lunes, 5 de diciembre de 2011

POPURRÍ 74:

¡Por favor, no se pierdan y lean hoy sin falta, lo que sigue a la tesis!


Sobre mi tesis (74):
El Catálogo de la Provincia Peruana de la Compañía de Jesús del año 1572, hecho en el Colegio de Lima nos presenta esta lista de nombres: “El Hermano Martín Pizarro: es nacido es esta tierra, de edad de veinte años y a cuatro que entró en Conpañía; oye Artes y tiene abilidad para el estudio... El Hermano Joseph de Rivera, de edad 17 años y nacido en esta tierra, abrá 4 años que le recibieron; tienen mediana abilidad para el estudio... El Hermano Blas Balera (...) es mestizo y muy buena lengua... El Hermano Vicente Yánez (...) es nacido en esta tierra... El Hermano Juan de Anaya (...) es nacido en esta tierra... El Hermano Juan de Añasco (...) es mestizo... El Hermano Francisco Despinosa (...) nacido en esta tierra...” (45).
Así pensaba el Padre José de Acosta de los indios:
“... el modo de suplir las lagunas y deficiencias de las lenguas indígenas en términos abstractos y religiosos con vocablos o raíces castellanas la ventaja de los mestizos en esto (IV, 380 y VI 569), (46), acreedores por lo mismo a la máxima estima y gratitud, y de los criollos, que tienen esta misma cualidad y pueden ser óptimos instrumentos del Evangelio (IV, 379), (47).
Respecto a la formación de las clases dirigentes se entra de lleno en la del clero indígena.
Un aspecto fundamental en contacto con la formación del clero es el mestizaje pero llevaría lejos en este trabajo el presentarlo (48).

Alguien -cuyo nombre no debo dar-, me ha escrito, sobre mi tesis:

“... MI QUERIDO AMIGO:

SIEMPRE LE LEO CON GRAN AFECTO Y MUCHO INTERÉS.

¡ENHORABUENA POR SU ERUDICIÓN!

ALGÚN DÍA DEBERÍA RECOPILARLO Y PUBLICARLO EN UN LIBRO...”



No se pierdan lo que sigue:

Va de huevos:
Me contó Don Domingo Báez, mi pariente que en paz descanse, que una vez legando a la Cruz de San Mateo o de Cruz de Tejeda (ya saben es lo mismo, según de qué lado se esté o ponga), que venía de atrás de Cercados de Araña y de por La Cumbre, un pobre huevero (huevero), con dos cestas de huevos, y venía con un su compañero, y que al llegar al lugar citado, con un chispi-chispi, que puso el barro masapel, como jabón, y tan mala suerte tuvo nuestro hombre, que cayó, y ya se pueden suponer la güevera aquella, que no quedó ni uno sano, y nuestro hombre llorando no atinaba a decir, sino: “¡Ahora me ajorco, ahora me ajorco...!”, a lo que el compañero le pregunta: “¿por lo güevos?, y éste le respondió: “¡no, por el pescuezo!”

También me contó el mismo:
Que en una ocasión, yendo con su tío (también cura, y cura joven él, iba pá La Aldea, en aquellos camiones de tomates, por aquellas carreteras del Andén Verde, sin asfaltar, y estrechas, cogiendo curvas muy cerradas, cada vez que el camión se salía –así lo veía él desde la cabina, la carretera en vuelo, dado que las ruedas quedaban más atrás, y desde la perspectiva del que va sentado, no apreciaba las ruedas no se salían del camino-carretera, aunque lo pereciera, el caso es que me dijo –yendo, precisamente a la Fiesta de San Nicolás, a La Aldea-: “¡Muchacho, los güevos, los llevaba de corbata!”

Pero no acaba aquí el asunto de los güevos (o huevos para los finolis):
Que va y me añade el antes ya citado dos veces, que toda vez, que el conductor iba por la izquierda, su tío por la derecha, y él sentado sobre la tapa del motor, va y me cuenta o dice: “¡Muchacho, cuando llegué a La Aldea, los güevos los tenía sancochados!”

