sábado, 28 de febrero de 2015

Amurga

Leche de tabaibas…
“… el correr de las acequias alegra…” (del salmo 45).
“… higueras y viñas... árboles... frutos de sus campos... codornices...” (del salmo 104).
“... ovejas y vacas... ganado... parto de tus animales... cría de asno... cordero... animales... animales... (del libro del Éxodo 12, 37-40; 13, 11-16).
“... empobrecen y pasan hambre...” (del salmo 33).
… en las Cazoletas de Amurga. En otros tiempos, en el almogarén (o templo guanche), donde las cazoletas con sus canalillos, para ofrecer a Acorán (Dios) la leche -como lo mejor y casi único para comer (si obviamos granos [gofio, frutos y mariscos])- si hoy, quisiéramos emular a nuestros antepasados de cinco siglos atrás -y más-, no hay cabras, ni ovejas -menos vacas- de las que obtener leche para ofrecerla a la divinidad única, a no ser que en lugar de la de los animales, la sustituyamos por leches distintas -y no precisamente en polvo o de otras fórmulas- como puede ser de la que estamos más que bien servidos y hasta para llenar depósitos y tanques y estanques, presas y el mar de amarga leche, pegajosa y envenenadora, de la que estamos súper, pero súper abundantísima leche de tabaibas, que amargaría al mismísimo Acorán (o Dios).
Pena de situación actual en la que distintos partidos -unos nuevos y otros veteranos- ni unos ni otros, a ninguno se les ocurre arrancar las tabaibas para que los animales vuelvan y tengamos leche-leche, y solo piensan en la leche de los turistas, que como bien se sabe solo ensucian y manchan sábanas de las que creen vamos a salir de la crisis y del hambre, del paro y de la miseria, porque ciegos por un carnaval sin fin, no ven la solución de todos nuestros males está en desaparecer del suelo insular -y archipiélago- las malditas tabaibas, que nos condenan a tener que abandonar la isla, a comer productos de fuera y a enfermar por no comer sano, cuando pudiéramos dar de comer al mundo como cuando desde aquí se exportaba al mundo entero. Leche tabaiba, que con dos gotas en la leche o café con leche de desayuno, merienda o cena cualquiera, mataría a un gigante; pues de esta leche -y además protegida- estamos más que bien servidos: con decirles que en un camino abierto por Amurga -como pudimos comprobar hace poco- de muchos kilómetros, si una tabaiba se cruzaba en el trayecto, no se la retiraba del lugar, teniendo el senderista que salir del camino, porque a la maldita tabaiba (o tabaibas), no se las pueden tocar, están protegidas por normativa europea y cabildicia, y a pesar de tenerlas por millones y millones, y más millones y millones, cual si solo quedaran tres ejemplares… ¡es de paranoia total! Y prueba del mayor de los imbecilismos.
El Padre Báez.
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Me quedo con el final:

UN SALUDO PADRE BÁEZ. AQUÍ LE ENVÍO OTRA PARTE DEL RETRASO QUE ESTAMOS TENIENDO POR (NUESTRA CULPA, AL SEGUIR VOTANDO A ESTA MANADA DE BUITRES, ¡Y QUE ME PERDONEN LOS BUITRES!).
ESCRITO HACE  MÁS DE CIEN AÑOS POR OTRO CANARIO, QUE CREO UD LO MENCIONÓ (Don Benito Pérez Galdós) TAMBIÉN ENTRE NUESTROS PERSONAJES.
¡QUÉ POBRES SON, Y QUE BAJO HEMOS CAÍDO PADRE BÁEZ!, ESCUDARSE EN TABAIBAS PARA ENRIQUECERSE A COSTA DE LA DESGRACIA DEL POBRE LABRADOR.
CORDIAL SALUDO.

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