La delicadeza del cabildo para con los
animales...
... es tanta, que este asunto de la fauna (los
animales), le preocupa tanto, que para el 18 al
22 de este mes, el cabildo -repito- va a dar un curso acerca de la
comodidad, el bienestar, el disfrute y la felicidad de los animales, antes de
sacrificarlos, y por tanto nos va a explicar, cómo hay que transportarlos, y
tratarlos, y protegerlos de sustos, de
golpes, de stress, de hambre, de ir de pie , etc., etc. para que tengan una
muerte feliz, dichosa, bienaventurada, gozosa, en paz, sin sobresalto y tal
(después de todo esto, el golpe de gracia, ¡y fuera!
Pero, ¡ojo!, no solo en el
transporte hay que tener estas delicadezas y atenciones para con el animalito de
Dios, para que no sufra hasta el golpe final, que sensible el cabildo cual madre
amorosa de los animales, cual si el espíritu de san Francisco de Asís, se
hubiera encarnado -si creen en la re-encarnación- en ellos, los del cabildo, que
no solo en el transporte hay que tener esos detalles animalescos o animalísticos
y más, que hay una charla el 27 de este mes, sobre el bienestar de los animales
-ya no solo en el transporte, que debe tener aire acondicionado, moqueta, hierba
fresca, etc., etc., que una vez en el matadero, también allí, antes del tiro de
gracia (perdón que eso es solo para las cabras libres, para las cuales nada de
esto se ha de tener en cuenta, pues son, al ser libres, peor que los gitanos en
el orden humano en otros tiempos), que las cabras, ya en el patíbulo, o en las
puertas de la muerte o del sacrificio han de tenerse en cuenta una serie de
detalles del bienestar de los animales a matar, como ponerles música, hierba
fresca y tierna, un masaje para que se relajen, y así uno se sorprende tantas
delicadezas para las que matan en el matadero, y ningún detalles para las
libres. ¿Por qué a unos animales tanto bienestar ante mortem y hasta después de
la muerte, y a las libres, al trancazo?, ¡tiro que te pego!, ¡coja que te dejo!,
¡balando y chorreando sangre, para que muera!, ¡sabe Dios cuándo y con cuántos
dolores! ¿Es o no cachondeo, hipocresía, burla, tomadura de pelo, idiotización,
aparecer como “hermanitas de los animales desamparados”, a la par que para las
cabras libres, nada de nada?
El Padre Báez, que asombrado de tanta hipocresía, se da
cuenta hay -para el cabildo- dos clases de animales: cabras de corral o/y cabras
en explotación y las malditas y putas cabras libres, para éstas cuanto peor mal
trato mejor, pero a las otras, toda delicadeza es poca, y haga usted un cursillo
y vaya a una charla de cuatro (4) horas para que no haga sufrir nada a los
animales que hay que comer, pero a los que se los comen las alimañas -cuervos
que ya no hay-, por tanto los gusanos, a éstas: ¡que las parta un rayo!, y
cuanto peor y mal maltrato, mejor. ¿No te digo, cabildo? Eres la monda, la
repera, la... ¡me callo!
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¡Chacho, viniendo del gran periodista (Director que fue
de LA PROVINCIA entre otros cargos fuera y dentro de la isla, magnífico
conferenciante, maestro de periodismo, etc.), que viene, como para creérselo
uno! Casi nada el alago y agradecimiento, que humildemente
agradezco:
Padre Báez: gracias por sus
certeros razonamientos en defensa de lo nuestro. Un abrazo. Antonio Cruz
Domínguez.
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“... se
encolerizaron las gentes...” (Ap 11, 17-18; 12, 10b- 12a).
/ “... no me satisfacen...”
(salmo 15). / “... reproche...”
(1Ts 5,
25).
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