sábado, 12 de marzo de 2011

¡POBRES TURISTAS!

   
   
    Andan todo el santo año –perdón por lo de “santo”, si a alguno le hace daño- hablándonos del turismo: que si el turismo esto; que si el turismo lo otro; el número de turistas que han vendido; si mas o menos o igual que el año pasado; que si con ellos salimos de la crisis; del hambre y del paro; que con ellos la economía ya va a ser boyante; cuando hagamos más camas para los turistas, más van a venir y más ricos vamos a ser todos; que con más campos de golf, los turistas serán de calidad; que, cuando la única verdad, es que: los que nos vienen, vienen enfermos, y últimamente, hasta que lo zona norte de África (Túnez, Egipto, Libia, etc.) no se normalice, que en cuanto sí, “¡si te vi no me acuerdo!”; pues, va Vd., a la montaña de Arucas, a donde llegan los turistas, y cierto –como Dios que está en los cielos (para los creyentes)- que las panorámicas, son espectaculares –plataneras aparte- pero, lo que es el lugar o recinto, no es de pena, ¡es de justicia!
 
    El pobre –y digo pobre, no en el sentido económico (¡que también!), que llega hasta allí, pobre por su falta de salud, por su situación social, por tanto y tanto, que después de algunas horas –pongamos que dos o tres-, en coche o guagua, para llegar al sitio citado, va y no se encuentra donde hacer sus necesidades, o el simple orinar; porque si es varón, se apaña como pueda, por entre tuneras y matorrales; pero si es hembra y menor, ¡he ahí el problemón! Y, la solución del problema es, que: o compra y/o consume algo, previo antes pago, o no hay retrete. ¿Es así, como vamos a vivir del turismo? ¡Ni siquiera un baño gratis, como obra y arte del Ajunta y miento, o del Patronato o de lo que sea del turismo, Gobierno o cosa de turismo de otros entes! ¡De vergüenza!, viendo a la gente por y a explotar, sin poder evacuar y haciéndolo a escondidas por todos aquellos alrededores. Pero, no acaba ahí, el ejemplo –a ver si periódico alguno, se digna hacer un reportaje (¡seguro que no!, al ser una sugerencia de un servidor), pues, ¡peor todavía!, que saltamos de una montaña a otra, y de la de Arucas, nos vamos a la de “van Dams” (que no guanche, sino holandés), y hasta allí, donde las mejores vistas de la capital-puerto-interior, hacia el centro, cumbres, este, oeste y cráter, y, donde en otro tiempo, donde poder comprar algún recuerdo y refresco, ahora condones usados, bolsas de basura, botellas vacías, papeles, etc., etc. ¡Un verdadero estercolero-basurero! Y, a diario las guaguas con turistas “que nos dan de comer y nos van a sacar de la crisis, del paro, y del hambre” –todo esto según los políticos y economistas todos-todos, todos en contra de la agricultura y de la ganadería, y todos diciendo el turismo es la solución. Y a estos pobres -que tiene la desgracia de visitarnos-, para ellos, ¡ni un retrete! Y si la economía depende de ellos, salvo la de la empresa de guaguas, que los lleva hasta el lugar citado –y a otros (con el mismo panorama [sin retretes])-, ¿quién se beneficia o vive de esa actividad tan económica, a la que no se le vende algo, ¡ni por el valor de un alfiler!? ¿Dónde los que ofrezcan artesanía de recuerdo o/y comida para los más golosos y glotones- y tratándose del lugar hasta: ¡vino del Monte, por ser vino del mismísimo sitio!- Y mil ideas más.
 
    Pero sobre todo la higiene, la limpieza, la pulcritud, la recepción o acogida, donde compra algo (la tienda cerrada a cal y canto), el guía inexistente, el cicerone desaparecido, los panfletos anunciadores de otros lugares y eventos, ¡nada, de nada! Y como los de la otra montaña, sin poder ir a hacer sus necesidades –sino carretera abajo esperando no ser sorprendidos por nadie-, por más que se estén reventando, y así volver a la guagua... ¿Y queremos que vengan o vuelvan los turistas?; ¿y son los que nos van a a sacar del fuego las castañas, y de la crisis? Pues, ¿no se pierden puestos de trabajos entre los que les puedan vender tanto? Un servidor piensa, que lo único que nos dejan –en otros tiempos, se hablaba de divisa; luego propinas; ahora, lo único que nos dejan, son sus excrementos –o mierdas- fuera de los retretes, porque ¡ni esto, para sus necesidades más biológicas, les ponemos. Y andan con el turismo que quieren, es el de calidad. ¡Vaya calidad, que no tengan  ni donde mear (para que rime).
 
    Y dice uno; ¿por qué esto, lo ve y lo dice un cura –el Padre Báez- y no lo hace y ve nada de esto, y nada dicen de esto ningún Medio de Comunicación social?, ¿será que tienen miedo les quiten la publicidad turística?, ¿será porque con tanto carnaval, no se pueden quitar la careta y así de máscara todo el año (¡ya sin “santo”!)? Y así, estos –los de los periódicos- solo ven al turismo de los barcos, que entran y salen por el Puerto de la Luz, sin más. ¿Por qué no preguntan si vuelven al barco, para hacer sus necesidades, y si salen al campo, ¿dónde hacen “pisss” –para decirlo finamente-?; si suben a una de las dos o más montañas dichas? Conste, hay otros lugares, donde les pasan lo mismo, pero no les digo, por si algún chico-a de la prensa se anima y van a hacer un reportaje (aunque le puede costar el pesto y el sueldo; pues, ¡seguro que no lo harán!). Y mientras, los políticos con la letanía de: de la crisis salimos con el turismo; pues ¡póngale, para que haga a gusto y oculto (donde defecar y demás)!
 
    El padre Báez, al que esta información, se la dio el taxista, que le llevó al aeropuerto, para asistir al Programa de Antena 3: “Espejo Público”; pues ahí tienen uno, por si se quieren mirar.

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