miércoles, 10 de agosto de 2011

SIN MINISTRO DE AGRICULTURA:

 
    ¿Qué pensar o decir de un país -pongamos que hablo de espakistania-, que tiene ministros para todo y para nada, y sin embargo, para el sector llamado “primario” que quiere decir primero, no tiene un ministros, y nunca mejor dicho, del ramo? Que la riqueza de un país depende de su agricultura y por tanto de lo que produce, no creo nadie lo ignore, salvo el “zapa” que mal o peor nos gobierna, porque que no haya un ministro de agricultura, es prueba clara y evidente de lo que al “tero” le interesa o preocupa la agricultura, y por descontado la ganadería que le va a la zaga. Pero, si esto decimos de lo que queda del país que hablo, hecho cachos por mor de las autonomías y los independentistas sin razón –nosotros, los canarios sí que las tenemos, que en una de las colonias, la única que queda en el mundo- y hablo de lo que no es políticamente hablando, ni un archipiélago, sino “islas”, que a modo y semejanza la del mayor del reino, tampoco tiene una consejería fuerte en lo mismo, piénsese que estuvo un profesor de matemáricas en agricultura, en el gobierno de aquí, y en el cabildo un maestro de escuela, en lo mismo. Y dice uno: dos maestros o profesores de niños, metidos a cosas de ganadería y agricultura, pero ¿y por qué no ponen a veterinarios en los hospitales de personas y a dfar clase a los peques y  otros alumnos?, ¿por qué no ponen en las escuelas, institutos y universidades a ganaderos y agricultores? Porque si de poner el mundo al revés se trata, esto es lo que habría que poner, como en la canción de los campamentos, vamos a contar mentiras. Que cuando el profesional de lo que sea está al frente de un área que desconoce, la cosa no puede salir ni ir bien es una verdad de perogrullo, y sin embargo estos memos de la política, es que no se enteran, capaz de poner de pilotos de avión a ciclistas, sin más carnet de conducir, y así abogados en las farmacias y mecánicos de panaderos. Que mira uno la mejor tierra del mundo, ahora llena de hierba, por mor de las últimas lluvias caídas y así todos los años y desde que el mundo es mundo, y ve todo vacío de cultivo, solo crece maleza y lo estéril que plantan estos zoquetes, que no ves un animal suelto, a no ser que sea la perrería o jauría que tenemos por todas partes, cual si de los canes, comiéramos carne o leches nos diera; que pudiendo tener leche para exportar, la importamos de todos los puntos habidos en el mundo, porque no sacamos leche a no ser que sea de tabaiba y cardones, los que no se cansan de plantar y de proteger. ¡Será esa la agricultura que cultivan estos babiecas, que en vez de tener en consejerías a gente nacida y crecida en el campo, y que han ejercido y ejercen la agricultura y la ganadería, desde que nacieron y por tanto la traen o tienen en la sangre, te ponen al frente de la misma  a gente que la han visto -si es que la han visto- en los libros, sin más. Y claro, así nos luce el pelo, que comemos tomates de Marruecos y lechugas de Holanda, millo de EE.UU., y trigo de Rusia. Como si todo eso, además del precio en sí, no hubiera que pagar el transporte y los conservantes, a la par que aquí lo tendríamos fresco, barato y mejor. Pues, ¡no señor! Aquí, multan y persiguen al que cultive algo, que para eso tienen al Seprona y al Miedo Ambiente, y a más gente,  que tienen asombrado al poco y cada vez menos personal del campo, porque no está bien esperar haya bruma para hacer algo, que a la luz del sol no se atreve, no sea que por aire o tierra, los cojan y sancionen, por hacer lo que siempre se hizo y nunca se dejó de dejar de hacer. Pues, que ¡estas tenemos!, y mientras, como el pajarillo en el nido, con el pico abierto, esperando nos traigan granos y todo de fuera, lo mismo que nos enferma, nos empobrece y nos mata. Y para eso, tenemos la mejor tierra y el mejor clima del mundo, y no le sacamos partido alguno, y ello por culpa de unos partidos políticos, vendidos a espakistania o comprados por espakistania; la misma que mata a cristianos y destroza la moral, los principios y los valores de una pueblo, de una cultura, de una sociedad, que no tiene ministro de agricultura, y así nos luce el pelo en el mundo, que somos la vergüenza y el hazme-reír del mundo. Y, llegado el carnaval, como las cigarras de la fábula de las hormigas, danzamos tres meses, sin dar un golpe en la tierra, sino en las orillas de las carreteras y en el fondo de los barrancos, por parte del cabildo idiotizante e idiotizador que tenemos.
 
    El Padre Báez, que recuerda a aquellos héroes del campo, que continúan en el campo, sin caer en el absurdo de la terciarización, y siguen dados como siempre a la tierra, y ello tal y como se hizo siempre, durante siglos, pues la tierra da la comida y trabajo, pero hay unos pocos listos –políticos ellos- que les interesa vivamos de las importaciones ¡y del turismo!, el mismo que solo deja pérdidas, y no dan ni un solo puesto de trabajo nuevo, ¡al contrario!, cada vez los despiden más y más, porque ni compran, ni gastan...

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