martes, 3 de febrero de 2015

cerca

Tabaibas cerca…

“... venid, comprad trigo...” (Is 55, 1).

“... nos mostraste una mesa vacía y nos dijiste: llenadla de pan...” (del himno de la Hora Intermedia del martes IV).

“... como baja la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come...” (Is 55 10-11).

… alimentos lejos. Lo cual debiera ser al revés, es decir: las tabaibas lejos, y la alimentación cerca. Veamos: si por su peligrosidad y por su ineficacia, pues para nada sirven o valen, sino como perjuicio y daño, las tabaibas cuanto más lejos estuvieran mejor, y así hasta desaparecerlas, que ninguna falta hacen y ningún bien nos proporciona,
pero, tocante a los alimentos cuanto más lejos, más perjudiciales, por lo que deberíamos tenerlos lo más cerca posible; pero no señor, aquí como que todo al revés: lo que no nos hace falta y daño, lo tenemos por todas partes, mientras que la  alimentación que deberíamos tenerla lo más cerca posible para su frescura y calidad, nos viene de los extremos y puntos más lejanos del mundo, con lo que nos llegan desnutridas y podridas, aparte de los añadidos químicos para su producción, y conservación, y que desconocemos y que sabemos por sus efectos en la salud, matando a pobre gente, víctimas de la avaricia de gobernantes y cabildos que en la importación -como con las tabaibas- tienen sus negocios redondos a costa de la salud y vida de los pobres tabaiberos (antes pobres canaritos o canarios). Que si política y políticos tuviéramos decentes y honrados, amantes del bien común, pondría lejos, muy lejos las tabaibas -por más que dejaran tres ejemplares en jardín botánico alguno o como reserva en algún risco- y bien contraria la alimentación que germinando en la mejor tierra y en el mejor clima del mundo sería la salud para esta población y la vida, la economía , el trabajo, la industria, la exportación, la riqueza, etc., etc., de este pueblo que pasa por el paro, las calamidades, el hambre y las enfermedades, al comer lo que tiene que sortear días, meses de traslado, fronteras de dudosa honradez, y así pagar con lo que compramos, nuestra propia salud, enfermedad y muerte, sin que ello haga cambiar a gobiernos egoístas que solo ven dineros que les entra con todo lo que viene de lejos, por más que venga de mala calidad, y lleno de peligros para la vida y salud. Bastaría pues, con dar la vuelta a la tortilla: lo que comemos que sea cuanto más cerca mejor, es decir de la propia tierra, y mandar al fin del mundo, en alguna tierra inhóspita o tierra desnutrida, en esos mundo perdidos, y que allí -allá- las tabaibas se desarrollen, si es que no hacen daño a aves migratorias, y a algún otro ser vivo, y hasta al posible náufrago, que en ella ningún bien iba a encontrar. Por tanto: tabaibas lejos; comida cuanto más cercana mejor, y si posible fuera, del huerto al caldero, sin que pase traslado, almacenamiento, exposición, conservación, etc., alguna.

El Padre Báez

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Por favor, no vean en esto falta de humildad, sin… ¡que le tocó al azar, de entre tantos, sin más!:

Todos los miembros del equipo de Radio Polinomia hemos quedado embelesados con su erudición, pasión y fe en un tema de importancia cultural y económica de primera como este de nuestros campos y sus tabaibas. Tenemos que seguir, conforme a su disponibilidad, con más programas. Hoy en día no es fácil encontrar a alguien que
trasmita esa pasión y emoción por lo bello y lo justo como ud lo hace.

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