sábado, 26 de marzo de 2011

30 AGRICULTORES MENOS:

  
 
    O 30 jardineros más; es decir, en la proporción que unos suben, los otros bajan. Los que suben, son los de los jardines; los que bajan, son los de la agricultura. A este paso, comeremos flores. Les cuento: que a los de las joyas de la corona, que son los que mal mandan y peor nos gobiernan, en lugar de primar y anteponer el campo a todo y a todos, ¡no señor!, lo primero para ellos, es tener muchos y buenos jardineros. Razón por la que el empleo, no es mandar a plantar papas y demás hortalizas, sino flores y más flores, por jardines, parterres, plazas,  y orillas de las carreteras, por los parques y alamedas, y por todas partes flores, y más flores, con también césped, mucho césped, porque como tenemos las presas llenas, no faltará agua, para regar tantas flores, que aunque no dan comida, son muy bonitas y más en primavera.
 
    Pues, que el empleo, no lo fomentan estos macacos que nos comen el coco, mandando  a limpiar cercados para reconvertirlos en lo que antes eran: cultivables, sino que enseñan y dan curso, los tienen en clases, y con maestros o profesores enseñándoles a instalar (en la cumbre no te dejan hacer un chupenco), les ensañan a mantener (en el campo, no se mantiene sino que se destruye), les  enseñan a mejorar los jardines, (en la cumbre, no te dejan tocar y todo se empeora), les enseñan a plantar en el interior (en los campos ya nada se planta salvo pinos, y son todos al exterior; si alguien quiere plantar algo, tiene que hacerlo en el interior de sus casas, porque si lo hace fuera, los multan, por arrancar algo –todo- protegido), les enseñan a plantar en en el exterior, que es donde les cae el sol y la lluvia, y donde siempre se plantó a no ser que sean hongos), les enseñan a plantar en zonas verdes (porque es que también plantan en zonas no verdes, ¡verde está la isla, verde esta el campo, verde está la cumbre, pero no te dejan plantar nada, porque la naturaleza se auto-planta a sí misma!), te les enseñan a controlar la sanidad vegetal, algo así como medicina vegetal o botánica, y como médicos de lo verde, por si les cae alguna plaga -¡lo más seguro!-, (en el campo, está todo enfermo, ya no hay fruta que no tenga bichos, y nadie los cura); les ens

   (196): ENTREGA A LA ARQUEOLOGÍA
    Pienso, que una entrega a la arqueología –la que llevo y me gustaría otros llevaran-, se justifica, porque en ello, esa dedicación, es señal de un amor que supone hasta celos, y es un “trabajo” por conservar el recuerdo  de los guanches, su religión, su manera distinta de ver las cosas, etc.
    En este menester, no hace falta haber estudiado arqueología, ni Historia, ni ser licenciado o doctor. Basta entrar en el territorio, que es todo el un museo, donde la documentación es superabundante, y recibir esas clases que la propia naturaleza nos da de su pasado guanche, por todas partes que nos movamos. Sales al campo, y ves miles de yacimientos por restaurar...
    Si a esto sumamos la competencia de quienes nos puedan acompañar e informar; si a esto podemos consultar y leer algún libro (un servidor tiene varios al respecto: “Alma Guanche”, “Arquitectura Guanche”, “El capitán Guayonja (Tenerife)”, “El canario San Agustín”, etc.) y otras publicaciones, asistir a conferencias (escasas o nulas), seguro que ese bagaje necesario para avanzar, se tiene.
    Hubo un tiempo –para nuestra desgracia- que la arqueología, no merecía atención alguna –incluso al presente, se la tapa con planchas de hierro-, pero al presente –y acabo de dar algunos títulos- se está reescribiendo nuestra propia Historia; y la arqueología es la mejor fuente, de cara a nuestra identidad.
    Y así,¡cuántos yacimientos saqueados, y otros pintados o rayados –aún al presente sin protección-! Y, desgraciadamente, en el 2011, seguimos sin mostrar al mundo nuestra cultura -superior y la mejor del mundo-, así reconocida desde el siglo XV (1402: “Irán al mundo entero...” [Le Canarien]). Se sigue sin proteger nuestro patrimonio, y hay muchas casas que son “museos particulares”.
    Hay mucho que recuperar, de lo así robado; ha habido mucho pillaje. Nuestro patrimonio, sigue estando amenazado; el cabildo, casi no interviene. Nuestra arqueología, está amenazada de muerte; la podemos salvar...
    El Padre Báez, que lanza este S.O.S., para que no desmayemos y acudamos a salvar objetos y yacimientos de los guanches.
     



