viernes, 23 de diciembre de 2011

POPURRÍ 92:


Sobre mi tesis (92):

RESPUESTA DEL PADRE EVERARDO

Poco aptos para ministerios eclesiásticos le parecen al Padre Plaza los mestizos y criollos y así se lo hace saber al Padre Everardo en la carta que le escribió desde Potosí el mes de Enero de 1578:

“ La 2ª dificultad es que en esta Villa de Potosí no ay muchachos españoles ni criollos, todos son mestizos, hijos de españoles i indias; y éstos comúmente son poco aptos para ministerios eclesiásticos, porque tienen muchas costumbres de las madres que los crían; allende desto, ellos se aplican poco a ministerios de la Iglesia, y ansí parece que no se juntarán en este asiento de cinqüenta estudiantes arriba” (18).


Una falsa historia...
... no se debe leer, y para no caer en ese peligro, no se la debe comprar, y si te la regalan, echarla a la basura. Es grave te tergiversen los datos, pero aún mayor, que silencien otros, como si nada al respecto hubiera sucedido, excluyendo -por no simpatizar con la entidad, negarla-, como si no existiera y nada hubiera hecho, siendo la gran y casi la única protagonista.
Por todo ello, se ha de evitar entrar en contacto con libros perniciosos, y que hacen daño, haciendo creer las cosas son como las cuentan ellos, gente sin escrúpulos, que faltos de profesionalidad, marginan a aquellos, con los que no comparten credo, ni simpatías, y así obviando la vida y acción de la principal autora (la Iglesia) de los cambios y avances en todos los sentidos, cual motor de la vida y su avance.
En una verdadera historia, se ha de tener en cuenta a todos los actores de la misma, para no hacerla mentir; y porque como bien dice el refranero, no hay mayores mentiras, que las medias verdades. Quien lea estas medias verdades, tendrá un concepto de la historia falso, por incompleto. Y ello, porque en la Historia, se cruzan muchos hechos, que complementan y completan lo más posible la vida historiada.
Y no vale, que como no me  gusta esa fracción -por más que sea la mejor y la mayor-, la borro y salto ese inmenso lago, como si nada hubiera sucedido, precisamente la que más ha hecho, en línea del progreso y avance de los pueblos en todos los frentes.
La Historia es una materia, que ha de ser precisa, y ajustarse a los hechos, con datos, con fuentes, con amplitud de miras, sin recortes ni cortes de las acciones y sus autores o actores primeros. Hay que contrastar y saber la verdad. Y hay que ver el contexto, recabar la mayor visión posible.
Todo lo que precede, tiene un resumen más que claro: que si ignoramos la acción y el protagonismo de la Iglesia en la Historia, lo que surja de ahí, ya no es historia, sino un simulacro y falsa historia, toda vez que se ha prescindido de la verdad, tachando o quitando a la Iglesia, de la que los miembros que la forman, han estado impregnados de esa misma Iglesia -pues son Ella-, que es la que los movía de situaciones atrasadas y ha llegado al presente en la situación en la que está (y no es la ideal [por lo que su compromiso con la sociedad, de cara a una continua mejora], no cesa nunca, como motor de avance que es, por su propia esencia).

Esto me dicen, esto les cuento:
Loque usted venia diciendo ha se mas de 15 años así es el tiempo si DIOS quiere pone a cada cual en su lugar
SI a estas marionetas de políticos que casi todos se dejan manejar desde fuera y no han hecho nada por nuestra bendita tierra canaria la única en el mundo que das mas de 3 cosechas al año de lo qué plantes
Pero al grano ayer le oí a Paublino Ribero que el PP no ahecho mas que MACHACAR NUESTRO TERRITORIO y quienes se lo an permitido si ahora ampliaremos el aeropuerto para que vengan mas turismo basura de pa fuera..rompemos nuestros parajes naturales para llegar ala ALDEA y dentro de poco haremos otra auto pista para llegar a TEJEDA y un mintieran padar vuelta ala isla que pena penita pena de estos políticos que no cuidan nuestra madre tierra canaria que es el mejor tesoro que tenemos pero están tan ciegos que no ven mas que intereses particulares y empresariales de pafuera
UN ABRAZO PADRE BAEZ
CUIDESE MUCHO

Permítanme, en estas fechas, una cita evangélica:

 

Lucas 2, 1-14

  

1 Por aquel entonces salió un decreto de César Augusto mandando hacer un censo del mundo entero. 2 Este censo fue el primero que se hizo siendo Quirino gobernador de Siria. 3 Todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad. 4 También José, por ser de la estirpe y familia de David, subió desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, 5 para inscribirse en el censo con María, la desposada con él, que estaba encinta.

