Las tabaibas acaban con la
agricultura…
“… el cansado labriego, por
la tarde, de la dura fatiga, quisiera descansar…” (del himno de Vísperas del
miércoles I).
“... comerás del fruto de tu
trabajo, serás dichoso, te irá bien...” (del salmo 127,
1-2).
“... como un pastor a su
rebaño... el trigo y el vino y el aceite, y los rebaños de ovejas y de vacas...”
(del cántico de Jeremías 31, 10-14)..
… con la agricultura, con el pastoreo, con el sector
primario, con todo. Con las tabaibas se acaba lo que ha sido la riqueza y la
comida, el trabajo y la alegría de este pueblo, que pasa a ver cómo los antes
sus cercados de papas, se llenan de tabaibas, sin poder tocarlas, so pena de
multa mastodóntica y ello según el número de plantas afectadas;
y es más que
triste, ver donde antes pastaban los ganados, ahora no se ve una cabra suelta ni
por casualidad, y pobre el cabrero cuya cabra rompa una tabaiba, porque la venta
del animal, no le dará para pagar una mínima parte de la multa, y es que el
pasto de los pastores y sus ganados, ha dado paso a campos de tabaibas que lo
llenan todo cual reguero de maldición, destruyendo puestos de trabajo
(agricultor y ganadero, con los que le son afines: estercoleros, marchantes,
feriantes, carne, papas, hortalizas, leche, quesos, transportistas, tiendas,
boyeros, etc., etc.). Y si de la tierra sale la comida y ella nos da trabajo de
sobra, y si ni una ni otro tenemos, ¿qué tenemos? Tenemos hambre y paro, cuando
podríamos tener trabajo y comida, pero antes hay que favorecer a una planta que
no pasa por fase alguna de extinción o de desaparecer -por estar la isla llena
de ellas, y nos las encontramos de mar a cumbre, por todas partes- digo, que
prefieren favorecer y proteger lo que no necesita protección ni favor, antes que
a las personas, que comen goles a todas horas y entretienen así el paro y el
hambre. Y, acabar con la agricultura, es más que grave, pues le sigue el paro
creciente, el hambre pedigüeña, la muerte segura. La tierra, si se la cultiva,
nos da trabajo, y nos da comida; siempre desde que el mundo es mundo la cosa fue
así; solo al presente, y aquí, sucede esto, que desde europa protegen nuestras
tabaibas, y el cabildo se mantiene de las multas que ponen por daños a las
tabaibas, cuando debiera premiar y urgir a que los parados arranquen las
tabaibas, y puedan cultivar, para poder comer y trabajar, trabajar y comer. Algo
tan elemental y sencillo, sorprende que los padres de la patria, prefieran
defender a las tabaibas antes que a su gobernados, a los que obligan a comprar
-sin trabajar y sin dinero- lo que pudiendo cultivar aquí, y mucho mejor,
tengamos que comer de lo que nos traen de fuera, de más que dudosas garantías de
buen cultivo y mejor tratamiento, y aunque así fuera, no tiene sentido, pues
fuimos despensa del mundo, y el lugar mejor del mismo donde los mejores frutos
por clima y tierra. Para que vuelva la agricultura (y la ganadería), deben
desaparecer las tabaibas, y si tanto es su valor botánico, baste con unos pocos
ejemplares en una reserva, pero no reservar unas islas para ellas solitas, pues
a este paso, tendremos que salir todos de la isla e islas, para que como
Madeiras, antes del siglo XV, esto se vuelva en un lugar solo para la flora, y
dentro de la flora, la sola tabaiba, pues ella, no permite ninguna otra planta
le haga sombra.
El Padre Báez.
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Por mí, encantado y, ¡gracias!:
Padre Báez:
Le he escuchado y me ha encantado su locuacidad y transparencia en
los temas de la tierra que trata, así como las consecuencias del clientelismo
político que nos adormece. Me gustaría que me enviase sus comentarios
diarios.
Gracias.
J. L. H.
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