domingo, 24 de junio de 2012

Lo que va de ayer...

Lo que va de ayer a hoy...


... primero, eran novios; y la gente, cuando se casó, decían:

-        “¡se lleva una joya!”
-        “¡esa mujer, es un tesoro!”
-        “¡eso, es un santa!”
-        Etc.

Y cierto, así era:

Llegaba de trabajar el “maridito”, y la mujer cogía un barde, y le lavaba los pies; ¡y se los secaba! Por supuesto, le llevaba el desayuno a la tierra; y al llegar, le decía:

-        “¡Mira mi hombre, arreglando la tierra...!”

Y él le decía:
-        “¡Rosario, que el vecino ya tiene media cadena ará (da)!”

Pasó el tiempo, y mi buen hombre, se metió a taxista. ¡Y bien!, hasta que se jubiló, y volvió a la tierra –más bien, a los animales-, y puso unas cabras...

Antes, este caballero, se duchaba una vez por semana; ahora su mujer lo hace duchar tres veces al día; y todo, ¡porque viene de las cabras!

Siempre durmieron juntos, cumpliendo con el débito; pero, ahora, le tiene una habitación aparte, ¡en la azotea! Si viene de las cabras –como es preceptivo y lógico- tiene que dejar los zapatos, en la puerta; le dice:

-        “¡Para que no me entres tierra!”

Y si por casualidad, se acuestan juntos, la mujer lo echa a empujones de la cama, hasta que lo tira al suelo...

-        “¡Ahhh...!”

El Padre Báez.

PD.-
De ellos se dice o cuenta, que mientras eran solteros, todo se le iba en ir hasta donde el lunar, a tocarlo, a...; pero, que pasados algunos años de casados, y ante la indiferencia del esposo, ella, se acercaba con el lunar, y el marido, le decía:

-        “¡quita allá, con esa berruga!”

El Padre Báez.

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