viernes, 27 de noviembre de 2015

suyos



morales y los suyos matacabrastabaiberos, se autoengañan...
... nos engañan y se creen sus propias mentiras. Y ello, sobre las cabras. Les cuento, lo que le pasó a Manolillo el pastor, que aburrido de tocar la flauta, un día comenzó a gritar: “¡el lobo!”. “¡el loboo!”, “¡el lobooo!”, y tanto gritó, y tan desesperadamente gritó, que todo el pueblo se hizo al monte a dar caza al lobo y librar a las cabras de Manolillo de tan gran peligro, pero toda vez que era mentira, Manolillo comenzó a gritar: “¡les engañé!”, “¡les engañéé!”, “¡les engañééé!”, con lo cual el pueblo regresó, cabizbajo a sus casas, mientras Manolillo reía.
Sucedió, que pasando el tiempo, y esta vez con mayor desesperación, Manolillo comenzó con su ya vieja canción, y de nuevo engañó a todos sus vecinos, que esta segunda vez ya volvieron a sus casas con la firme decisión de no volver a ser engañados y no hacer de nuevo caso a Manolillo; pero, sucedió, que esta vez, sí fue cierto, que una manada de lobos atacaba a los baifos y a las cabras de Manolillo el mentiroso, y henos aquí, que ante los aterradores y desesperados gritos de Manolillo, el mentiroso, nadie se movió de su casas, creyendo sería una nueva mentira, tal y como los tenía acostumbrados, y los lobos, dieron buena cuenta del rebaño del mentiroso Manolillo, que perdió todo su ganado. Moraleja es: si mientes una vez, puede que pases, y hasta dos, pero ya tres, no se lo cree nadie. Y es eso es lo que pasa con nuestro cabildo tabaibero y además matacabras, que aunque diga verdades -¡que no las dice!- ya nadie le va a creer, porque ¡mira que decir, las cabras se comen los pinos, cipreses, eucaliptos, cedros y demás, es para engañar!, y solo pido por favor, que si al salir al campo, por casualidad se tropezara con un pastor, les pregunten si eso es cierto. El cabildo miente, y Manolillo y el miedoambiente, el cabildo y Brito, y morales y sus secuaces, todos mienten. Y un cabildo mentiroso, “¡y tanta culpa tiene el que la hace como el que ayuda a hacerla!”, ya no tiene razón moral de seguir, al menos con esa cuadrilla de mentirosos al frente, pues cuando nos digan una media verdad -nunca la dirán entera- no se les va a creer, y ello, porque el cabildo matacabras y demás, ha perdido toda credibilidad, y un hombre o entidad sin palabra, no vale nada, no nos sirve de nada. Así que, mentirosos, todos: ¡váyanse!, y dejen vivitas y saltando por los riscos a las ricas cabras guaniles.
El Padre Báez, que hoy, les ha contado un cuento, que en nuestro cabildo tabaibero y matacabrero, es una triste realidad: ¡son todos, una pandilla de mentirosos!, y a las pruebas me remito: ¡mienten!, o lo que es lo mismo: ¡nos engañan!
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“... rebaños, bendigan al Señor...” (salmo 83). /  “... higueras o cualquier otro árbol (frutal)...” (Jesucristo: Lc. 21, 29-33). / “... los campos no dan cosechas... se acaban las ovejas... no quedan vacas...” (ha. 3, 2-4.13a. 15-19). / “... se ha agrietado el país... se desmorona... un desastre... ¿quién nos guiará?... ¿quién nos conducirá?...” (salmo 59). / “... hombres sin principios...” (II Pe. 3, 1-18).

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