sábado, 10 de septiembre de 2011

Peligro de Internet


Según tengo entendido, el asunto puede llegar a ser más que grave, pues dicen que la cosa esta de los ordenadores, enganchan, y que es como -o peor que- la droga, que va limpiando el cerebro, va alejando a la gente de las relaciones humanas, que aíslan, que vuelven majaretas  a los que se obsesionan; y según parece, los hay que viven enchufados o enganchados las veinticuatro horas del día (incluida la noche), y según se levantan vuelan hasta sin ducharse a ver qué hay, y se levantan de delante de la pantalla para acostarse, sin más. Y claro así la cosa, no deja de ser patológica: vivir mirando -y quedándose ciego de paso- a la pantalla...

Uno -gracias a Dios-, y al trabajo, poco tiempo libre tiene para esto, salvo que como quien tiene una promesa o compromiso social con distintas emisoras de radio, para consigo mismo y los otros, me veo en la obligación, desde hace ya unos treinta años: escribir para cada día un par de comentarios, que luego me sirven para leerlos en las distintas emisoras dichas, pues que aprovecho de paso enviarlos a distintos correos, pero el tiempo que dedico a ello (escribir y enviar) no pasa de la media hora, y a veces, robándole tiempo al sueño o a otras actividades, pero de ahí no paso; razón, por la que no respondo a nadie, salvo excepcionalmente, si se trata de alguien conocido, y la mejor forma de limpiar y echar fuera los correos no deseados, viendo de quién viene, es eliminarlos, sin leerlos, porque -como he dicho- no tengo tiempo para más.

Creo, que con esa dosis de mínimo: eliminar lo que no es de buena gente, y muy por encima los otros, el tiempo invertido en esto, no va nunca más allá de los cuarenta minutos, ¡como mucho!; lo que ya sí es una pasada, es que los haya, que ni toman el sol, ni el aire, ni comen con la familia (sino delante del ordenador), para pasarse el santo (¡perdón!, el laico) día, pendiente al monitor, para entrar en ese juego de enviar, reenviar, comentar, criticar, etc., lo que uno o el otro dice o escribe, sin más, como perros que ladran, pero que nadie les hacen caso. Y en ello, la pena o culpa, que pierden el tiempo, la vida y la salud.

Basta leer de tarde en tarde algunos renglones de algunos, para darse uno cuenta están majaras perdidos, obsesos, maníacos, y enfermos mentales, que en lugar de un psiquiatra que los desenganchen, siguen como lapas, sin levantarse todo el día sino en plan marujeo, a ver y leer lo que otros envían, y entrar en una  pérdida de tiempo, que bien debieran emplear en leer algún libro, cuando no rezar (a no ser que sea aconfesional y ateo); pues lo dicho, que según me advierten, comentan y dicen, la cosa puede pasar factura, y amigo de la humanidad y deseoso de hacer algún bien, digo a mis amigos –y a los no, también- que tengan cuidado con esto del ordenador, que como un medio de informar, y opinar, esta bien, pero vivir con la cabeza rectangular y los ojos como platos, porque se mimetiza la cosa esa, es como para un aviso serio.

Comprende uno, sea instrumento y motivo de trabajo para algunos, en su oficina, o en su casa, ¡vale!, pero que por vicio, y porque no se tiene otra cosa que hacer, ni amigos o familia con la que estar, cuando siempre -con un poco de suerte-, se puede criar una cabra, o plantar un canterito de  papas, y atender a una y al otro, en lugar de pasarse el día sin ver el sol, ni hablar con nadie..., porque sorprende a uno, la respuesta que recibo, a los dos minutos de enviar mis comentarios -que parecen están pendientes a los mismos-, que según el tiempo libre, puede ser por la mañana, al medio-día, por la tarde, o por la noche, y a veces ya a la media-noche, y parece que algunos, no hacen sino esperar lo que mando, para de inmediato, responder con chorradas, que gracias a Dios, nunca leo, pero que me indica los hay que nada hacen, sino esperar mis comentarios, para ponerles nota (me dicen lo que falta, lo que no puse, que no les gusta el 99,99 %, etc.).

Por mí, que sigan, pero el daño es para ellos, que uno, por lo pronto, está al frente de varias parroquias, y otros compromisos, y el poco tiempo libre que me queda, no lo pierdo en imbecilidades, y lo dedico a lo que he dicho, pero no como esos que viven pegados y adheridos al ordenador, cual si de ello dependiera la suerte del mundo, y la salvación de sus almas, salvo que sean ateos (que algunos confiesan pertenecer a distintas sectas), pues doble enfermedad: vivir odiando y mintiendo, cuales corresponde a envidiosos y rencorosos, y encima adictos a Internet. ¡Como para hacerles caso a un enfermo (¡o dos!)! Que uno, sigue abriendo camino, derramando luz, analizando situaciones, aportando ideas..., que otros, mendigando babosamente lo que uno escribe, lo pringa todo y no comprendiendo nada, se quedan en el dedo que señala, sin ver o mirar en la dirección que se apunta, lo que uno dice, para oponerse a ello, aunque lo que se diga sea: 2+2=4. Pues “como sarna con gusto no pica...”, ¡que sigan! Irán a peor la demencia, la dependencia, el enganche, la obsesión, la manía, el criticar, el descalificar, el..., la... ¡¡pobrecillos, dan pena!!

Que se pasen la vida esperando a ver qué dices -según me cuentan- para refutarte al minuto, y sea la hora que sea, en todo y sea lo que sea, ya no sabe uno si se trata de pobres metidos en la psicodelia, o si simplemente son psicópatas. Rezo por ellos.

El Padre Báez, que hoy, les advierte de un peligro: ¡cuídense de Internet! Y si les vale un consejo: eliminen los correos no deseados, y ¡vivan felices, sonrían!

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