viernes, 14 de agosto de 2015

arar

Por culpa de las tabaibas, no se puede arar la tierra...
“... os di una tierra...” (del libro de Josué, 24, 1-13)./ “... les dio su tierra en heredad, en heredad...” (del salmo 135)./ “,,, alábenlo... la tierra...” (del salmo 68). “... no segarás...” (del profeta Miqueas 6, 1-15)./ “... es fecunda la simiente... se desarrolla...” (del sermón de san Paciano, obispo, sobre el bautismo).
... me parece mentira, pero quien me lo dijo, es hombre serio. Además, tiene tierras, ¡y no las puede arar! Me dijo está prohibido y que hay que pedir permiso. Y a saber si te lo dan o no; aunque, me precisó, que ellos (los del miedo ambiente [entiéndase, el cabildo]), lo llaman “roturar”; algo así como romper la tierra.
Pues, ¡éstas tenemos, y por culpa -repito- de las tabaibas!; y ello, porque si usted, buen hombre del campo, tiene una yunta de vacas -o como hacía mi padre que tenía una y le pedía a Don Paco Nuez que tenía otra, y araba; lo mismo hacía Don Paco, que cuando él araba, se la pedía a mi padre (la vaca), que aunque no venga a cuento fue mi padrino de confirmación, y por tanto un servidor le pedía la bendición; que y si no tiene vacas, y sí un tractor de mano, con dos ruedas; o de los normales, de cuatro, o un par de brazos hábiles para cavar; y si tiene usted la desgracia -que la va a tener segurísimo, como Dios que está en su Gloria- que te vean -y te van a ver- pues se te puede caer el pelo, porque debiste -o debió- pedir permiso. Permiso, que te lo darán o no,  según previa inspección por un agente policial del miedo, que informará, ya pasado el tiempo de la siembra, y si por desgracia -repito- en su terreno voló y cayó la semilla de una tabaiba -y hay algunas tabaibitas- o retama, pita, zarza, o lo que sea, que protegido no se puede desaparecer, deje usted de sembrar trigo, de plantar papas, o lo que sea: coles o chochos, porque las basuras citadas, protegidas te van (o le van) a prohibir arar o cavar (o sorribar) la tierra, a no ser que usted, masoquista y rico, no le importe pagar un pastón descomunal, abusivo, desproporcionadísimo y exageradísima multa al cabildo cuya receta o puyazo, se la pondrá el miedo o/y el sepro. Así que, de arar o cultivar la tierra, para comer de ella, eso aquí, ya se acabó. Eso fue en otros tiempos, cuando la basura era estiércol, y cama de los animales; ahora está toda esa maleza protegida, y ¡muérase usted de hambre, y no dé un timbalazo a la tierra, si no quiere lo dejen tieso! ¿Me entiende Manuelito? No are, ni cave, ni siembre, ni plante..., es decir: de agricultura nada; y de ganadería, ¡menos!, a no ser que usted la derive a los perros; pero cabras, ¡no se busque la ruina! Y aquello de: “septiembre, el que quiere trigo que siembre”, y que decía mi abuela, eso..., ¡eso pasó a la Historia!
El Padre Báez.
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I. La tecnología: creatividad y poder
102. La humanidad ha ingresado en una nueva era en la que el poderío tecnológico nos pone en una encrucijada. Somos los herederos de dos siglos de enormes olas de cambio: el motor a vapor, el ferrocarril, el telégrafo, la electricidad, el automóvil, el avión, las industrias químicas, la medicina moderna, la informática y, más recientemente, la revolución digital, la robótica, las biotecnologías y las nanotecnologías. Es justo alegrarse ante estos avances, y entusiasmarse frente a las amplias posibilidades que nos abren estas constantes novedades, porque «la ciencia y la tecnología son un maravilloso producto de la creatividad humana donada por Dios»[81]. La modificación de la naturaleza con fines útiles es una característica de la humanidad desde sus inicios, y así la técnica «expresa la tensión del ánimo humano hacia la superación gradual de ciertos condicionamientos materiales»[82]. La tecnología ha remediado innumerables males que dañaban y limitaban al ser humano. No podemos dejar de valorar y de agradecer el progreso técnico, especialmente en la medicina, la ingeniería y las comunicaciones. ¿Y cómo no reconocer todos los esfuerzos de muchos científicos y técnicos, que han aportado alternativas para un desarrollo sostenible?
103. La tecnociencia bien orientada no sólo puede producir cosas realmente valiosas para mejorar la calidad de vida del ser humano, desde objetos domésticos útiles hasta grandes medios de transporte, puentes, edificios, lugares públicos. También es capaz de producir lo bello y de hacer « saltar » al ser humano inmerso en el mundo material al ámbito de la belleza. ¿Se puede negar la belleza de un avión, o de algunos rascacielos? Hay preciosas obras pictóricas y musicales logradas con la utilización de nuevos instrumentos técnicos. Así, en la intención de belleza del productor técnico y en el contemplador de tal belleza, se da el salto a una cierta plenitud propiamente humana. (de Laudato si, la encíclica de Francisco).

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