sábado, 30 de junio de 2012

Por unos centímetros...

Por unos centímetros de más.

Vergüenza me da decir, lo que les voy a contar. Y conste, que lo voy a contar, como me lo contaron. El asunto es, que, va un pobre hombre, y por miedo a medio ambiente, pidió permiso, para hacer una pared, y avisado por un alma caritativa, que lo vio en el intento, fue avisado, que debía pedir permiso, si no quería ser multado por eso, por hacer una pared, que le hacía falta, y no es el caso explicar más, fuera para lo que fuera, que sí, después de largo periplo de espera y de las pertinentes visitas, croquis, certificados de arquitecto, registros, y no sé cuanto más, que al final, vino el susodicho permiso, pero
con una nota explícita y concreta, que bajo ningún concepto la pared no sobrepasara, el metro de altura, y heme a mi hombre, con su voluntad a media, en esa cursilada de pared, que no cubría sus necesidades, por ridícula, por quedar mucho más debajo de lo que él necesitaba, y por aquello de que más vale poco que nada, se llenó de paciencia, y ajustándose a lo mandado, se puso mano a la obra, de mampostería, en algo de cemento escondido, para que quedara a piedra vista (otra de las condiciones), que mi hombre no satisfecho por lo dicho acabó su mini obra. Y, hasta aquí, pues nada, que se remiraba en la cursilada de pared, y un día, cuando más tranquilo estaba, y menos lo esperaba, van y vienen los del medio ambiente, a ver si se había ajustado al permiso dado, y con metro en ristre van haciendo catas hasta que encuentran –por irregularidad del terreno, que la pared, según qué desniveles respecto al resto, superaba el metro (pero sin llegar a metro y medio y ¡ni mucho menos los dos metros, que vuelvo y repito, un metro y por partes, por aquello de cerrar el nivel, se pasaba unos pocos centímetros, no les cuento la multa que le “jincaron” al pobre hombre, por pasarse ese mínimo imperceptible en la altura dada.

Pues, que pagó, después de un rosario de papeles, visitas, etc. , etc.

Ahora, apelo a la cordura del lector, para que juzgue la actitud de unos políticos, que aburren al personal, y que castigan por nada y por todo.

Y ya solo cabe, la pregunta del millón: ¿hasta cuándo este pueblo borrego, va a permitir estos abusos de poder, esta tomadura de pelo, y este atropello, que se le hace al hombre del campo, justo cuando al amigo del político o el mismo político hace lo que le da la gana.

Pero, lo hoy contado, es “pecata minuta”, o poca cosa, para lo que les tengo reservado en siguientes comentarios. Lástima que cada día –para no cansarles- solo les mande uno, porque es que tengo casos, que claman justicia, ante tanta injusticia, que lleva algunos al suicidio (¡como acaban de leerlo, dejando niñas pequeñas, viuda, y multa que se cobraran robando la tierra a la viuda y a las huérfanas, por ensanchar un camino...!)

El Padre Báez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario