a Luis...

A Luis el del Maipéz...

... hijo de Manolito, el pastor, que venido de -creo- Amurga, fue contratado por los dueños de la finca, cuyo nombre y apellido se me ha olvidado (me parece que Don no se qué Marrero, cuando no Catalán), resulta que enamoraba a una hermana mía, y fue suficiente el desprecio por andar siempre rodeados de la chiquillería o juventud, siempre enredado con ellos, lo cual parecía poco serio, pues de él se dijo -una vez más echando mano de los gallineros- la siguiente frase, que sí recuerdo: “¡parece una gallina con los pollos siempre detrás!”, que dicho sea de paso, puede ser un buen ejemplo para todo hijo, nunca abandonar a sus padres, pero que moraleja aparte, quede patente el rico repertorio acerca de las gallinas, como va quedando evidencia en estos breves comentarios, por mor de la lectura fácil y no recargar el texto, que haga a más de uno quedarse con el titulo o comienzo, pues es mucho más lo que lógicamente se pudiera decir al respecto.

En el caso que nos ocupa, era señal poco seria y responsable, falta de hombría o de saber estar el distanciarse de los que ya no eran de la misma edad, por aquello del refrán: cada oveja con su pareja, y que viene a cuento o como anillo al dedo, la referencia por ser iguales en rebaños: las cabras, las que casi con lupas habrá que buscarlas, y si se ve una será objeto de admiración, contemplación y consideración de bicho raro, pues a esto contribuye apasionadamente el cabildo que a tiros las elimina, sin más, sin ton ni son.

El Padre Báez, sacando del olvido o borroso recuerdo estas más viejas referencias al mundo gallináceo, tan rico en comparaciones como va quedando evidencia en estos mis pobres y breves comentarios. Lo de las cabras, es otro cuento, que no cuento sino triste realidad: el cabildo, en lugar de su defensa y extensión, las reduce matándolas a tiro, a campo abierto, sin que ley alguna lo pare y multen (abuso claro de poder [tiranía, bellaquería, dictadura, caciquismo, etc.]).

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Esta tarde/noche, fue la;

Bajada de la Virgen Nuestra Señora de las Nieves -  2016:

Y nevó en Agosto, tan difícil como tu virginidad y posterior maternidad de Dios y nuestra, pero real y cierto. Gloriosa Reina de Lomo Magullo, Alcaldesa mayor y perpetua de Telde, ante Ti, Patrona de nuestro Pueblo, acudimos con devoción tus hijos. Nuestra devoción es sencilla, pero es sincera. Es, que desde pequeños, nos han enseñado e inculcado nuestros padres y abuelos, sacerdotes y maestros, catequistas y todos, a lo largo de un siglo, a confiar a Ti, las necesidades de todos nosotros, de todas las familias. Y así, te hemos presentado la alegría de los niños; las ilusiones de los jóvenes, para que unos y otros crezcan ante las dificultades crecientes de la vida actual; también te presentamos Señora y Madre las preocupaciones de los mayores, que luchan cada día por sacar adelante a sus familias y procuran para sus hijos un buen porvenir; ante Ti, Virgen de las Nieves, el dolor de los enfermos y el sereno envejecer de los mayores. Te pedimos, Alcaldesa Mayor y Perpetua de Telde, nuestra Patrona, que nos ayudes en la fe para que vaya en aumento; que nuestra esperanza no decaiga  y sea fuerte, y que nuestra caridad o amor a los demás sea auténtico, verdadero, sincero. También te pedimos por los que padecen algún tipo de desgracia, los ayudes; sobre todo te pedimos por los que viven solos, y por los que han perdido la fe, por los pobres y por los parados. Que cada día, nos ayudes a ser mejores; que aumente nuestra confianza en Ti, que nos llevas a Jesús, y cogidos de tu mano, cuales hijos Tuyos y de Dios tengamos la alegría y la serenidad que surgen de la fe. Y, que nuestra devoción a Ti, Señora, nos lleve al que nos muestras en tus brazos, a Jesús: que vivo y real está en el Sagrario, en los hermanos, en la Iglesia, en su Palabra, también en los sacerdotes que son los “otros Cristos” y tus imágenes en la tierra; pues amor a Ti, que se quede en Ti, no vale, si no es como puente a tu Hijo, nuestro Dios y Señor, de ahí lo de los antiguos: por María a Xto. (El Padre Báez).

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“... ¿hasta cuándo ultrajaréis, amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?...” (salmo 4).