La plaga de tabaibas…
“... podemos comer los frutos de los
árboles...” (del libro del Génesis 3, 1-8).
“... la mies es abundante y los obreros
pocos...” (Jesucristo: Lc. 10, 1-8).
… esquilma el campo, la isla, las islas. La
proliferación indiscriminada de tabaibas, está afectando gravemente a la
agricultura (casi desaparecida), y la ganadería (también casi ya extinta [salvo
la canina o perralla]).
Las tabaibas pues, están acabando con el resto, ya
mínimo de agricultura que teníamos. Y lo grave, es que no hay freno a las
tabaibas, al estar protegidas. Las tabaibas, nos ponen al borde del precipicio.
La cuestión, comienza a ser dramática, por la falta de tierra, al ser invadidas
por las tabaibas, y por no poder arrancarlas, según normativa, que desgracia al
que se atreva atacar o hacer el mínimo daño a tan dañina como improductiva
planta. El paisaje, hermoso y variado antes, se vuelve ya casi en su totalidad
en el monocolor tabaibero. La tabaiba penetra por todas partes, sin freno
alguno. El paisaje se vuelve feo, agreste, desolador, unicolor… es, la única
vegetación, a la redonda. El paisaje insular o isleño, se vuelve poco a poco
tétrico. Ya, la única especie botánica que se encuentra por todas partes, es la
temida y terrible tabaiba (por sus nefastas consecuencias). Este, es el
principal problema que tenemos y nadie lo quiere ver. Esta situación, nos lleva
a una vida paupérrima. Consumimos lo que pudiéramos producir, y nos lo traen del
fin del mundo. Y lo malo, es que no hay alternativa a las tabaibas (las hay,
pero lo impide la normativa: a la tabaiba, no se la puede tocar, ni molestar).
Estamos asolados por las tabaibas omnipresentes. Y nuestro terreno es propicio
para toda agricultura y ganadería, pero… toda la superficie, entregada, dada a
las tabaibas, sin más, por orden y mando. Nos hemos quedado sin agricultura; el
sector agrario, ha muerto, quedan unos restos mínimos e insignificantes, para un
millón de habitantes, que vivimos de lo que nos traen de fuera. La tierra,
entregada a las tabaibas, sin provecho alguno. Nada se explota ya. Ya no hay
cosecha de nada. Imposible estimular la actividad agraria y ganadera, en un
lugar donde primaba el sector primario (ahora desaparecido y silenciado). Han
roto nuestras costumbres, usos e Historia.
El Padre Báez.
He tenido
el placer de escuchar su intervención en el programa de colectivo burbuja, la
cual me ha interesado bastante.
En la que
se ve que usted es una persona que se interesa por el bienestar de su comunidad,
y en el que usted llama la atención sobre un hecho que se viene repitiendo en el
mundo: el que la oligarquía atenta contra la soberanía alimentaria de los
pueblos para así volverlos dependientes, vulnerables y por tanto
manipulables.
En este
sentido esperemos y confiemos que la concienciación que las personas como usted
generen un creciente despertar que revierta la
situación.
Después de
esta exposición le voy a comentar el motivo por el que le envío este e-mail es
para hacerle una sugerencia respecto a los temas que usted habló
(…).
Un
saludo.
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