domingo, 16 de agosto de 2015

en Inglaterra

Aquí tabaibas; en Inglaterra, la tierra...
 “... regresa, desde el sueño el hombre  su memoria,             acude a su trabajo, madruga a sus dolores;                                 le  confías la tierra, y a la tarde la encuentras                           rica de pan y amarga de sudores...” (del himno de Laudes del Domingo IV).
“... las casas sin vecinos, los campos desolados... y crecerá el abandono...” (del Profeta Isaías 6, 1-13).
“... los hombres han perdido su sabor y están corrompidos... han perdido el sabor...” (de las homilías de san Juan Crisóstomo, obispo, sobre el evangelios de san Mateo).
... es para la ganadería y la agricultura. Como saben, vengo comentando el contenido de la revista inglesa -en inglés, sin traducción- “Country Smallholding”, que defiende la vuelta al campo, pero en pequeños huertos o huertos familiares, como siempre fue; y así -como en toda revista-, la típica publicidad, donde entre otras -que comentaré- aparece el rebaño de ovejas, con los carricoches o remolques para su traslado.
Ya el artículo sobre la carne, producto de animales alimentados con la vegetación propia en lugar de una alimentación artificial y química, como la que muestra la foto a los cerdos hozando hierbas, y no piensos u otros compuestos, y lo mismo con otros animales cuyas carnes, de procedencia vegetariana como es el caso de los pavos mostrados también en fotos y en bolsas sus carnes (de diferentes animales). Y acerca de su tratamiento, hasta según su edad. Vuelve la publicidad, y en ella las repetidas -aunque diferentes fotos de- jovencitas sonrientes, abrazando a patitos, cochinitos o corderitos, y vuelta sobre la carne del cochino -ese que no faltaba en ninguna casa del campo 50 años atrás, entre nosotros, pues con él se cocinaba todo el año, y más allá del tocino, las morcillas, los chicharrones, etc., ¡y hasta el balón soplando no sé qué tripa!, con el recordatorio que desde la jeta al rabo -del cochino- todo se aprovecha(ba), si bien hay que tener la precaución por la “for trichinella”, con la consecuente trasmisión “infected charcuterie products”, con los consiguientes efectos: “abdominal pain and diarrhoea, bat also fever, muscle pain, headaches, meningitis, pneumonia...” de ahí la necesaria administración de “veterinary products”, para su control. Pero, en definitivas, volver a la crianza del cerdo y otros animales en y/el campo, para el consumo de la familia, con la debida repercusión de una vida sana, alejada de la farmacia, sin medicinas, al desaparecer grasas y otros males propios de una alimentación alejada de lo natural. La alternativa está en volver al campo, a la tierra, a la ganadería y a la agricultura de pequeña explotación “waiting for the momento”, y “It is a time of year full of anticipation”. 
El Padre Báez.
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II. Globalización del paradigma tecnocrático
106. El problema fundamental es otro más profundo todavía: el modo como la humanidad de hecho ha asumido la tecnología y su desarrollo junto con un paradigma homogéneo y unidimensional. En él se destaca un concepto del sujeto que progresivamente, en el proceso lógico-racional, abarca y así posee el objeto que se halla afuera. Ese sujeto se despliega en el establecimiento del método científico con su experimentación, que ya es explícitamente técnica de posesión, dominio y transformación. Es como si el sujeto se hallara frente a lo informe totalmente disponible para su manipulación. La intervención humana en la naturaleza siempre ha acontecido, pero durante mucho tiempo tuvo la característica de acompañar, de plegarse a las posibilidades que ofrecen las cosas mismas. Se trataba de recibir lo que la realidad natural de suyo permite, como tendiendo la mano. En cambio ahora lo que interesa es extraer todo lo posible de las cosas por la imposición de la mano humana, que tiende a ignorar u olvidar la realidad misma de lo que tiene delante. Por eso, el ser humano y las cosas han dejado de tenderse amigablemente la mano para pasar a estar enfrentados. De aquí se pasa fácilmente a la idea de un crecimiento infinito o ilimitado, que ha entusiasmado tanto a economistas, financistas y tecnólogos. Supone la mentira de la disponibilidad infinita de los bienes del planeta, que lleva a «estrujarlo» hasta el límite y más allá del límite. Es el presupuesto falso de que «existe una cantidad ilimitada de energía y de recursos utilizables, que su regeneración inmediata es posible y que los efectos negativos de las manipulaciones de la naturaleza pueden ser fácilmente absorbidos»[86].
107. Podemos decir entonces que, en el origen de muchas dificultades del mundo actual, está ante todo la tendencia, no siempre consciente, a constituir la metodología y los objetivos de la tecnociencia en un paradigma de comprensión que condiciona la vida de las personas y el funcionamiento de la sociedad. Los efectos de la aplicación de este molde a toda la realidad, humana y social, se constatan en la degradación del ambiente, pero este es solamente un signo del reduccionismo que afecta a la vida humana y a la sociedad en todas sus dimensiones. Hay que reconocer que los objetos producto de la técnica no son neutros, porque crean un entramado que termina condicionando los estilos de vida y orientan las posibilidades sociales en la línea de los intereses de determinados grupos de poder. Ciertas elecciones, que parecen puramente instrumentales, en realidad son elecciones acerca de la vida social que se quiere desarrollar. (de Laudato si, la encíclica de Francisco).

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