eñan a manejar la maquinaria (es decir corta césped, y las tijeras de podar, el rastrillo, y una sierra eléctrica, ¡no te digo, enseñanza de alta tecnología científica y universitaria!, (en el campo, los cuatro que quedan se matan con los tractores, porque no hay quien les enseñen a tener cuidado, además, si lo ven con un tractor, lo multan y paran de inmediato, por eso, algunos aran de noche y en días de brisa, para que no los vean, y así huyendo y escondiéndose es como se matan), que a los de los jardines, les  enseñan otras lecciones, y resumo:
 
    aperos de jardinería (en el campo azada y joce [hoz], pico y pala, fucha y arado, etc.), les enseñan a los de las flores  las normas medioambientales (es decir, las plantas protegidas; y a los del campo, no les dejan tocar una retama, ni una caña o zarza, por más que se les esté comiendo el cercado); les ensañan a los de los jardines, lo que es calidad (de la flora y demás, no sea que planten basura), también les enseñan la prevención, no sea que los coja un coche entre jardín y jardín y por tantas orillas de carreteras, así que vayan con reflectantes y pongan conos y desvíen el trafico, lo hagan pasar en una sola fila, por más que la caravana llegue al sur, pero los geranios son lo primero, y después la integridad física del jardinero (en el campo, nada de eso se tiene en cuenta, y si se enrisca, que se levante y siga en la faena, antes de que llegue la noche, y aunque llueva, que siga en la tarea, allá arriba, todo es distinto;
 
    que los jardineros, plantadores de flores que no dan comida; estos,  a estos se les enseñan a prevenir riesgos, y por eso, si riegan se ponen impermeables y si podan se ponen guantes, no sea que se arañen, mientras que en el campo, las manos como piedras, encallecidas y arañando si los saludas. Pues, éstas tenemos; que para paliar la crisis, se dan cursos de floreros o jardineros, y no de agricultura, donde un viejo de 70, 80 o/y 90 años, más que maestro, es un doctor catedrático en agricultura, y están dejando que se mueran, sin transmitir sus conocimientos, y en su contra estos totorotas enseñando a plantar césped y geranios. Peor, hay más: y es que, a estos de las flores, les dan diploma y todo, y si pillan a un campurrio, haciendo lo que hacía su padre, su abuelo, su bisabuelo, su tatarabuelo, y siguiendo p´trás hasta los guanches, es decir: comer de lo que daba y da la tierra, le “jincan” de multas y cárcel que no hay quien asome de día y con sol, a dar un mochazo en la tierra; toda protegida, para que nos e plante nada de nada.
 
    Pero hay más, y es que: entre la muchachada diplomada, al 50%, como no podía ser menos, están machos y hembras (ya saben lo de la ministra de igualdad, y ministro de agricultura no hay en espakistania). Y hay más: ahora, con estos 30 diplomados, vamos a tener lugares de muchas y bonitas flores, pero nada que echar el el caldero, porque si al menos los hubieran preparado para los huertos urbanos, otro gallo nos cantaría, por más que llaman agricultura ecológica, a la que cultivan entre humos de coches en la capital. Lo dicho un mundo de locos o de subnormales profundos y al revés; porque es que con la que está cayendo, que enseñen a plantar claveles, y no a plantar millo, de donde sale el gofio, no es de locos, ¡es de babiecas!
 
    El Padre Báez, que les dice: mis amigos -los jardineros-, si no plantan coles y lechugas, papas y tomates, no remedian la crisis, y si encima hay que pagarles, por lo que no producen –¡apaga y vamos!- que: más que un bien, es un sinsentido.

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