sábado, 19 de marzo de 2011

LA CINTA:

       
 
    No, no les vengo a hablar hoy de Ntra. Sra. de la Cinta, Patrona de Huelva; tampoco de las Fiestas de antes, en cuyos programas, siempre había una carrera de bicicletas, a ver quién introducía una caña, por la argolla que colgaba de una cinta; no tampoco de estas carreras de cintas, sino de las que ahora –precisamente en este par de meses últimos de la legislatura- están cortando todos los políticos, de todos los partidos de todos los pueblos (o ajuntas y mientos), que han tenido cuatro años para inaugurar algo, y se agolpan todos a última hora, ¿por qué lo harán así?, cuando han tenido tiempo de haberlo hecho antes...
 
    Los vendedores de cintas con los colores de la bandera canaria (amarilla, celeste y blanco; o blanco celeste y amarilla, según se la vea), que puestos o colocados frente a ella, cual barrera, que no se puede saltar a no ser que se corte la bandera o cinta, pues que es para comentar la liturgia profana de inaugurar algo, aunque sea en una de sus fases, y aunque no esté acabada la cosa que se abre o se inaugura.
 
    Y así, vale la pena, reparar en los gestos y acciones de altas autoridades en algo tan insulso y mentiroso como es el cortar banderas (perdón: ¡cintas!): que allí está el que más, con tijeras en mano cual si de una costurera se tratara; al lado,  los que recogen el trozo cortado -suele ser el segundo de a bordo-, que a su vez, se la pasa al otro, aunque sea de partido contrario, pero que contribuyó a la realización de algo innecesario, pero que hay que salir en la foto, y decir en los mítines (ahora más que hablar lo escriben en folletos o trípticos contando las obras realizadas, y que si les votan van a hacer todavía más, para dentro de cuatro años más, para volver al juego o rito-ceremonia de la cinta; pero hay más: están los que aplauden, y están los fotógrafos periodísticos, para tomar imágenes del evento; pero hay más todavía: en esto de la cinta o bandera cortada (¡qué falta de respeto!), están los que aplauden, la inauguración de algo, pero hay más: están todos contentos como monas, todos con una amplia y gran sonrisa, todos sonríen y enseñan los dientes, y hasta los hay que en lugar de mirar a la cinta-bandera, miran al objetivo de cámara  sea de fotos o de televisión.
 
    Y de cinta en cinta, porque esto, y lo otro; también lo demás. Muchos cortes de banderas-cintas, diciéndonos lo mucho que han hecho. Y tanto, que algo que se pudo hacer tres años antes, se espera para hacerlo tres meses antes, y así pegarlo o unirlo a las elecciones, y así engañar a los que creen que sí, que hacen, ¿qué hacen? Pues eso, prepararlo para cortar la cinta, que es la moda. La moda es cortar algo, ¡sí cortan el pastel, cortan el aire, cortan nada!
 
     Y después, están los chicos de la prensa, que en lugar de criticar lo tarde y lo que han tardado en hacer algo, los ponen en portada, en contraportada, y en el interior, con gran profusión de fotos o imágenes (cual si de carnaval o agua y nieve en la cumbre se tratara). Eso sí, sin decir que eso no sirve para nada, y que lo han hecho muy tarde, y que lo han hecho de prisa y corriendo, y por tanto estará mal hecho, o peor. Peor ya se sabe, éstos (los de la prensa), viven de hacer la pelota a los que inauguran algo, que son los que les dan publicidad multimillonarias; y esto con los cuchillos que venden (o lo que sea, ya puede ser una cubertería, como un set de lo que sea, y otro set distinto, y juegos de algo, incluidos belenes -aunque sea el mes de marzo-abril o verano-, con papás no eles -¡a estas alturas!-, y también vaquitas y cabritas, y ovejitas, y sartenes, y calderos, ¡vamos cual si fuera un bazar o un supermercado, o gran área comercial con las que compiten (perdonen, me distraje, que venía hablando de las cintas y sus cortes, pues...
 
    ... ¡qué bonito, todos con corbatas, todos bien emperchados, todos bien vestidos –como para ir a Misa- pero profanos, y aconfesionales, laicistas y ateos, e indiferentes y enemigos de la Iglesia –la misma que le da de comer a los pobres que ellos generan –digo-, que por todo lo que se autocalifican en la cosa esa de inaugurar algo, si alguien falta (¡o sobra!), es un cura, para que bendiga eso. Menos mal, que Juan Manuel Rodríguez, el de la UD., está echando manos del clero, ¡a ver si toman ejemplo!, o lo llaman facha, y de derechas, y obsoleto, carroña del pasado, anticuado, fuera de sí, y cosas por un estilo, por manifestarse creyente, ¡qué barbaridad! Y después resulta -que al cien por cien-, todos ellos tienen partida de bautismo (al menos sus padres eran creyentes [¡qué hijos, que no imitan  a sus progenitores y antecesores]), pena de gente sin fe, que suplen Misas y rosarios, por banderitas y sus cortes de cintas, ¡a ver si se cortan un dedo, sin darse cuenta, y tienen que venirles los de la Cruz Roja -la que regala preservativos, por orden del señor (¡vaya señor!) alcalde (con minúscula por acción semejante)-; que no se han enterado, el pueblo y la masa, y más, los ni-ni, lo que necesitan no es procrear, sino comer, ¿por qué –pues- no les regalan un bocadillo? Vuelvo a lo de las cintas, perdón:
    Que se inaugura algo, que no se ha terminado; todo lo inauguran de prisa y corriendo (¡así queda lo inaugurado!). Todo es pura propaganda de partido. Buscan votos en la cintas cortadas en inauguraciones absurdas y ridículas. Lo así inaugurado lo vuelven a reinaugurar, más de dos veces más. Es una mascarada más. Todo lo hacen en la proximidad de las elecciones. “Si no lo inauguro yo, lo va a inaugurar mi sucesor en el cargo -y antes de salir, que me echen o me vaya-, que quede constancia eso lo hice yo (aunque no esté terminado, y por las prisas de última hora, esté mal, y haya que rehacerlo)”.
 
    El Padre Báez, que hace otra lectura de las cintas-banderas en inauguraciones, que son una vergüenza, y debiera estar prohibido, al menos por dignidad y no mentir y engañar al populacho, con el: “¡miren lo que he hecho!” ¡Sí, a buena hora y con sol, ¡no te digo!

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