuarenta años (los calculados en plantar al cien por cien la isla toda de solo pinos). Pues ya saben lo que nos espera, ¡y más que les iré contando! Pues, si con uno solo en su jardín tiene lo dicho; ¿Qué nos aguarda con toda la isla plantada de solo y todo de pinos? ¡Ni les cuento! Por entonces, un servidor ya no estará en este mundo, gracias a Dios.
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 Lo de este artista vasco, ¡es mucho! Lean lo que dice en tan poco (lástima hayan personas no lo vean así, como él y hagan otro tanto, en lugar de llevarte la contraria, cuando la evidencia y el resultado de los pinos, están ante nuestros propios ojos):
Un abrazo  muy fuerte desde Amberes, no sé en qué momento, ni cómo, pero espero apoyarle en esto. Me parece vital, le deseo todo el ánimo del mundo y optimismo, tiene la fuerza  de la razón. Pedro Mariano Urbistondo Esteban.
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“... y no con sabiduría de palabras... sino en  necedad... que es fuerza... destruirá la sabiduría de los sabios... predico escándalos...” (1 Cor 1, 17-25). / “... anunciadlo... pregonadlo... gritad a pleno pulmón... aprisa, no os paréis... ante la gran desgracia, la gran calamidad... ¡ay de nosotros! Estamos perdidos... sus planes son desatinados... guardas del campo nos cercan... no puedo callar... la isla está deshecha... destrozada... mi pueblo es insensato... necios que no recapacitan... miro a la tierra, y no hay hombres... lo que era un vergel, es un páramo... todo arrasado... incendios... esto quedará desolado, aniquilado... la tierra guarda luto...” (Jer 4, 5-8. 13-28). / “... que el malvado cambie de conducta... nuestra vida está amenazada... pues son negligentes en el bien...” (del comentario de san Jerónimo, presbítero, sobre el libro del profeta Joel). / “... los hay que me hacen la guerra... me acusan de cosas que no saben... me laceran sin cesar... rugen... enemigos traidores... anunciaré la verdad...” (salmo 34). / “... no discurren... no aducen pruebas...” (Is 45, 15-26). / “... malas palabras no salgan de vuestra boca; lo que digáis sea bueno, constructivo, oportuno... desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda maldad. Sed comprensivos...” (Ef 4, 29-32). / “... apárteme del camino falso... y escoja el camino verdadero...” (salmo 118). / “... no me desvíe... y camine en la verdad... no me deje sobornar... camine en la integridad, me mantenga en el buen camino...” (salmo 25). / “... no obréis por rivalidad ni por ostentación... no os encerréis en vuestros intereses, sino buscad el interés de los demás...” (Flp 2, 2b-4). / “... sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otros...” (Col 3, 12-13).

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