domingo, 16 de agosto de 2015

Country Smallholding

Los ingleses y las tabaibas...
“... siembran campos, plantan huertos, recogen cosechas... no escatima el ganado...” (del salmo 106)./ “... pastorea... a las ovejas de tu heredad... como en tiempos antiguos...” (del profeta Miqueas 7, 7-20).
... pasa, que si en castellano-español y en canario, no se enteran, si se lo digo en inglés, me parece va a ser que no; no obstante lo vamos a intentar y a medio traducir. Se trata, de la revista: Country Smallholding, de March 2015 que en definitiva en un especial se dedica a comentar la vuelta al campo, pero de forma familiar, ¡vamos como siempre fue!
Y así, en un “lambing special”, hace desfilar a distintos autores de sendos artículos, como son: Kate Humble, Tim Tyne, Brian Callaghan, Charles Dowding, Lules Moore, Mrs Simkins, Alan Beat, entre otros muchos (cuyos nombres les ahorro), pero no el contenido abreviado de sus comentarios o artículos, que vienen a ser lo mismo -exactamente- que un servidor viene diciendo desde hace ya un par de años cada día, y es que: hay que volver al chiquero familiar donde la cerda o cochina con sus cerditos o cochinillos, al gallinero con las gallinas (o mejor sueltas en la huerta),  a la oveja con sus corderos, al mono y a las botas de goma. Es decir: una larga reflexión, con preguntas, con intervenciones, opiniones, experiencias, estudios, sugerencias, publicidad, etc., diciéndonos por activa y pasiva: hay que “a round-up of rural news” (de nuevo, hay que volver al campo, a lo rural); hay que volver a la casa de campo, a la huerta, al corral, al alpendre, al prado..., con las vacas y becerros (leche y carne de la tierra). La actual situación, nos muestra un futuro muy inseguro, ante el que hay que reaccionar con esta fórmula familiar; volvamos al cultivo y a la ganadería de pequeña escala (small-scale). Se lamenta la Revista vaya en disminución y estén en situación crítica el ganado ovino, el vacuno, los cerdos (pigs), los caballos, las cabras, los pavos, etc., ya en minoría y en situación de vulnerabilidad. Al margen de los artículos, ya las mismas fotos son una gozada, por ejemplo poder ver una casa de campo, con su cerca, con su pajero, y lo rústico y sencillo de una vida bucólica y un tanto romántica, ya olvidada por lo general, con el testimonio de toda la familia -incluidos los niños-, en el ambiente campesino, donde todo es tan distinto a lo que te ofrecen los comercios (supermarket offerings), donde la mejor escuela para los pequeños (rural existence for the family), donde la tierra es para la agricultura (is on prime agricultural land), y ello, con sendas fotos donde las niñas con corderos cogidos cuales muñecos y con caras muy felices; las gallinas con el gallo, los cochinos mamando de la mamá cerda, el ordeño de la cabra, las ovejas en el verde campo, el camión para el traslado de animales (dos cerdos), introducidos por tres adolescentes (10, 12 y 13 años) muy felices (Katleen loves the baby animal), todo ello sin dejar la asistencia a la escuela..., donde el producto, es de la mejor calidad (to produce our own quality meat), excelente (excellent), y donde el trabajo es de felicidad, y fascinante, sobre todo si se deriva a la agricultura, al huerto donde los vegetales u hortalizas...
El Padre Báez.
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104. Pero no podemos ignorar que la energía nuclear, la biotecnología, la informática, el conocimiento de nuestro propio ADN y otras capacidades que hemos adquirido nos dan un tremendo poder. Mejor dicho, dan a quienes tienen el conocimiento, y sobre todo el poder económico para utilizarlo, un dominio impresionante sobre el conjunto de la humanidad y del mundo entero. Nunca la humanidad tuvo tanto poder sobre sí misma y nada garantiza que vaya a utilizarlo bien, sobre todo si se considera el modo como lo está haciendo. Basta recordar las bombas atómicas lanzadas en pleno siglo XX, como el gran despliegue tecnológico ostentado por el nazismo, por el comunismo y por otros regímenes totalitarios al servicio de la matanza de millones de personas, sin olvidar que hoy la guerra posee un instrumental cada vez más mortífero. ¿En manos de quiénes está y puede llegar a estar tanto poder? Es tremendamente riesgoso que resida en una pequeña parte de la humanidad.
105. Se tiende a creer «que todo incremento del poder constituye sin más un progreso, un aumento de seguridad, de utilidad, de bienestar, de energía vital, de plenitud de los valores»[83], como si la realidad, el bien y la verdad brotaran espontáneamente del mismo poder tecnológico y económico. El hecho es que «el hombre moderno no está preparado para utilizar el poder con acierto»[84], porque el inmenso crecimiento tecnológico no estuvo acompañado de un desarrollo del ser humano en responsabilidad, valores, conciencia. Cada época tiende a desarrollar una escasa autoconciencia de sus propios límites. Por eso es posible que hoy la humanidad no advierta la seriedad de los desafíos que se presentan, y «la posibilidad de que el hombre utilice mal el poder crece constantemente » cuando no está « sometido a norma alguna reguladora de la libertad, sino únicamente a los supuestos imperativos de la utilidad y de la seguridad»[85]. El ser humano no es plenamente autónomo. Su libertad se enferma cuando se entrega a las fuerzas ciegas del inconsciente, de las necesidades inmediatas, del egoísmo, de la violencia. En ese sentido, está desnudo y expuesto frente a su propio poder, que sigue creciendo, sin tener los elementos para controlarlo. Puede disponer de mecanismos superficiales, pero podemos sostener que le falta una ética sólida, una cultura y una espiritualidad que realmente lo limiten y lo contengan en una lúcida abnegación. (de Francisco en su encíclica Laudato si).

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