Y viene todo esto a cuento...
... porque aprovechando el larguísimo puente, y para un servidor el único día libre el Domingo por la tarde, ya que el lunes, Misa Lomo Magullo [18,00]; el martes fiesta de San Nicolás, pero en el Risco [12,00]; el miércoles víspera de Fiesta, las tres Misas respectivas (Cazadores [17,00], La Breña [18,00], Lomo Magullo [19,00]; y el día de la Inmaculada, otras cuatro (Lomo Magullo [9,00], Tecén [10,00], Tafira Alta [12.00], Jinámar [19,00], pues –y toda vez que vuelvo a las grabaciones, siguiendo la huella de los guanches, me fui a Amurga, pero desde Fataga, y heme allí, dejando el coche cerca de una casa, y al pasar por delante de la misma, su ama y dueña, que se sorprende al verme en persona, seguidora de un servidor de mis intervenciones en Televisión –siempre que sale llamo a mi hermano, para que lo vea, me dijo- que la saludo y doy las gracias y digo que voy a las crestas de las montañas, a lo de los guanches, y me dijo que al volver, pasara por su casa a tomar café. Pues, eran las 12,30, y llegué a la meta a las 14,30; inspeccioné hasta las 16,00 (fue mucho lo encontrado: tres tumbas, dos casas, cazoletas, cuevas mortuorias, paredes, huesos, goros, etc.), y a las 18,00 estaba en la casa, de paso al coche avisé pusieran el café al fuego, y que volvía en dos minutos (me cambié de calzado, y cogí mi pan con jamón y dos naranjas) y me vuelvo a la casa de M. A. M., que soltera ella dos años más que un servidor, vive con su hermano (C. M.), que casado dos veces, y dos veces vuelto a separarse, es fan de un servidor, con 71 años, y... al ver mi bocadillo, me lo negaron y me sirvieron unos macarrones, que sabían a gloria –no había un servidor almorzado- y me frió dos huevos, cuando un servidor creía era uno, y ante mi sorpresa, el anfitrión, me dijo que me los llevara puestos (me los comí los dos), pero –salto todo lo que siguió... - a punto de despedirme, ya sobre las 20,00 horas, mi buen hombre sale y me regresa con unos 20 kilos de naranjas, y con un cartón de huevos, y me dijo sobre los mismos, que eran del día, y de gallinas que duermen. Me preguntó si lo comprendía, y le dije que sí, que hacía referencia a esas que con luces encendidas, no las  dejan dormir, y ponen de día y de noche (¡una mierda de huevos!)...

Total, que la cosa no acaba ahí...
... porque llego a casa, y me espera un matrimonio, que había venido a verme tres veces alternas (a las 18,00; a las 19,00; a las 20,00 [y se prometieron no irse hasta que un servidor no llegara], y al ver cómo bajaba del coche, ya en el garaje, para llevarlo a casa, y atenderlos, ven cuatro bolsas de naranjas (les dije: ésta, de Tecén; ésta, de Lomo Magullo; ésta de La Breña; y ésta de Fataga, y añado: y este cartón de huevos, también de Fataga, de gallinas que duermen, y toda vez que comprendieron de qué iba el asunto, me dijeron: “¡Oh, esos sí que son huevos, pero de gallinas que duermen, quedan ya muy pocas...!” Y añadió...

Y añadió:
Me ha contado un señor que tiene una granja, que ahora les exigen y obligan a poner aire acondicionado a las gallinas en las granjas, y que el sistema de aire refrigerado es tan caro –añadió la esposa de mi visitante: como para el queso- que este pobre hombre, y como él casi todos, no va a poder ponerlo, por el dineral que cuesta, con lo cual los huevos canarios, van a desaparecer, y volverán a tupirnos a huevos de espakistania, esas grandes compañías, que nos los mandarán “muy frescos”, y una ruina más para los tabaiberos, que cerrarán sus negocios, y más gente al paro..., porque si encima, un inspector o denuncia de alguien y vayan y vean, no está el aire, la multa no la pagan ni vendiendo el gallinero con gallinas incluidas, cárcel, multa y negocio cerrado...

Y como dijo el otro, con micrófono encendido, que él creía apagado:
“¡manda güevos!”

 

¡Ya está bien!, ¿no? ¿O les parecen poco? ¡Pues, que sigan! ¡Vaya país de vagos y gandules. sin huevos, para ponerse a trabajar y dejar trabajar! Pues, es lo que hay y tenemos: ¡diez días de puente! ¿No nos vamos a hundir?

Notas:
(45).- M. P. I. Doc. 108.

(46).- M. P. I. JOSÉ DE ACOSTA; “De Procuranda Salute” BAE: IV.

(47).- L. LOPETEGUI o. c., pág. 313.

(48).- Tratado por la mayoría de los autores citados en la Bibliografía.

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