6 Mientras estaban ellos allí le llegó el tiempo del parto 7 y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.

8 En aquella misma comarca había unos pastores que pasaban la noche al raso velando el rebaño por turno. 9 Se les presentó el ángel del Señor, la gloria del Señor los envolvió de claridad y se asustaron mucho. 10 El ángel les dijo:

- No temáis, mirad que os traigo una buena noticia, una gran alegría que lo será para todo el pueblo: 11 hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un salvador, que es el Mesías Señor. 12 Esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.

13 De pronto se sumó al ángel una muchedumbre del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo:

14 - ¡Gloria a Dios en lo alto, y paz en la tierra a los hombres de su agrado!

Y ahora, su comentario:

LA NOCHE Y LA LUZ


Lo que Lucas nos muestras...
... aquí es un ejemplo perfecto del género literario "Evangelio". Esto consiste en "contar lo que sucedió, aunque los ojos no lo vieron". Lo que vieron los ojos fue un nacimiento en condiciones materiales penosas. Lucas sabe más, y sabe que sucedió más: sabe quién es el niño que nace; nace el salvador, la gran alegría para todo el pueblo.

No podemos leer...
... estos textos como si fueran simplemente relatos de lo que sucedió. En todos estos textos de la infancia de Jesús, la historia tiene menos importancia que el significado de lo que está sucediendo. Y el significado es estremecedor: para ver a Dios, mirad a ese niño.

Nuestra fe es...
... una radical negación de la apariencia del mundo. La apariencia del mundo, la que captan los ojos, es materia que cambia y pasa, vida que llega a morir, y es ausencia de Dios, que no aparece por ninguna parte, que no parece arreglar nuestros problemas. Eso es lo que llama Pablo una vida sin religión... pero es lo evidente, incluso lo razonable.

Nuestra fe es...
... no conformarse con esto. Y no nos conformamos porque nos fiamos de ese niño que vemos hoy nacer. Somos más, hay más destino, hay otro modo de vivir, Dios está ahí presente y habla y trabaja... La Noche de Nochebuena se convirtió en día para los pastores porque apareció la Gloria del Señor. Es todo un símbolo: la oscuridad de la vida humana se convierte en día por la presencia de Jesús.

Nuestra fe suele ser también...
... un alarde del conocimiento de Dios, el Uno y Trino, el Todopoderoso, el Creador, el Infinito, el Providente… Todo esto fue quizá válido hasta que Dios se dejó ver. Y fue una desilusión: ¡tenía que haber nacido en el palacio de Herodes o mejor en el del César de Roma o quizá ser hijo del Sumo Sacerdote y nacer milagrosamente destellando resplandores! ¡Así nadie tendría dudas y el mundo entero se postraría ante la divinidad manifestada en gloria! Pero no fue así.

Los judíos pedían señales...
... y la señal es un niño pobre nacido en una cuadra, inmovilizado en pañales. Los griegos buscan sabiduría: y la sabiduría de ese niño sólo serán sus parábolas, de las que se puede sacar tan poca filosofía y teología que la Iglesia no las ha olvidado y por eso no busca sabiduría en otras fuentes. 

Hemos convertido la Navidad...
... en una fiesta de ternura infantil y familias, y también en fuente de la asombrosa teología de la Encarnación que nos ha llevado hasta afirmar que ese niño es un ser humano verdadero. Con eso hemos comprendido mejor la Palabra.

