martes, 22 de marzo de 2011

¡VAYA PRENSA TENEMOS!

 
    Si es cierto el dicho o refrán, que dice: “¡más vale una imagen que mil palabras!”, el ejemplo que esto ilustra, le va a dar toda la razón y más. Pero, digamos así de entrada, que la prensa que tenemos, no es de pena, es de miseria. Están descentrados, van contra corriente, no se enteran, van a su aire, no tiene rumbo, no hay periodistas –como Paco Díaz en ella-, son pobres mentales, no se suben al nivel medio, no van “como Vicente a donde va la gente (que en este caso sí que vale)”, y digo esto, porque –como muchos sabrán, gracias a uno de los dos periódicos de aquí, que me lanzó como noticia nacional, cuando los preservativos en el carnaval, volví a Antena 3, para un cara a cara con Pepe Rodríguez, autor de libros de sectas y otras materias afines, y como me sucediera en la anterior ocasión (que no primera), también en ésta, la prensa espakistaní (antes española), ante mis ojos, que me quedé asombrado al ver y comparar, y hasta me entró como envidia, al ver lo que veía, y al pensar en lo que tenemos en el Tabaibal; es decir, tan cerca por la vía internet y otras, y tan distantes a la vez, que éstos de aquí, regando fuera del tiesto, cuando allá, están todos al unísono bien centrados. Y voy al grano.
 
    Téngase en cuenta, que estamos en el 21 de marzo (por ayer), y no, no quiero se fijen y piensen en el comienzo de la primavera, que esto, lo dejamos para románticos y poetas, que la cosa no es nada primaveral –fuera del tiempo atmosférico- lo recogen todos los periódicos señalados, al igual que todos los del extranjero, y es lo siguiente, y no puede ni debe ser de otra manera, que cuando tenemos ahí en frente o al lado la que tenemos –me refiero con lo de Gadafi y la guerra-, en las portadas de todos los periódicos dichos –espakistaníes y los del mundo- todos centrados en lo que es preocupación mundial, poniendo en portada –y por descontado en el interior-, artículos de opinión, al margen de la información, como corresponde a periódicos serios, y conscientes de su labor, digo, que cuando todos –menos los nuestros (porque fue lo primero que hice al llegar a Las Palmas (no hace falta diga del Gran Tabaibal [antes de Gran Canaria])- te ponen en portada, la imagen que impacta y es noticia con solo verla, sin necesidad de leer al respecto nada, si no quiere, porque ya lo dice todo esa foto o imagen. Pues... 
 
    ... que cojo los dos de aquí –no hace falta nombrarlos-, y cual no es mi asombro, viendo y recordando –y teniendo un ejemplar de El País- cómo los de allí, y de más allá, todos con fotos de tanques, llamas, aviones, etc., al mismo tiempo que el de aquí, uno de ellos, te ponen –contrario al sentir y actuar general o total de la prensa mundial- la imagen o foto –relegando para el interior, donde el que no compra el periódico –cada vez menos- y se limita a verlo en la portada de los kioscos, que lo que nos enseña, es, una foto, de un, no se qué, partido de pelotas, y no me pregunten de qué, porque no se si es pelota vasca, si frontón, o balón cesto, balón mano, o balón fútbol, porque de coraje y rabia que me dio, pasé sin más al interior. Pero, como tengo la desgracia de comprar los dos; voy y cojo el otro, y heme aquí, con la mismísima foto de deporte en portada, que tenía el otro, sin llegar a saber, quién se copió de quién, o si los dos, con ser tan distintos en una escala de valores se igualan, hasta tal punto, de poner los dos, la misma portada, cual si esto fuera lo más importante y trascendental del mundo mundial, que cuando todo el mundo –y perdonen cite tantas veces el término “mundo”- tienen los ojos en Libia, los de aquí, en el deporte (¡¿...?!). 
 
   Entonces, ya picado por la curiosidad, me dio en saber el por qué esto de las pelotas en portada -relegando al interior, lo que es noticia de portada en todos los periódicos del mundo, que- por qué las pelotas, es o sea lo más importante, y más que la guerra, la misma que sube el combustible, y puede tirar muchas torres, con consecuencias inmedibles en vidas, en economía, en ¡Dios sabe cuánto!, que: vuelvo sobre lo visto y comparo, y veo para mi asombro, que todo gira, y es el centro de la noticia, el hecho más relevante, y que es el resultado, un 90-82. Y ya no me pregunten más, porque carece del más mínimo interés si de Murcia o de Agaete, que me da igual cuando hay en juego las vidas de personas, que me digan quien ganó el partidito de lo que fuera; es de muy baja catadura moral; nada digamos catadura periodística. Y entonces, toda vez, que a la entrada del avión, habían periódicos para leer –toda vez que ya lo había visto por encima en el hotel al igual que en la televisión, para profundizar en el mismo, y puesto que venía escribiendo en el avión, cuando llego a casa le echo un vistazo y comparo: ¡Anda mira, cuesta lo mismo: 1,10 € me doy cuenta de esto; pero cuento las páginas, y el País, trae o tiene 80, y los dos de aquí: uno 64 y el otro 72; con lo que nos roban páginas, ya que por el mismo precio y tamaño, aquí menos que allá; pero sigo con las comparaciones, y cuando El País, dedica al asunto Libia-Gadafi 10 páginas desde la portada y seguidas, más otros artículos más en el interior volviendo sobre lo mismo; los nuestros: 2 paginitas uno, y 3 el otro. ¡Tomen nota, porque sigue la desproporción! Voy y miro a ver cuántas páginas dedica El País al deporte o a las pelotas (¡nadie piense mal, que no van por tan bajo los tiros!), que el espakistania, le dedica, como cosa menor, unas 10 páginas mal contadas, y si quitamos los anuncios, menos todavía; y vengo a los de aquí, los tabaiberos, y ¡asómbrense, en contra de las diez páginas citadas!, los de aquí –repito-, uno: 30 páginas este, más la portada (por tanto la mitad del diario en cuestión); y el otro: más la portada, en el interior, pues para no ser menos, igual número de páginas, otras treinta (30), es decir ..., mejor: ¡díganlo usted, y ahórrenme sacar conclusiones, que además, estoy cansado del viaje, y también tengo que rezar el Oficio Divino!
 
    El Padre Báez, que ve con vergüenza, que la prensa de por ahí afuera, se centra en lo que preocupa al mundo; y la de aquí, en quién gana o pierde, en otra guerra: ¡la del deporte!

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