lunes, 8 de agosto de 2016

hidroaviones...

Hidroaviones y helicópteros...
... ¿para evitar incendios en nuestras islas desgraciadas por los pinos? No, no hacen falta ninguna base permanente de hidroaviones, que den de comer a pilotos godos, lo que hace falta es, que el cabildo se decida de una p. v. a arrancar los pinos, los sustituya por castañeros y otros frutales, y se dejen de plantar más pinos, como tienen programado durante cuarenta años sin parar, y para comenzar o continuar, van a caer -si se lo permitimos- 350.000 pinos más, solo en Veneguera y así sustituyen mangos, papayos, aguacates, naranjas, plátanos etc., del lugar, donde antes zafras de tomates, por pinocha que según creen estos simplones, también se come.
Déjense de darle dinero a hidroavionetas y a sus pilotos, y dejen soltar y multiplicar las cabras, sueltas o en rebaños -curioso-, pero hacen todo lo contrario, las únicas que nos pudieran limpiar el campo de lo que arda -menos los pinos- son las cabras y estos sanacas del carajo, las matan. Pues únanse a la campaña que ya viven muchos miles y cada vez más los que se suman a no comprar nada los miércoles, y así cuando las cajas no registren nada, y sean días de ruinas para tiendas, mercados, supermercados, áreas comerciales y demás del gremio o ramo, ¡por la cuenta que les traen, ellos pararán de matar cabras y de plantar pinos! Es el único idioma que entienden, y esta guerra, la tiene que ganar el pueblo. Paren ya de plantar pinos, y dejen tener cabras sin tantas trabas y dificultades, pues para una sola cabra hace falta 14 libros para su control de todo-todo, y los pobres cabreros analfabetos algunos todavía, no son administrativos para rellenar tantos libros cada jornada, sin lo cual multas que los arruinan.
El Padre Báez, que para acabar con los incendios, sabe sobran hidroaviones, sobran helicópteros, sobran 300 vigilantes de miedo ambiente, sobran toda esa parafernalia de bomberos y demás gente especializada en apagar fuego, que eso lo hacen hasta los totorotas, con lo que mean, sin estudio, sin uniformes, y sin nada, solo que les dejen actuar, y les den palos a las llamas, pero justo lo contrario, no dejan acercarse a nadie, y ellos permiten el fuego lo quemen todo: casas, bienes, recuerdos, cosechas, animales, y hasta que se cobre alguna vida humana de vez en cuando (que es lo que buscan). Sobran los pinos y se acabarán entonces los incendios; mientras los tengamos, son la materia que arde: pinocha y resina: ¡incendios de por vida y seguros, antes o después, allí y aquí! Verdad de Perogrullo.
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Son ideas (las de C. N. S.), aunque la única que un servidor acepta -y nadie lo dice-  es la de dejarlos en los riscos colgados, librar la tierra de pastoreo y de agricultura de ellos, y no seguir plantándolos (a Veneguera, el cabildo la va a desgraciar con 350.000 ejemplares, sin que por allí aquello sea un pinar, en lo que lo quiere convertir, ¿para incendios y vigilantes de por vida?), que es asegurarse la continuidad de incendios, planten lo que no arde, como castañeros, olivos, nogales, almendros, etc., que encima nos dan comida y no solo pinocha, ¡que no se come! Y déjense de ideas absurdas y ridículas (con perdón):

Hola, Padre Báez: El fuego del Pinar se habría prevenido con aprovechamiento selvático del pinar: resina, madera, brea, pinocha...
No olvide que el pino canario, tras miles de años se ha adaptado a  los incendios por volcanes y otros, “aprendió” a protegerse: con las primeras lluvias volverá a brotar. Ahora bien,  cortinas naturales de antiincendios es muy complicado.
Se estima que puede generar muchos puestos de trabajo real el antiguo uso de la brea (¿para qué?) y la extracción de resina (¿para qué?). No tocar los pinos no es una opción beneficiosa ni para ellos mismos pues al no reproducirse de forma natural están plantados muy juntos y se debilitan y enferman impidiendo un bosque sano, biodiverso y natural.
Las tierras de cultivo deben ser reaprovechadas con estudios propios realizados por ULPGC y ULL (basta con dejarlas en manos de los pocos ancianos agricultores y pastores que quedan, ¿qué saben de agricultura y pastoreo los profesores, catedráticos, licenciados, maestros, etc., de aulas en las universidades, de campos y tierras, de animales y sus cuidados?, ¿acaso son las cabras como los alumnos, y los suspensos realmente calabazas?). Las islas canarias (ahora tabaiberas), merecen una oportunidad de autoabastecimiento y reinventarse como han hecho después de cada crisis.
Un abrazo (y discúlpame C. estas intromisiones en tu texto o comentario, pero va de corazón y razón. Un abrazo y gracias).

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“... fuego voraz... ¿ca-britos?... urde el engaño... ¿y me voy a callar?... te acusaré, te lo echaré en la cara...” (salmo 49).


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