Anda como gallina sin
nidal...
... dícese del desinquieto, que no para la pata, y se
pasa el día de un lugar para otro, sin sentar cabeza, como buscando sin saber
qué. He ahí otra de las muchísimas expresiones que debemos al gallinero o a sus
moradoras las gallinas, que desinquietas, y como locas, andan buscando donde
echarse sin encontrar, ya que en ello son muy fijas y nada de cambiarles el
nidal, y si se lo quitan, se vuelven y revuelven llenas de impaciencia e
inquietud y desesperación.
Actitud de toda aquella persona que falta de
serenidad, de cordura, anda de un lugar para otro, sin parar la pata, y a ser
posible siempre del tingo al tango, de ahí la comparación, una vez más el
gallinero cual espejo que refleja actitudes y comportamientos un tanto
gallináceos de distintas personas, que lo parecen poco a pesar de serlo, por
andar como las gallinas, y no como personas centradas, controladas, dominadas
por sí mismas, y no impulsadas por pasiones y
descontrol.
El Padre Báez, que sin olvidar a las cabras, espera
pasen pronto estos días de calor y de
vacaciones, para retomar con fuerza la defensa de nuestras cada vez menos
cabras, pues sabida la intención del cabildo -que no comparten los trabajadores,
¡y ni los consejeros!-, les puedo jurar por Dios, que hoy mismo, uno de ellos me
confesó no estar de acuerdo con el jefe, pero..., y una señora de 80 años, me
dijo -así vea los ojos de Dios- que el tal, el número uno (no lo cito, porque
ustedes no son tontos); “¡ese A. M. es un penco!” Y alguien
añadió: -tan cierto como Dios que está en su Gloria- “¡los consejeros debieran ser gente del
campo, y no técnicos, ni ingenieros, ni universitarios, que nunca han visto ni
pisado el campo!”, y ello comentando los 350.000 pinos que quieren
plantar en Veneguera en lugar de mangos, aguacates, naranjos, tuneras, higueras,
olivos, etc. A tal fin debe movilizarse la ciudadanía y en un nuevo
Salvar
Veneguera, hayan pacíficas manifestaciones, después de solicitar
el debido permiso, y no falten pancartas y carteles como entonces, ahora es
peor: pinos en número de 350.000 y ni un solo aguacatero o mango, ningún olivo
ni naranjo; es, ¡que están locos! ¿Comprenden ahora, por qué matan a las
cabras?, para que no se coman los pinos, ¡Échate otra,
totorota!
Unámonos en defender Veneguera; este atentado es peor y
más grave que el de otros tiempo atrás, donde se ganó la batalla, ¡venzamos de
nuevo esta guerra!, y luchemos por impedir se haga ese desastre; ¡buenos sería
fueran plantas de árboles frutales, pero estériles y envenenadores, secadores y
rompedores de la orografía de la tierra, no!: Este pueblo debe despertar de la
droga del fútbol y lanzarse cívicamente y de forma pacífica a impedir ese
desastre y destrozo. Pido, pues, se sumen todos a este repetido grito:
¡Salvemos a Veneguera de una
forestación salvaje y esterilizante!
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“... alcemos
estandartes y nos concedan lo que pedimos, y sea nuestra la victoria...
mantengámonos en pie y derribémoslos...” (salmo 19). / “... gocemos con la victoria, y no nos
nieguen lo que pedimos...” (salmo 20). / “... nos escuchen... que nos empujan a la
muerte... nos escuchen y no se escondan...” (salmo
142).
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