jueves, 1 de septiembre de 2011

¿Adorar a la Virgen?


Primero que si los jugadores y toda la patrulla futbolera; más después, que si la policía corriendo como locos, cual si detrás de delincuentes lo hicieran, para ir como los primeros a Teror (a Misa, creo que ni unos ni otros, pero esto es harina de otro costal), y ahora le toca a los peregrinos, ¡pero ¿qué peregrinos ni qué mierda?. ¡Eso era antes, que se levantaba uno de madrugada, o no se dormía, para arrancar camino a Teror!, pero, ¿ahora?

Ahora, dice ayer la prensa, que en Teror, se está preparando todo para la Fiesta  -como es lógico y universal, en cualquier sitio que se celebre una Fiesta, cual si esto fuera noticiable, por único y extraño caso-, pero no acaba ahí el ridículo de lo noticiable, sino que se nos dice, que -por boca de Andrea Rodríguez- que: “... la Basílica se engalana -¿se engalana la Basílica?, ¿y qué le hacen para que sea galana?- y se prepara para acoger a todos los peregrinos -ya dije que a Teror, los peregrinos (“per agrum” del latín, o lo que es lo mismo, “por los campos”) ya no vienen, que los que ahora van a Teror, son los devotos de la Virgen, cosa bien distinta a peregrinar, que es ir a pie, o sea, caminando-, que quieran adorar la imagen de la Virgen...”

Ya esto, ya es el colmo, que una periodista –y que están para informar y formar, y que lo que haga sea todo lo contrario: deformar, pues de entrada, nos llaman, a los que vayamos a ver a la Virgen a venerarla, que somos unos idólatras, y con perdón, idólatra será ella, pero no nadie en XX siglos de cristianismo católico, jamás hubo un solo cristiano católico, que adorara a la Virgen, porque adorar solo adoramos a Dios, que a su Madre y Madre nuestra, la veneramos, que es un culto distinto.

Que los que vamos a Teror -sin peregrinación alguna de por medio, no vamos a adorar, sino a venerar a la Virgen, y por tanto no es ante Ella, ante quien nos arrodillamos, que eso, solo lo hacemos delante del Santísimo, en el Sagrario, y que está allí, entrando a la izquierda, al fondo, donde una lámpara roja encendida, día y noche, nos avisa y orienta de su ubicación, y hacia allí es a donde nos arrodillamos, que ante la Señora, inclinamos la cabeza, en señal de veneración, pero no lo que le es propio y exclusivo de Dios: la adoración.

Y se cansa ya uno, que la cultura religiosa de los periodistas -algunos- no distingan un cristiano de un católico, un fraile de un cura, una religiosa de una monja, un monje de un sacerdote, y así todo lo digan al revés, o tal como les venga a la mente por asociación de ideas, o por ignorancia; ¡ya está bien de confundir al personal, y de decir mentiras y tonterías, disparates e inexactitudes! Un periódico, no está para eso, y si hace falta un asesor sobre temas religiosos, sé no me van a coger a mí, pero que lo tenga, o como en el caso, que den la nota que van a poner, para que antes la corrija el cura entrevistado, y así se ahorrará de meter la pata hasta la cabeza.

Que cuando no es esto, es lo otro, y siempre fijo, están disparatando. Por ejemplo la Misa, la preside el celebrante, sea el cura que sea y donde sea; siempre el celebrante de una eucaristía o Misa, es el cura que la preside, ¡pues no señor! Al día siguiente de la efemérides nos dicen -¡y se quedan tan tranquilos!:- la Misa que presidió la señora Alcaldesa, el presidente del Cabildo o el vicepresidente de lo que sea (a veces se trata de gente atea, sin ordenación sacerdotal, y político de turno “presidiendo la Misa”), no, por favor: ¡pónganse las pilas!

Y no son los dos ejemplos puestos los últimos (adoración a la Virgen, y lo de las presidencias), sino es que no dan una; y nada digamos si te retransmiten la Misa, justo en la consagración, en la Homilía o lecturas, te están contado quién pintó el cuadro que está enfocando la cámara, o el comentarista da fechas del color y de la confección y qué clase de tela es, la del traje que lleva puesta la imagen, y ello a baja voz, como si estuviera confesando, al tiempo que no deja oír, ni respeta el momento en el que debe estar callado, y anda como una cotorra diciendo tonterías y chorradas, sin venir a cuento, y como quien echa balones fuera, o eso que dice fuera más importante que a Palabra de Dios, la misma homilía (o sermón)...

Pero que te llamen idólatra, ¡ya está bien! Andrea Rodríguez; afina tus comentarios y no digas burradas. A la Virgen no la adora nadie, ni nadie va a Teror a adorar, sino a Dios, y a la Virgen, ni siquiera le piden sino a Dios, y que Ella, mediadora o intercesora, ayude, pero ya tenemos el caso de los futbolistas; ni con sus visitas con la plantilla en pleno, y “adorando” y peticiones, ganan ni suben; en el caso de los policías, por más que la visiten, no merma la delincuencia, y en el caso de los parados, enfermos, jugadores de lotería, etc., Ella, nada puede, sino que ya su Hijo nos dio cabeza y piernas, para que busquemos eso que mal le piden algunos, que los que más, van para imitarla, y quererla, sin pedirle nada, pues habrán comprobado, que Ella, ya nos dio a su Hijo y con Él, ya nos vinieron todos los bienes.

Baso este comentario en lo que LA PROVINCIA del día 31, en su pág. 7 dice Andrea Rodríguez, que habla de peregrinos (¡falso!), y de los que van a adorar a la Virgen (más falso todavía), si lo dejara en devotos que van a venerar a la Virgen representada en esa talla o imagen, hubiera quedado como una reina, pero así, sencillamente confundes, mientes, y haces daño al catolicismo, que no adoramos sino a Dios, creador de cielo y tierra, de lo visible y de lo invisible...

Y cree uno, que aquellos periodistas -ya sean del medio que sea (radiofónico, televisivo o escrito), sea un personal cualificado, que conozca el argot eclesiástico, y sepa algo de liturgia, o si no que no hagan esas informaciones, pues si tienen informadores políticos, deportivos, de prensa rosa, de lo que sea, ¿por qué no alguien con cualificación religiosa y así hable o escriba con propiedad, sin confundir, y sin mostrar sus ignorancias?

El Padre Báez, que se desengancha de los que peregrinan (voy en coche o moto), y también de los que van a adorar (¡nadie!, y yo tampoco).

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