viernes, 25 de marzo de 2011

(195): ARQUEOLOGÍA AÉREA


   

    Sabemos bien, hay una arqueología, que rastrea los mares, para encontrar barcos hundidos, con más o menos tesoros, objetos, material, etc., de otros tiempos. Y no, no es que en el aire, haya ningún yacimiento, ni exista por tanto en la atmósfera ningún patrimonio histórico, como huella de los hombres que nos precedieron; que si hablo –hoy- de la “arqueología aérea”, no es exactamente tal cual, sino que qué bien vendría, para descubrir distintos yacimientos que a ras de pie, no se distingue, si voláramos sobre ciertas zonas y lugares, veríamos –a vista de pájaro- con mayor precisión el conjunto y núcleos, y distintas manifestaciones en construcciones que de lo contrario, pudieran pasar desapercibidas.

    A veces, me sucedió, subirme a lo alto de algún risco, para poder adivinar y encontrar, lo que de otra manera hubiera sido casi imposible. Por supuesto, sobra decir, en este caso, la gran aliada, es la fotografía o el rodaje filmado del área o zona, susceptible de contener distintos elementos de un yacimiento, y verlo desde lo alto, nos posibilita una visión de plano, que es de ayuda importantísima. Sabido es, que hay sistemas muy complejos y de alta tecnología, como el Sigpac, pero nos bastaría una simple avioneta o helicóptero, para encontrar partes desconocidas de nuestra arqueología.

    Lo obtenido así, enriquecería muchísimo más nuestro patrimonio, siendo un gran aliado o ayuda, para que la administración y los arqueólogos, puedan proyectar trabajos de investigación, excavación, conservación, etc. De no seguirse este modelo, mucho por conocer, quedaría ignorado, y es mucho, lo que hay por aparecer. Recuerdo, que en Acusa, visto desde lo alto aparece una casa, en lo que a ras de suelo, no deja de ser un montículo de piedras amontonadas; otro caso exactamente igual, me sucedió en Mogán, que si coge uno altura, se vislumbra con nitidez, lo que pasa desapercibido de cualquier otra manera.

    De forma tan sencilla, pudiéramos dar a nuestro patrimonio arqueológico, una mayor protección –al margen de descubrir, lo que no se sabe existía- y además, se enriquece con nuevos yacimientos el rico panorama cultural e histórico. Pues, lo que permanece un tanto borroso e indefinido, a vista de pájaro; se podrá comprobar estructuras nuevas, que completen nuestro haber en esta materia. Más todavía, más allá de donde se sospeche que pueda haber algo, se pudiera hacer un rastreo general, y estoy seguro, que los hallazgos serían más de lo imaginado. Hay mucho por explorar. Se trataría por tanto, de hacer prospecciones, desde el aire. Habría que pilotar, para nuevos hallazgos.

    Después de una serie de vuelos –a este fin- seguro, que explorando desde el aire, y haciendo las fotos pertinentes, se verán asentamientos diversos, que luego habría que trabajar in situ, bajando a los lugares fotografiados y tratar de comprobar aquello que desde lo alto se descubría, y tratar de ver si es cierto y verdad, lo que se sospecha y ve. Estoy seguro, que en más de un caso, al hacer el reconocimiento, se reconocerá en tierra, lo que desde el aire se creía era una estructura (descubrir es una realidad). Con toda seguridad, en más de un caso, se habrá que hacer más de un vuelo, para confrontar y avanzar en el descubrimiento de lo que en un principio es una sola pieza de un puzle mayor.  
 
    El Padre Báez, que anima a que se investigue, arrancando del suelo, pero también desde el cielo, centrándose en distintas zonas donde ya hay constancia de yacimientos, para ver su alcance y en nuevos espacios, donde se sospecha o no hay algo por descubrir. A veces, no hay sino que tirar del hilo, para llegar al ovillo..., ¡cuánto por investigar! En todo caso, me parece más factible, sencillo y fructífero, que bajar a los fondos marinos.

 

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