Es la fiesta del compromiso de Dios...
... con nosotros contra nuestras tinieblas. No debemos ceder a la simple ternura. Debemos subir a la contemplación, al género "evangelio", ver lo que sucede de verdad, aunque los ojos no se enteren de casi nada. Y debemos aprender qué es Dios solamente mirando a ese niño.

Dios está aquí...
... aunque los ojos no se enteran. Dios está con nosotros, aunque nos parece que estamos locos. Dios es así, aunque la mente se escandalice. Los ojos no ven a Emmanuel ni a Dios Libertador. Navidad es para ver con los otros ojos, los del Espíritu, abiertos por Jesús.

Ha aparecido la gracia de Dios...
... para que la vida sea diferente, porque la vida es diferente. Los evangelios empiezan verdaderamente cuando Jesús empieza a proclamar: "Conviértanse, que ya está aquí el Reino de Dios". A la luz de esas palabras tenemos que mirar al Niño. "Convertirse", es tener que darse uno la vuelta, cambiar de rumbo, ir a otro sitio, volver la cara a Dios tal como se deja ver.

Y oír, escuchar, atender LA NOTICIA:
"El reino de Dios está aquí". Este mundo no es la noche de la injusticia, de la desgracia, de la muerte, de la ausencia de Dios. El Niño revela que este mundo puede ser "EL REINO".

La nochebuena está llena de símbolos...
... y debemos vivirla así. Es de noche, sólo unos pastores vigilan los rebaños. Belén está llena de algazara de posadas a rebosar. En una cuadra aparte una pareja pobre está en apuros. Pero la noche se ilumina con la Gloria y la palabra del Señor. La recibe la gente sencilla y son capaces de interpretar bien una señal que no es señal de nada: un niño envuelto, como todos, en pañales, y colocado, peor que todos, en un pesebre.

Y todo esto dispara la pregunta afilada, ineludible: ¿dónde está tu Dios? No lo busques como los Magos en el Palacio del Rey, ni en la sagrada Jerusalén. No solo en el templo, no solo en el culto, no solo en el sacerdocio, no solo en el palacio, no solo en la sabiduría de los escribas y teólogos. Ni siquiera en su casa, ni en el día. La Nochebuena es una gran negación, un desafío. Esto va a ser para nosotros Jesús. Creer a Dios sin ver nada del otro mundo. ¡Qué señal, un niño pobre en una cuadra! ¡La gloria de Dios que sólo es visible para cuatro pastores miserables!

Navidad es para ver a Dios donde los ojos no lo ven: No es nada fácil ver a Dios en el niño que ha nacido. En realidad sólo lo podemos ver porque sabemos quién será ese niño. No creemos en Jesús porque lo vemos en el pesebre. Creemos en el Niño del pesebre porque ya sabemos quién es. Los evangelios de la infancia sólo tienen sentido después de creer en Jesús, están escritos por personas que ya tienen fe en Jesús.

Es eso lo que nos pasa con la vida...
... no es fácil, quizá sea imposible, creer en Dios despegando hacia Él desde lo que ven los ojos en este mundo. Vemos tanta injusticia, tanto dolor de inocentes, tanto sin-sentido, que nos resulta áspero ver ahí la mano de Dios. Y es que tiene que ser al revés. Creemos en Dios y después intentamos iluminar la noche de la vida con esa fe.

Por eso, el signo de la Navidad...
... es la luz en la noche, contemplada por los más sencillos. Esta noche no se van a enterar de nada los sabios y teólogos de Israel. Para ellos no ha pasado nada. Esta noche no se va a enterar de nada el Rey Herodes, y cuando se entere se dará cuenta inmediatamente de que ha nacido un peligro mortal para él y procurará destruirlo.

Esta es la noche de creer...
... en los valores enterrados en el corazón de toda la gente, que es donde descubrimos, con sorpresa y con gozo, que verdaderamente el Reino de Dios sí que está en el corazón de todos los hombres. La noche sigue siendo noche, sigue habiendo dolor y vejez y desgracia, nos siguen apeteciendo mil cosas que nos degradan; vivimos en la noche. Pero en la noche hay luz para ver más cosas y más verdaderas. Esa luz es Jesús.


Nota:5.
(18).- M. P. II. Doc. 47,

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