martes, 17 de enero de 2012

POPURRÍ 117:


Sobre mi tesis (117):
“... y a los que pidieren Ordenes o estudios, por el mesmo casso no se las concedan, y que entiendan que con esto se hazen inábiles para alcançarlo.
Respondieron los Padres, que en esto conviene poner mucho cuidado para que nuestros confessores hagan este ministerio como conviene, pues este es el principal y más ordinario ministerio que la Compañía usa, y con el que más fructo se haze en las ánimas; y para esto aprovechará que aquí adelante ninguno se hordene de Orden sacro de quien no se tenga mucha satisfación de su mucha virtud y zelo de la salud de las ánimas...”

También hay que decir...
...  que ha ayudado -en gran medida- a la desaparición del sector primario- primario (porque “primario” ahora es también el turismo, el carnaval, y no sé qué más, pero no ya el campo), pues que el campo ha desaparecido en gran medida, por el cuaderno de campo; que un pobre anciano -los pocos que quedan- y algunos aunque sabios en lo suyo, analfabetos en cuestión de letras, que deben llevar y anotar todo, cual si de una oficina tuviera en casa, porque ya se las trae, lo de “la trazabilidad y condicionalidad de materias primas y productos”, sin lo cual no puede vender. Pues ahí está la mayor, que solo cosecha para el consumo propio, ¡amigo!

Y con los animales...
... no es menos, porque si tener una cabrita, pá la leche, el queso, el baifo, el estiércol, la compañía -porque la cabra es también animal de compañía-, además de ser “la vaca del pobre”, digo, que si tener una cabra o gallina, paloma o cochina, oveja o vaca, debe y tiene que tenerla registrada e identificada, me consta que muchas personas dejan de tener animales, precisamente, por esta legalización de control severo y exhaustivo, huyendo del castigo (dícese multa, por tener sin eso que hemos dicho, al animalito de Dios). Total, estamos, en un acabose ganadero...

La marcha atrás...
... o retroceso en la agricultura y en la ganadería se nota, en el gran silencio que se “escucha” en el campo; salvo el silbo del viento entre los pinos, no se oye ya nada, ni el mugido de una vaca, tampoco el rebuzno de ningún burro -perros sí; perros a todas horas y por todas pares-, y en cuanto al agricultor, ninguno canta sus alegrías en sus distintas ex faenas. El campo se muere, y el silencio es su mensajero: nadie canta ya...

Y campo, nadie...
... puede decir con mentiras, que no exista; pues campos hay muchos, tal vez demasiados, y si no vean, vean todos los que hay de fútbol, que si estuvieran de papas, en lugar de césped, darían mayor y mejor resultado, y dado que nos promocionan el correr, salgamos a ello, y dejemos los campos de fútbol para plantar y sembrar en los mismos, lo que convenga. Es una opinión, ¡vamos, un decir...!

Este año se han dado...
... de baja 2.000 agricultores, respecto al anterior año, que se dieron de baja 5.000; esto no quiere decir, hayamos mejorado, es que ya casi no quedan campesinos, y cuando no se dé de baja nadie, no es que la cosa haya parado y retomamos o remontamos, sino que no habrá ninguno. Pues, ahí, las mentiras de las estadísticas. ¡A ver si lo cogen, que no es tan difícil! Vuelva a leer este párrafo, por favor, pero despacito...

En las preces de anoche en Vísperas:
“Glorifiquemos a Cristo, que ama a la Iglesia y le da alimento y calor...”, me quedo con “alimento”; el que la tierra no nos da, ¡Dios sabe por qué oscuras razones...!; alimento, al que tenemos derecho, aparte del espiritual.
Y, acababa las Completas, con esta oración: “... haz que la simiente..., que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy, crezca y germine para la cosecha...” Es decir: la agricultura, en la vida espiritual de la Iglesia...

Ya en el Oficio de Lecturas (Maitines):
“... viñas y olivares... comerás hasta hartarte...” (Det. 6, 4-25). Sin comentario. Y en Laudes: “...cuidas de la tierra, la riegas y la enriqueces sin medida; la acequia de Dios va llena de agua, preparas los trigales; riegas los surcos, igualas los terrones, tu llovizna los deja mullidos, bendices sus brotes; coronas el año con tus bienes tus carriles rezuman abundancia; rezuman los pastos del páramo, y las colinas se orlan de alegría, las praderas se cubren de rebaños, y los valles se visten de mieses...” (Sal. 64).Tampoco lo comento ¡faltaría más!

Y en la Misa de hoy (día 17 de enero):
“... falta (David) el más pequeño, que está guardando el rebaño...” (I Sam. 16, 1-13). Eso, en la Primera Lectura, pero en el Evangelio: “Un sábado atravesaba el Señor un sembrado; mientras andaban, los discípulos iban arrancando espigas...” (Mat. 2, 23-28). Pues, ¿y qué quieren que les diga, que ustedes no vean y sepan? Creo, está más que claro.

Y, por si era poco, en la Hora Intermedia:
          “... Nos señalaste un trozo de la viña
          y nos dijiste: “Venid y trabajad.”
          .....................................................
          Pusiste una herramienta en nuestras manos
          y nos dijiste: “Es tiempo de crear.”
          Escucha a mediodía el rumor del trabajo
          con que el hombre se afana en tu heredad...”
          (Himno de Sexta).
No tengo más que decir; pues lo puedo estropear...

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