miércoles, 26 de agosto de 2015

ayuda

Del amigo J. S., que me envía lo que a mi vez les reenvío:
 
¡Muy buenos días, Padre Báez!
Usted recomienda la revista: Comunity Smallholdig; yo le aconsejo: la sección gardening del Daily Telegraph y el Garden Magazine. En Inglaterra existe tradición de periodismo agrícola y jardineril, aquí en el Primer Satélite de Tenerife, /( recordando a Olivia M. Stone )/  Cardona Sosa trataba bien estos temas, y Adolfo Santana hacía excelentes reportajes. Las generaciones actuales, todos (y todas) son licenciados en Ciencias de la Información, y lo que les "mola" es el "podemismo". Aunque hay gente muy válida, pero se han criado ajenos a todo esto. Y, y.../...los medios de comunicación están sostenidos por los políticos. La crítica es imposible al mentecato que nos da de comer; además, los "nuestros" siempre tienen razón, suelen estar sembrados.
La crisis ha fulminado a las escasas publicaciones de este tipo en español. Pero hace usted bien en fomentar el acercamiento a lugares de formación-conocimiento-información.
Vea estas fotos del "Telde agrícola": la Vega Mayor de Telde en toda su magnificencia; lo que aún queda de como eran las tapias y portadas de dicha Vega; y los restos de lo que fue la parte baja de la Hoya de San Juan.  Saludos.
 
El cabildo ayuda a las tabaibas...
“... recordad... nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no serle gravoso a nadie...” (de la primera carta de san Pablo a los Tesalonicenses 2, 9-13)./ “... de tus despensas les llenará el vientre, se saciarán sus hijos...” (del salmo 16)./ “... tierra yerma... primicia de su cosecha... país de huertos, para que comieseis sus buenos frutos...” (del profeta Jeremías 2, 1-13. 20-25).
... y reparte dinero por los ajuntas y mientos para erradicar la pobreza. ¡Hay que se memos o mentecatos!
¿Acaso repartiendo 5 millones de euros se acaba con la pobreza?, ¡pues sí, si esos 5 millones fueran a la ganadería 2.500.000,00 y los otros 2.500.000,00 a la agricultura! ¡Entonces sí que se acabaría la pobreza!, pero así, más de lo mismo, y algo tan sencillo, no lo ha visto absolutamente nadie, y todo se va en alabanzas a la acción caritativa de papá cabildo que reparte dinero por los ajuntas y mientos, que como bien los define el término, mienten cuando ajuntan, y se lo reparten, sin que la cosa mejore, sino que empeora; pero, así el astuto cabildo los calla, y los tiene a todos en el bolsillo, cogidos con perras, o comprados y callados, porque al que hable, “¡le corto el grifo!”, pero..., la pobreza, mis amigos no aumenta, ¡es que va al galope! Esa ayuda es una cortina de humo, mientras no se vuelva al sector primario. Si Antonio Morales -¡se lo juro!-, en lugar de repartir para eso esos 5 millones de euros-votos, los hubiera dado para pagar jornales, por y para arrancar tabaibas, ¡otro gallo nos cantaría!, pero bien que va a ir la cosa a peor, a más la pobreza, a más las tabaibas, y este es el gato que se muerde la cola, pero ciegos -¡o muy listos ellos!- no lo ven, sino sus propios réditos electorales, publicitarios, ¿benefactores?, etc., cuando es todo lo contrario: siembran mal, porque reparten a los que se lo quedan presuntamente, y esas migajas que llegan, ¡si es que llegan!, no remedian nada, sino que aumentan el hambre, el paro, la delincuencia, etc., pero queda bien que el cabildo supla “religiosamente” a Caritas, y sea la “hermanita de los pobres desamparados”, cuando al que se descuide en el campo con una cabra, cogiendo un puño de lo que sea, les clavan con un millón de las antiguas pesetas (6.000,01 euritos, de nada). Mientras: la demanda a Cáritas se extiende; la exclusión social aumenta; la pobreza se eleva; el desempleo vuela; los beneficiarios de Cáritas cada vez tocan a menos al ser cada vez más, y la vaca se seca..., familias sin recursos, miembros todos en paro, la cosa se complica cada vez más; la cosa no se arregla con ayudas, sino con proyectos y liberando la tierra de las tabaibas y así poder cultivar y trabajar, que daría comida y dinero con el sudor de las frentes, y no “regalos” cabildicios envenenados e interesados. No se crea trabajo y comida sino yendo a la tierra para limpiarla de basura y plantar y sembrar alimentos; y así se crean trabajo y comida, no con adecentamiento turístico de orillas de las carreteras, y fondos de barrancos que en nada a nadie beneficia, sino a la telefónica, que con llamadas, conversaciones, desayuno a las 11,00, ir a hacer sus necesidades y llenando fondos de sacos de plásticos y recoger para terminar la jornada se les van las horas, y de trabajo-trabajo, ¡nada sino entretenimiento y engañabobos! Al final, siguen parados y no se ha conseguido nada de nada; y todo sigue igual (¡o peor!).
El Padre Báez.
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126. Recojamos también algo de la larga tradición del monacato. Al comienzo favorecía en cierto modo la fuga del mundo, intentando escapar de la decadencia urbana. Por eso, los monjes buscaban el desierto, convencidos de que era el lugar adecuado para reconocer la presencia de Dios. Posteriormente, san Benito de Nursia propuso que sus monjes vivieran en comunidad combinando la oración y la lectura con el trabajo manual (ora et labora). Esta introducción del trabajo manual impregnado de sentido espiritual fue revolucionaria. Se aprendió a buscar la maduración y la santificación en la compenetración entre el recogimiento y el trabajo. Esa manera de vivir el trabajo nos vuelve más cuidadosos y respetuosos del ambiente, impregna de sana sobriedad nuestra relación con el mundo.
127. Decimos que «el hombre es el autor, el centro y el fin de toda la vida económico-social»[100]. No obstante, cuando en el ser humano se daña la capacidad de contemplar y de respetar, se crean las condiciones para que el sentido del trabajo se desfigure[101]. Conviene recordar siempre que el ser humano es «capaz de ser por sí mismo agente responsable de su mejora material, de su progreso moral y de su desarrollo espiritual»[102]. El trabajo debería ser el ámbito de este múltiple desarrollo personal, donde se ponen en juego muchas dimensiones de la vida: la creatividad, la proyección del futuro, el desarrollo de capacidades, el ejercicio de los valores, la comunicación con los demás, una actitud de adoración. Por eso, en la actual realidad social mundial, más allá de los intereses limitados de las empresas y de una cuestionable racionalidad económica, es necesario que «se siga buscando como prioridad el objetivo del acceso al trabajo por parte de todos»[103]. (de Francisco en Laudato si, su encíclica).

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