Tabaibas cerca…
“... venid,
comprad trigo...” (Is 55, 1).
“... nos
mostraste una mesa vacía y nos dijiste: llenadla de pan...” (del himno de la
Hora Intermedia del martes IV).
“... como baja
la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la
tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan
al que come...” (Is 55 10-11).
… alimentos lejos. Lo cual debiera ser al revés, es
decir: las tabaibas lejos, y la alimentación cerca. Veamos: si por su
peligrosidad y por su ineficacia, pues para nada sirven o valen, sino como
perjuicio y daño, las tabaibas cuanto más lejos estuvieran mejor, y así hasta
desaparecerlas, que ninguna falta hacen y ningún bien nos proporciona,
pero,
tocante a los alimentos cuanto más lejos, más perjudiciales, por lo que
deberíamos tenerlos lo más cerca posible; pero no señor, aquí como que todo al
revés: lo que no nos hace falta y daño, lo tenemos por todas partes, mientras
que la alimentación que deberíamos
tenerla lo más cerca posible para su frescura y calidad, nos viene de los
extremos y puntos más lejanos del mundo, con lo que nos llegan desnutridas y
podridas, aparte de los añadidos químicos para su producción, y conservación, y
que desconocemos y que sabemos por sus efectos en la salud, matando a pobre
gente, víctimas de la avaricia de gobernantes y cabildos que en la importación
-como con las tabaibas- tienen sus negocios redondos a costa de la salud y vida
de los pobres tabaiberos (antes pobres canaritos o canarios). Que si política y
políticos tuviéramos decentes y honrados, amantes del bien común, pondría lejos,
muy lejos las tabaibas -por más que dejaran tres ejemplares en jardín botánico
alguno o como reserva en algún risco- y bien contraria la alimentación que
germinando en la mejor tierra y en el mejor clima del mundo sería la salud para
esta población y la vida, la economía , el trabajo, la industria, la
exportación, la riqueza, etc., etc., de este pueblo que pasa por el paro, las
calamidades, el hambre y las enfermedades, al comer lo que tiene que sortear
días, meses de traslado, fronteras de dudosa honradez, y así pagar con lo que
compramos, nuestra propia salud, enfermedad y muerte, sin que ello haga cambiar
a gobiernos egoístas que solo ven dineros que les entra con todo lo que viene de
lejos, por más que venga de mala calidad, y lleno de peligros para la vida y
salud. Bastaría pues, con dar la vuelta a la tortilla: lo que comemos que sea
cuanto más cerca mejor, es decir de la propia tierra, y mandar al fin del mundo,
en alguna tierra inhóspita o tierra desnutrida, en esos mundo perdidos, y que
allí -allá- las tabaibas se desarrollen, si es que no hacen daño a aves
migratorias, y a algún otro ser vivo, y hasta al posible náufrago, que en ella
ningún bien iba a encontrar. Por tanto: tabaibas lejos; comida cuanto más
cercana mejor, y si posible fuera, del huerto al caldero, sin que pase traslado,
almacenamiento, exposición, conservación, etc., alguna.
El Padre Báez
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Por favor, no vean en esto
falta de humildad, sin… ¡que le tocó al azar, de entre tantos, sin
más!:
Todos los miembros del equipo
de Radio Polinomia hemos quedado embelesados con su erudición, pasión y fe en un
tema de importancia cultural y económica de primera como este de nuestros campos
y sus tabaibas. Tenemos que seguir, conforme a su disponibilidad, con más
programas. Hoy en día no es fácil encontrar a alguien que
trasmita esa pasión y emoción
por lo bello y lo justo como ud lo hace.
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