martes, 26 de junio de 2012

Mi pobre tabaibal (las 7 islas [antes “Canarias”]):

Que va usted a una fiesta, y después de la procesión, te paras para ver el pase o desfile de los animales, y te cansas de ver caballos, potros, yeguas, y más caballos (y caballeros), menos vacas -casi ninguna-, y ninguna cabra, y ni una sola oveja o carnero (cabrones tampoco); le siguen los perros, y otras mascotas. Y se acabó el desfile y todo eso, ¡encima lo aplaude!
Y mi pregunta es: ¿por qué no dejan desfilar a las cabras y a las ovejas?, ¿por qué se oculta el ganado caprino y ovino? Y sigo preguntando: ¿por qué el pasto que estos animales se comen, viene todo él de fuera?, ¿acaso no tenemos pasto aquí, para dar y tomar, y de sobra?, ¿es que lo reservan para el fuego? ¿Por qué piensos y granos –también- viene y lo traen de fuera, teniendo la mejor tierra del mundo para su producción?, ¿por qué no dejan cultivar nada aquí? Si usted intenta hacer algo, cualquier tipo de mejora, o simplemente cultivar algo te lo prohíbe medio ambiente, ¿por qué medio ambiente, no permite hacer nada en la tierra? ¿Qué razón hay o tienen para que esté y tengan todo protegido? Antes el terrateniente era grande, tenía poder, era un hombre rico, daba trabajo; ahora, eres un desgraciado, sin poder alguno. Ahora, todo el poder –y poder absoluto- lo tiene el medio ambiente. ¿No se están pasando ya de la raya, y desde hace tiempo? Todo hay que comprarlo fuera, ¿y es que nuestra economía nos permite comprar y depender totalmente del exterior? ¿Qué razón hay, para que no te dejen sembrar? ¿Es que teniendo todo reservado y protegido nos trae algún bien?, ¿o no ocurre todo lo contrario? Es decir, tanta protección y reserva, solo trae desgracias y daño. Ningún beneficio se sigue de tanta protección y reservas. Solo se perjudica al agricultor y al ganadero, al que le cortan brazos y piernas (no lo dejan hacer nada). No se respeta al agricultor y al ganadero, al que solo se acercan a él, para multarlo y sancionarlo.

Pena da, ver a los animales en las ferias, en las que les ponen toldos y les buscan sombra, cuando un animal, jamás busca la sombra aún estando suelto, sino el sol. Lo único que quiere el animal, como ser vivo, es el agua, pero el sol lo cría. Pero, los técnicos, le buscan sombrita a los animales. Animales, que están siempre al sol y la falta de éste, los enferman (justo lo que está pasando con las cabras, que las tienen en corrales, y bajo techo, y no están sanas (acaban con todo). Precisamente, hombres que nunca han criado un animal, son los que están dando normas y leyes al campesino (¡que se las sabe todas! , pero lo acata todo y paga). Los animales, están siempre al sol. Jamás se verá a un animal por sí buscar y echarse a la sombra, y se la dan en ferias y otros eventos. Leyes que venidas de Bruselas, las aplican aquí a rajatabla y con una fidelidad extraordinaria, con tal de recabar dineros a costa de leyes ridículas y absurdas, como la que les contaré enseguida (en el siguiente párrafo). Pasa, que al no haber unión entre los colectivos agrícolas y ganaderos, todos callan y pagan, pagan y no protestan; no se unen en y para defender lo que siempre han hecho (por lo pronto, debieran exigir la devolución del dinero de las multas por hacer lo correcto [coger una retama, segar un berol, limpiar un escobón, etc.]). Y lo grave es, que los jóvenes emprendedores, que se arriesgan venir o ir al campo, enseguida lo dejan ante tanta burocracia, requisitos, normas, leyes, etc. Pues –repito- no te dejan sembrar en zonas protegidas, y a ver qué daño se le hace a la tierra, si se la cultiva. Es algo que no cabe en cabeza humana, que no te dejen labrar (de ahí “labrar”, el labrador), que no te dejen sembrar la tierra, que no tejan trabajar en la tierra. Que nada de lo dicho atrás, perjudica a la tierra; muy al contrario, la beneficia...

Y viene lo anunciado antes: el absurdo de los absurdos: que si echas el suero al suelo, te multan. Sabido es, es comida de personas, y de cerdos, que es un alimento de calidad, y que no contamina, sino que hasta es un abono; pues, como te cojan con suero en el suelo, ¡te la ganaste! Pero, lo grave ya no es que no te permitan tirarlo, es que te prohíben se lo eches a los cochinos. Y es que dicen, el suero es contaminante. Entonces, ¿un servidor que se crió con suero, estoy contaminado? ¡No te digo! Aplican aquí, leyes de afuera, leyes comunitarias, leyes que no te dejan hacer nada; no dejan mover nada. Y lo gravísimo, es: que todos callan; todos, las admiten; y nadie es capaz de protestar. Tenemos y sabemos, la cabra es el animal más rentable, y las están desapareciendo (ya ni las dejan llevar a las ferias). No te protegen la cabra (sabemos las mandan y echan por el mundo). Todo lo que comemos y comen los animales, es importado, lo traen de fuera. Todo lo de fuera entra, y entra sin control; se está dañando de muerte lo nuestro, nuestro propio comercio y economía, al no poder competir, y porque nos están hundiendo con plagas. Plagas que atacan lo nuestro, hasta desaparecerlo todo: papas, tomates, frutas, flora, árboles ornamentales (palmeras y otras). No se controla nada, no hay control alguno; nada de lo que entra se inspecciona. Ahí están esos barcos y esos contenedores llenos de basura, de microbios, de plagas. Y eso, que tenemos un montón de ejércitos, todos uniformados, y no hay inspectores, que vigilen fitosanitariamente y controlen sin rechazar nada, ni multar a los que nos meten toda clase de males, para la salud de personas, animales y plantas. No hay vigilancia; la vigilancia todo está sobre el campo y el campesino; no hay campesino, que no sea vigilado por tierra y aire, las veinticuatro horas del día y la noche; a éstos, sí que los vigilan, controlan y multan. Al hombre del campo (sea agricultor o ganadero), solo lo sancionan, con multas enormes y excesivas (a uno de ellos, por ensanchar un camino, por un barranquillo, para llegar a su tierra y cultivar: seis meses de cárcel, y trescientos mil euros [ante la imposibilidad de pagar tanto, se tiró a un estanque dejando viuda y a dos huerfanitas]).

El Padre Báez.

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