martes, 10 de febrero de 2015

mar

Mar de tabaibas…

“… a lo que sembramos dale crecimiento…” (del himno de Vísperas del lunes I).

“… la simiente… que con nuestro trabajo hemos sembrado… crezca y germine… la cosecha…” (de la oración de Completas del lunes).

“... produzca la tierra... animales domésticos... hierbas que producen semillas sobre la faz de la tierra; y todos los árboles frutales que engendra semillas os servirán de alimento...” (del libro del Génesis 1, 20-2,4a).

“... el que sembró... coronó su obra” (de la segunda antífona de Laudes del común de vírgenes)..

… el que cuales olas suben hasta las más altas cumbres y ello desde la costa u orillas de la mar. Y así, el primero con su sal, y las segundas con su leche lo invaden todo cada una con su poder: salado todo la de una; envenenándolo toda las otras.
Si bien del mar la vida y su riqueza, de las tabaibas su mal y daño irreparable, esterilizando la tierra y envenenándola de paso. A la redonda de la isla las tenemos por todas partes, por el azul el agua; por el verde las tabaibas. En tierras abandonadas o no, se adentran las tabaibas, llenándolo todo de su maléfica presencia, sin dejar recodo o terreno alguno sin su estadía y daño. Y encima la protección de las mismas, bajo pesadas y gruesas multas, si se osara propiciarles algún daño, y ¡nada digamos si se la extirpa o quita, por más que impida el paso por camino alguno!, o se haya adueñado del terreno privado, donde en anteriores cosechas: hortalizas o frutos se cosecharan, que ya adueñándose de lo ajeno, ya pierde su propietario la libertad de plantar lo que siempre allí hiciera, porque pasa al uso y abuso del cabildo que se apodera de toda la isla poco a poco, y ello sin registro, y sin escritura, sino que al no poder el verdadero y legítimo dueño cultivar ni plantar nada, la protección es un subterfugio de robo y apoderamiento y apropietaramiento de todo terreno, que coloniza libre y protegida la maldita tabaiba, cuya leche amarga se vuelve muy dulce para las arcas del cabildo que con ello paga al numerosísimo personal que vive de sus nóminas a costa de la leche de tabaiba, de las que ni se toma, ni se hace queso, y ninguna virtud o potencialidad tiene, sino la de ser una gran acequia por donde discurren los millones de euros en multas por daños a las mismas. Y dado que la isla toda, de ella se llena, por ningún lado se ve terreno alguno sin su omnipresencia, que enriquece a la administración y arruina las vidas de los administrados, y muchos de ellos, al no poder hacer frente a las descomunales e irracionales multas por ellas, y por no querer ir a la cárcel, dejan desheredados a esposas e hijos (PUES SE COBRA EN BIENES TERRENALES SI NO HAY DINERO CONTANTE Y SONANTE) y se mudan de barrio (ya me entiende: se suicidan [cuyo número de muertos desconocemos, dado que está prohibido decir que se ha suicidado, y pasan por ser muertes naturales, y engañan con el descanse en paz después de recibir, no los santos sacramentos, sino el aviso por correo de la descomunal y abusiva multa, o la fecha de ingreso en la cárcel, por el delito de intentar limpiar un terreno suyo, para alimentar con papas a su familia y ganarse algunos miserables dineros con la venta clandestina de algún saquito de papas (pues sabido es traen naranjas de valencia subvencionadas secas, y dejan se caigan de los árboles las nuestras, ricas en vitaminas como ningunas en el mundo por su clima y tierra).

El Padre Báez.

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Esto anima, ¡y mucho! Por eso, vamos a seguir por esta senda, hasta que la mente y el cuerpo aguanten:

Hola Cura, he escuchado completa su intervención en el programa de Radio Polinomia y la verdad que solo ha dicho verdades, como es habitual, en la defensa de nuestros campos. Este mensaje habría que hacerlo llegar a la sociedad canaria en su conjunto, porque viven-vivimos embobados... 

Abrazos.

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