No se oye, el balido de una
cabra...
... el silencio del campo, es absoluto; solo se oye el
viento -el aire en movimiento, sonar-, pero no el mugido de una vaca, ni el
rebuzno de un burro; no se oye el abubido de un macho, ni el bramido de un
becerro. Los caballos ya no relinchan, ni los cuervos graznan; las ranas no
croan y el paisano ni canta, ni silba.
Todo es silencio. Todo es muerte. Y como
una cabra ande suelta, el cabildo va a por ella (y la mata). Había vida, y la ha
cambiado el cabildo por muerte. Se oía cantar al pastor; también al que araba o
segaba; ahora, nada. Donde todo era un vergel, había vida, comida, trabajo...
ahora, despejando todo, para convertirlo todo en solares y pinares. Esperan
cinco (5) millones de turistas, y que se queden, que venidos de fuera,
construyan sus chalets, hagan sus piscinas, que ya tienen los pinos plantados, y
entonces, los únicos animales, serán los perros. Perros y ardillas, también
culebras. Esto será después, irrespirable; esto será entonces, solo
enfermedades. Enfermedades y muertes, entre cemento y ladridos. Es, el futuro
que nos aguarda. Lo tienen planificado; a no ser, que el pueblo se levante (pero
lo tienen drogado), y como Fuente Ovejuna, todos a una, defiendan el ganado, la
tierra para los que han nacido en ella. La tierra es nuestra, y no para el
cemento y el césped, sino para el cultivo y alimento. Todavía estamos a tiempo,
si nos liberamos del carnaval y del fútbol a cada momento. Nos tienen
idiotizados, para que otra cosa no veamos, mientras, ellos siguen, con planes
más que macabros. Acaban con las cabras, como con otros ganados; acabarán con
las ovejas, que están a la espera, y poco a poco les llega la
hora...
El Padre Báez, que por más que se esfuerza, no puede ser
optimista, auto-engañarse, sino tampoco pesimista, sino realista, y esa es la
que les muestra: la realidad. ¿Acaso hay una sola idea que pueda ser discutida?
Todo es categórico, definitivo, se desliza, y llega. Así son
ellos.
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Detalle que se agradece, ¡faltaría más! El mérito es el
de los invitados al mismo: el guanche, Don Jacinto, Javier... y sobre todo: Juan
Antonio Peña:
Hola
Padre:
Me encantó el programa, en
Mírame-Tv., esta vez por la muestra de cariño padre-hijo y tratar a la Santísima
Virgen con el respeto que merece. Somos tan acogedores y sencillos que muchas
veces aceptamos con mayor énfasis lo de fuera que lo propio. He ahí la moda
entrante de budas y otros iconos de otras latitudes. Por cierto, de saber que
iba a Maspalomas le habría saludado, pues andaba por la zona.
Lástima.
(...) org, otra persona
que desea seguirte. Saludos.
Un
abrazo.
C.
N.
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“... que cambie
nuestra suerte...” (salmo 125). / “... defraudado...” (salmo 30). / “...
esté atento...” (salmo 129). / “... no os sorprenda...”
(Ef 4,
26-27).
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