Hidroaviones y helicópteros...
... ¿para evitar incendios en nuestras islas
desgraciadas por los pinos? No, no hacen falta ninguna base permanente de
hidroaviones, que den de comer a pilotos godos, lo que hace falta es, que el
cabildo se decida de una p. v. a arrancar los pinos, los sustituya por
castañeros y otros frutales, y se dejen de plantar más pinos, como tienen
programado durante cuarenta años sin parar, y para comenzar o continuar, van a
caer -si se lo permitimos- 350.000 pinos más, solo en Veneguera y así
sustituyen mangos, papayos, aguacates, naranjas, plátanos etc., del lugar, donde
antes zafras de tomates, por pinocha que según creen estos simplones, también se
come.
Déjense de darle dinero a hidroavionetas y a sus pilotos, y dejen soltar y
multiplicar las cabras, sueltas o en rebaños -curioso-, pero hacen todo lo
contrario, las únicas que nos pudieran limpiar el campo de lo que arda -menos
los pinos- son las cabras y estos sanacas del carajo, las matan. Pues únanse a
la campaña que ya viven muchos miles y cada vez más los que se suman a no
comprar nada los miércoles, y así cuando las cajas no registren nada, y sean
días de ruinas para tiendas, mercados, supermercados, áreas comerciales y demás
del gremio o ramo, ¡por la cuenta que les traen, ellos pararán de matar cabras y
de plantar pinos! Es el único idioma que entienden, y esta guerra, la tiene que
ganar el pueblo. Paren ya de plantar pinos, y dejen tener cabras sin tantas
trabas y dificultades, pues para una sola cabra hace falta 14 libros para su
control de todo-todo, y los pobres cabreros analfabetos algunos todavía, no son
administrativos para rellenar tantos libros cada jornada, sin lo cual multas que
los arruinan.
El Padre Báez, que para acabar con los incendios, sabe
sobran hidroaviones, sobran helicópteros, sobran 300 vigilantes de miedo
ambiente, sobran toda esa parafernalia de bomberos y demás gente especializada
en apagar fuego, que eso lo hacen hasta los totorotas, con lo que mean, sin
estudio, sin uniformes, y sin nada, solo que les dejen actuar, y les den palos a
las llamas, pero justo lo contrario, no dejan acercarse a nadie, y ellos
permiten el fuego lo quemen todo: casas, bienes, recuerdos, cosechas, animales,
y hasta que se cobre alguna vida humana de vez en cuando (que es lo que buscan).
Sobran los pinos y se acabarán entonces los incendios; mientras los tengamos,
son la materia que arde: pinocha y resina: ¡incendios de por vida y seguros,
antes o después, allí y aquí! Verdad de Perogrullo.
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Son ideas (las de C. N. S.), aunque la única que un
servidor acepta -y nadie lo dice- es la
de dejarlos en los riscos colgados, librar la tierra de pastoreo y de
agricultura de ellos, y no seguir plantándolos (a Veneguera, el cabildo la va a desgraciar con 350.000 ejemplares,
sin que por allí aquello sea un pinar, en lo que lo quiere convertir, ¿para
incendios y vigilantes de por vida?), que es asegurarse la continuidad de
incendios, planten lo que no arde, como castañeros, olivos, nogales, almendros,
etc., que encima nos dan comida y no solo pinocha, ¡que no se come! Y déjense de
ideas absurdas y ridículas (con perdón):
Hola, Padre Báez: El fuego
del Pinar se habría prevenido con aprovechamiento selvático del pinar: resina,
madera, brea, pinocha...
No olvide que el pino
canario, tras miles de años se ha adaptado a
los incendios por volcanes y otros, “aprendió” a protegerse: con las
primeras lluvias volverá a brotar. Ahora bien, cortinas naturales de
antiincendios es muy complicado.
Se estima que
puede generar muchos puestos de trabajo real el antiguo uso de la brea
(¿para qué?) y la extracción de resina (¿para
qué?). No tocar los pinos no es
una opción beneficiosa ni para ellos mismos pues al no reproducirse de forma
natural están plantados muy juntos y se debilitan y enferman impidiendo un
bosque sano, biodiverso y natural.
Las tierras de
cultivo deben ser reaprovechadas con estudios propios realizados por ULPGC y ULL
(basta con dejarlas en manos de los pocos ancianos
agricultores y pastores que quedan, ¿qué saben de agricultura y pastoreo los
profesores, catedráticos, licenciados, maestros, etc., de aulas en las
universidades, de campos y tierras, de animales y sus cuidados?, ¿acaso son las
cabras como los alumnos, y los suspensos realmente calabazas?). Las islas canarias (ahora
tabaiberas), merecen una oportunidad de
autoabastecimiento y reinventarse como han hecho después de cada
crisis.
Un abrazo
(y discúlpame C. estas intromisiones en tu texto o
comentario, pero va de corazón y razón. Un abrazo y gracias).
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“... fuego
voraz... ¿ca-britos?... urde el engaño... ¿y me voy a callar?... te acusaré, te
lo echaré en la cara...” (salmo
49).
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