miércoles, 14 de diciembre de 2011

POPURRÍ 83:

NOTA: Presten atención, a lo de la historia: “No, no, no..., ¡no vale, no...!”

Sobre mi tesis (83):
Parecidas palabras de promesas dirige el mismo día a Teresa Orgañez, fundadora del Colegio de Cuzco:
“... tan de veras ha tomado el cuidado de favorecer y también dando orden cómo essa ayudar esse collegio del Cuzco, no solo de presente más también dado orden cómo essa ayuda sea perpetua y fundación bastante para que sí se pueda criar un buen número de operarios que trabajen en essa gran viña del Señor” (4).
Mejora el parecer del Padre General respecto a los naturales y así se lo hace saber al Padre Alonso de Barzana, en carta dirigida a Lima con la misma fecha que las anteriores:
“Hame animado y consolado mucho la letra de V. R. de 4 de Março, viendo la buena disposición, que ay en los naturales de essa tierra para que en ellos se emplee la Conpañía según el fin propio de su vocación y el deseo que Nuestro Señor le da de ayudar en estas misiones” (5).

No, no, no...!, ¡no vale, no...!
Una historia que prescinda del la Religión y de la Iglesia, no es historia. Por tanto seguimos en las mismas: vacío, laguna, hueco, incompleta, tendenciosa, parcial, incompleta...


HISTORIA CONTEMPORÁNEA DE CANARIAS

Presentación

Miércoles, día 14, a las 20,00 h.

en el local del CICCA, Alameda de Colón

en Las Palmas de Gran Canaria

 
El libro es producto de un trabajo de investigación y recopilación realizado por un equipo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y de la Universidad de La Laguna integrado por las siguientes personas:
Directores-Autores: Agustín Millares Cantero, Sergio Millares Cantero, Francisco Quintana Navarro y Miguel Suárez Bosa.
Autores: Rosario Alemán Hernández, Carmen Ascanio Sánchez, Antonio Becerra Bolaños, Luis Cabrera Armas, Álvaro Díaz de la Paz, Ramón Díaz Hernández, Juan José Díaz Benítez, Pilar Domínguez Prats, Josefina Domínguez Mujica, Victoria Galván González, Alejandro González Morales, Ricardo A. Guerra Palmero, Agustín Millares Cantero, Sergio Millares Cantero, Francisco J. Ponce Marrero, Francisco Quintana Navarro y Miguel Suárez Bosa (faltan, entre otros los reverendos: el historiador Don Julio Sánchez Rodríguez, El Doctor en Historia de la Iglesia Don Juan Carlos Arencibia Suárez, el historiador Don Simón Pérez Reyes, el Licenciado en Historia Don José Lavandera López, y un servidor mismo).
La obra Historia Contemporánea de Canarias, viene a completar un vacío en la historiografía del archipiélago, carente hasta ahora de una síntesis en el que aunara el rigor científico y la capacidad divulgativa. El carácter científico y actua­lizado de esta obra se lo imprime la presencia de un equipo multidisciplinar (¿también hay -acaso- un teólogo historiador, licenciado o doctor en Historia de la Iglesia?) y solvente de personas de ambas universidades canarias, diecisiete profesores e investigadores, que ofrecen una panorámica económica, social, política y cultural (aquí faltan la dimensión religiosa, y el papel de la Iglesia. Un servidor es Licenciado en Historia de la Iglesia, y ese capítulo no se ha escrito; y sin él, esa falsa historia está coja. No vale, no sirve.) de la evolución de las islas a lo largo de la etapa contemporánea hasta llegar al tiempo presente. A su vez el carácter divulgativo viene dado por el esfuerzo de los participantes en este proyecto en ofrecer un producto editorial asequible al gran público y utilizable por parte de los profesionales de la enseñanza secundaria y universitaria.
Bajo el patrocinio económico, tanto en la etapa investigadora como en la editorial, de la Obra Social de La Caja de Canarias, se salda no solo una deuda con la historiografía canaria comprendida entre dos siglos (desde 1800 al año 2000), sino que se aporta una obra de excepcional riqueza documental y di­vulgativa, que deseamos sea de gran utilidad académica, docente y literaria.
Nota: lo escrito en azul y entre paréntesis es de un servidor.
(Recomiendo -además- encarecidamente, lean el punto: Yo, no la abriría, porque...”).


