domingo, 17 de junio de 2012

El queso

El Queso:

No, no vengo a hablarles del queso en cuanto que tenemos el mejor queso del mundo, y consiguientemente los mayores premios del mismo; tampoco, que una feligresa, que tiene 12 cabras, y que lo hace que es un primor, no encuentra quién se lo compre, y se le pudre en la nevera y lo tiene que tirar, que lo vende a 6,00 euros el kilo, y que cada día hace dos kilos (del mejor queso del mundo [lo sé porque me regala algunos, y es, ¡una golosina, con pan, con gofio amasado, con papas...!]);
que tampoco les venía a contar, que ahora mismo –así vea los ojos de Dios- tengo seis quesos de distintos tiempos, sabores, tamaño, en mi nevera, y son regalo de mis feligreses de Tecén, Cazadores, La Breña...; que, si les vengo hoy con el tema o asunto del queso, es porque en una de las marchas arqueológicas dominicales –en concreto la que hicimos el Domingo pasado a Agaete-, uno de los amigos de la arqueología, comentando sobre la crisis –de la que habla todo el mundo, pero nadie ve la solución en la tierra- va y me larga el siguiente pensamiento, idea o refrán, que dicho por su abuelo, él lo recuerda y lo aplicaba a la situación que vivimos. Cosas de la filosofía popular, más sabia que la de los mismos filósofos, y que dice así: “¡por más grande que sea el queso, lasca a lasca, se le da fin!” Y no creo hagan falta muchas luces, para entender su significado. Toda vez que ese queso representa la comida, los bienes, el ahorro, etc., todo eso, si no se repone, por más que se tenga, eso se acaba. Y es, justo lo que nos está pasando; a muchos le pasó ya, y le pasará a los que no les haya tocado. Y al fin: todos pobres. Sabido es, que para el queso, hace falta animales (aunque no solo por y para eso); animales, que necesitan comida y sementera, pastos y hierbas (todo protegido), para alimentarse. Y podemos añadir, lo de las vacas flacas; que este pueblo ya está pasando hambre, y más que la va a pasar, y si el queso no se repone, se acaba o termina, y se desearán las cáscaras que se le quitaba limpiándolo, para olerlo al menos como conduto. Que vivimos una situación calamitosa –y más que lo va a ser- y nadie mira al campo y a los animales, los únicos (el sector primario) que nos darían de comer; pues, se acaban los ahorros, se acaba la comida y se acaba la vida, si no buscamos cómo mantenerla. Y con ayudas y dineros que nos manden (¡también se acaban, como el queso), no vamos a sobrevivir.
Les repito el pensamiento: “¡por más grande que sea el queso, lasca a lasca, se le da fin!” Es decir, la despensa se vacía, la cartera también, la cabra se secó hace tiempo, y un surco de papas, no se ve por ningún lado. Y, la riqueza de otro tiempo –lasca a lasca-, nos la hemos comido, y ahora, como pájaros en una jaula, esperando a los barcos que vienen de fuera, nos traigan qué comer. Pasa, que no tenemos dinero para comprar esa comida; a la par que teniendo la  mejor tierra y el mejor clima del mundo, nadie da un timbalazo (¡y pobre si lo da y sin permiso y según qué zona de color, y si arrancó una retama o tabaiba [éstas también dan leche], porque la tierra no le va a dar en muchos años, lo que tiene que pagar de multa!); y los políticos dándonos cursillos de jardinería. ¿Comeremos flores?

El Padre Báez.

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