sábado, 20 de agosto de 2011

¡Ahora hierro!


Antes, o hasta ahora, según me cuentan, robaban cobre, de los tendidos y demás; pero ahora, la moda es llevar hierro a las chatarrerías. El caso es hacer unos euros, para poder comer, y eso hace que peligren nuestras calles, al ser desprovistas de esas tazas redondas que cierran cloacas, riegos, saneamientos, etc.

Y es el caso, que se va Ud. a cualquier parte de la isla, y la encuentra con esos surcos de hace cincuenta o más años, que abandonados por mor del turismo, esperan sean de nuevo plantados; y ello desde las orillas del mar, hasta las mismísimas cumbres, sin respetar barrancos y laderas, riscos, y tesos, llenos de sus acequias, también rotas y por reparar o restaurar.

Parece que el cobre y el hiero, da más de comer que las papas y el millo si se plantara (¡no digo ya tomates!), que en lugar de pensar en volver a la agricultura, donde toda tabaiba, está protegida, se estimula o de alguna manera se incentiva el cultivo o desaparición del hierro, y ello allá donde haya algo que pese, porque cuanto más, pues más.

Y cree uno, que ya está bien de dejar la mínima industria férrea o del cobre, y cambiarla por la de la tierra, que agua hay por acequias a rebosar si la sueltan, porque aparte de la del mar, que no sirve, porque a los cinco años esteriliza de por vida la tierra, la de las presas, que como que la quieren hasta para saltos de electricidad.

Y preferible es alumbrase con velas, o simplemente como las gallinas meterse a dormir según se va el sol, con lo que se madruga hasta sin querer, y dedicarse a lo que desde que el mundo es mundo se dedicó todo el mundo aún en el presente en todas partes menos aquí, y eso que aquí, tenemos la mejor tierra del mundo y el mejor clima del mundo, y esto no me cansaré de decirlo, porque antes que un servidor, lo han dicho expertos en esos asuntos.

Y toda vez que con la leche de tabaiba, no se hace queso, ni se toma y menos sirve para hacer yogures, que se dediquen a otras leches, como por ejemplo la que dan las cabras. Pues así vea los ojos de Dios, que esta tarde me dijeron, habían visto regando a las cuadrillas de verde y amarillo reflectante a tabaibas y cardones, a orillas de las carreteras, cuando estas plantas las cría el sol, y el agua las seca, pero es ¡que no se enteran!

Que rieguen comida, y se dejen de majaderías; que planten comida, y se dejen de boberías; que limpien cercados y no orillitas de las carreteras y barrancos, que se dejen de tanta limpieza y paisaje, y se dediquen a limpiar cercados y a plantar árboles y hortalizas, que si no este pueblo hambriento sigue arrancando hierros y va y uno sin saberlo, meta el pie dentro y se desgracia, porque no va a quedar a este paso una sola alcantarilla o/y registro de luz en avenidas, calles y plazas; ¡eso p´empezar, que luego, se van y se lían con puentes y túneles, y nos arruinan!

El Padre Báez, que como dice el refrán, hace suyo lo de “el que avisa, no es traidor”.

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