Yo, no la abriría, porque...
... creo que es un insulto a la arqueología (me refiero al Maipés, a la necrópolis). Diez años de restauración, o de “estropeación” -valga el término-, entre unos 700 túmulos guanches, y para lo cual se ha gastado algo más que un millón de euros (¡”malimpriaos”, que dicen en mi tierra!), porque jugar con el pasado, con la Historia y destrozarla, no es admisible, y sin embargo, se ha pagado para ello. Que restos óseos del 700 al 1100 d. d. C. (después de Cristo), no hayan merecido el respeto debido, es algo que la Historia demandará a unos incompetentes, que han llenado de planchas de hierro (corten) la necrópolis, y se han cargado literalmente las que han restaurados, dándoles formas que no tenían en su anterior estado, y convirtiendo unas en formas de quesos, y otras en sombreros cordobeses, cuando terminan redondeadas, en forma de cúpula o bóveda, es algo que no se debe mostrar, ni visitar, sino taparlas por ofender a la visión o vista de una realidad torcida y cambiada; y cuando no, acudiendo a fotos (un servidor mismo, guarda películas de grabaciones a las mismas [se las devuelva a su estado primero o primitivo]). Así, no construían las cistas los guanches. Quedan bien, las que no han tocado. Pero, el daño ya está hecho, y es lo que pretenden mostrar o enseñar, para vergüenza y ofensa a/y de nuestro mejor y mayor tesoro: las necrópolis. Sí, desgraciadamente, son medio centenar, las que sufrieron el vandalismo de quienes se llaman reconstructores o arqueólogos profesionales. Menos mal, que quedan fuera de la demarcación (pared construida por los guanches, y en parte rota por obras y tractores operando en reparación), muchas otras, que aunque expoliadas, se mantienen en su pureza, más aquellas, que se vieron libres de los que rompen sin conciencia lo más sagrado de nuestro arte –perdonen lo repita, pero es que es así-. Pido a la Virgen de las Nieves, a la Inmaculada y a San Pedro, advocaciones del lugar, eso nunca se abra, para bien de lo nuestro, ya que es algo que repugna y repele. Menos mal, que otra necrópolis de similares características, en también terreno de “mal país” (maipés) o volcánico, en Jinámar está íntegro, sin que las manos restauradoras de nadie, lo haya cambiado por lo que no es.
En otros lugares del mundo, hasta se tiraría hasta el Centro educativo, construido en parte sobre dicha necrópolis, teniendo bajo sus cimientos túmulos y cistas con huesos “sagrados” de nuestros antepasados. Y si las planchas de hierro fueron puestas para los discapacitados, ¿qué hacen esas escaleras con cientos de peldaños, rotondas, explanadas, caracoles, desniveles, etc. en el recinto arqueológico, con avenidas, expositores, barandas, rinconeras, adornos, muros, zig-zags, etc., etc.? Un cúmulo de despropósitos, que nadie vio, mientras alguien metía hierro sin ton ni son, que suena a pelotazo o amiguismo..., y meto y pongo, en el corazón del yacimiento: retretas, bares, mesas, restaurante, salsas del café, etc., etc. ¿por qué é de paso no pusieron hasta una churrería? ¡Todo ello, ayuda a preservar un lugar, sagrado: una necrópolis! ¡No te digo! ¡Abran el negocio!, a costa de los huesos de nuestros antepasados, que por “sagrados” juraban por ellos, nuestros antecesores...


Notas:
(4).- M. P. II. Doc. 7, 1.

(5).- M. P. II. Doc. 11, 1.

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