lunes, 14 de marzo de 2011

(184): ROSTROS Y POBLADOS

    Cuando se arroje luz sobre el pasado cultural y social de los antiguos guanches, tendremos de ellos su verdadero “rostro”, así como sus poblados. Para ello, hay que desembolsar algunos millones de euros, para consolidar nuestro pasado. Espero la prensa se moje al respecto, y me ayude en esta tarea ya dos veces centenaria.

    El trabajo iniciado, debe ser continuado. Estos proyectos de arqueología, no deben dormir en el olvido y en la negligencia. El desarrollo del futuro, se apoya en el ayer, como lanzadera. ¡Cuántas veces se habrá dicho lo de la estratégica situación de las islas, como paso entre tres continentes, sin que hasta el presente, el patrimonio, sea parada obligatoria para cuantos nos cruzan!
    Estoy seguro, que las generaciones por venir, nos demandarán por nuestro olvido y desprecio por el patrimonio histórico y arqueológico. Cada día que pasa, es una oportunidad perdida; y solo ganan el deterioro. Pena da también, que en nuestra oferta turística no esté a la altura de la actualidad mundial, que prima las raíces.
    Cuando debiéramos tener exposiciones de y sobre los guanches, un mes sí, y al siguiente también, y así sin parar, resulta tenemos parada esta actividad, que tanto bien depararía a propios como a extraños. Ya que el cabildo no se ocupa de ello, debiera el Gobierno, los de Cultura, el Museo, la Universidad, etc., ofrecer la posibilidad de contemplar, las momias, las cabezas, los esqueletos, etc., y conocer a los guanches primeros. ¡Cuántos secretos por desvelar! Tenemos piezas del siglo V a.d.C., hasta el XV d.d.C. Son veinte siglos de Historia Antigua de Canarias (ahora Tabaibal).
    Son: algunas las piezas en Museos, en sus fondos y más en casas particulares (por reunir).
    Está por descubrir, la contribución al arte, por parte de los guanches. Diseminados por el territorio, andan las monumentales construcciones arquitectónicas de los guanches, marcando un elemento esencial único y propio de su cultura (la base cruciforme).
    El Padre Báez, que anhela, de una vez, se tome en serio nuestro patrimonio, y no se pare de “trabajar” en él (indagando, descubriendo, cerrando, vallando, vigilando, excavando, etc.).


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