domingo, 13 de marzo de 2011

PRENSA EN ESPAKISTANIA:

   
 
    Esta cuarta entrega, como fruto de mi ida a Madrid, los días 8 y 9, me pusieron en contacto –sin pretenderlo- ante la prensa de espakistania, y ello, porque en la víspera del programa al que fui (“Espejo Público” de Antena 3), con eso de que se aseguran la asistencia del invitado, te llevan el día antes a un Hotel, y heme allí, sin libro que leer (por no cargar la mochila amarilla), sin el ordenador -donde escribir-, pues, que me aprovecho para ir a la Iglesia de Santa Mónica (primera Santa canaria, madre de San Agustín, el santo más grande de la Iglesia, y canario como nosotros [Cfr., mi libro: “El canario San Agustín”]), hablo con el párroco, acompaño al Santísimo, y venga a esperar pasen las horas, y vuelta al Hotel, y en el hall de entrada, una rueda con la prensa del día, en número, que por poco me vuelvo loco;  quise leerlos todos, ¡cosa imposible!, razón, por la que me limité a coger (tomar): uno, y otro, y el otro, pero más que leerlos, los ojeaba, les echaba un vistazo, tratando de ver la línea, el fondo, el contenido, la publicidad, etc. y hacerme una idea y comparar con los dos a los que estoy atado (no por lo que dicen, sino por lo que no dicen), y por lo que dicen y repiten y repiten y es el caso del carnaval, que entrados en Cuaresma, aquí, como si siempre 6, 7 y 8 (los únicos tres días de carnaval en el mundo) siempre fuera, sin fin.
 
    Pues, que tengo una maravillosa oportunidad -para sin buscarla-, enterarme, cómo funciona por ahí afuera, fuera del Tabaibal, (antes Canarias) se despachan o caminan la profesión de escribir periódicos. Y he aquí, la mayor de mis sorpresas. Pero antes, les contaré las cabeceras o nombres de los vistos, y son (a salvo de los que olvido, porque no tuve la precaución de tomar nota de ellos), por lo que no están aquí todos, pero estos sí fueron seguros, vi: “El Mundo”, “El País”, “ABC”, “La Vanguardia”, “La Razón”, “Expansión”, “Cinco Días”, “Público”, “El Correo”, “El Periódico”, “La Gaceta”, etc., etc. Créanme -mis amigos-, que me di una gozada impensada de prensa espakistaní; pero esto fue el entremés, porque llevado al día siguiente a los estudios de la televisión antes ya citada, ¡y tanto, que te tienen como dos horas antes de salir al plató!, me veo –nuevamente-, en la sala de espera, y allí, la verdadera montaña, de periódicos. Y aquí, con títulos ya dados, y otros nuevos, que les ahorraré (conste que no quise ver ninguno de los deportivos, por lo que tienen de absurdo y de drogar al pueblo), que veo otros , y ahora, sí, les voy ya a dar a mis amigos, lo que descubrí, entre otras cosas.
 
    Descubrí, que entre tantos periódicos (se me olvida decirles, que también en el avión, habían -tanto a la ida, como a la vuelta- un par de ellos, distintos, que por aquello de lo pegado que vas del que va delante, casi no se puede pasar las hojas, y difícil leerlos, cuando ya uno, tiende a alejarlos un poco, sin poder, pero así y todo pude ver y llegar a la misma conclusión, que es la que les voy ya, sin más demora a dar o a contar. Que en ninguna de la amplísima prensa vista, en ninguna –repito- de ella, vi estas dobles páginas nuestras de los dos más leídos (aunque cada vez menos leídos, por no traer casi contenido alguno, sino repetitivo); digo que en ninguno de ellos, veía ese auto-anuncio del propio periódico, vendiéndote –a dos páginas y a tamaño real-, cantidad de ajuar de cocina: cuchillos, cucharones, platos, calderos, tazas, etc. Comparé y dije, ¿por qué estos, no venden nada, ni hacen competencia alguna a los comercios? Y esto fue lo que descubrí: que los periódicos espakistaníes (antes españoles), son periódicos, que en lugar de cosas domésticas (en ocasiones les dan por: sábanas, manteles, cucharas, vasos, vídeos, películas, canciones, etc.), digo, que en lugar de suplir a las áreas comerciales, ofertándote lo que éste al poco tiempo el otro, es decir, los cuchillos de éste, no pasará mucho, que te los venda el otro, es decir alternativamente, lo mismo, si bien con diseño distinto, ¡faltaría más!
 
    Pues, que me di cuenta, que la diferencia, además de no vender nada, aquellos periódicos, eran periódicos que: solo ofrecían u ofrecen a sus lectores: artículos de peso y fondo, editoriales serios, comentarios profundos, investigación tipo Paco Díaz, crítica libre, etc. Y, me entró algo así como envidia, y pensé en mi tierra, como no sea El Día, ¿qué tenemos? ¡Ya aprendieran aquí, y los imitaran! ¡ASÍ VEA LOS OJOS DE DIOS: NO VI -ENTRE TANTOS PERIÓDICOS-, ABSOLUTAMENTE, LA MENOR –NINGUNA- REFERENCIA A CARNAVAL ALGUNO, y extrañado pensé en los nuestros llenos de eso, por más de medio año, y durante tres meses, carnaval, y carnaval, y ahora, hasta carnaval de perros; y si en la tele de aquí, el periodista presentador preguntando a niños de año y medio a dos: “¿cómo te llamas?”, “¿quién te hizo el disfraz?”, “¿de qué vas disfrazado?”,etc., sin que niño alguno, diga ni media palabra, asustado por la pelota del micrófono pegada delante de su carita de máscara asombrada, por el disfraz del preguntador tan filosófico, como adaptado al personaje, ¡milagro no le preguntaba si tenía novi@, como en tantísimos casos, hemos visto con sorpresa y admiración... 
 
    ¡Vaya periodismo –a todos los niveles-!; que ahora, viene lo bueno, o lo más desagradable. Que ingenuo uno, entre tanta prensa espakistaní, busqué y revolví, repasé y rebusqué -y les juro-, y entre tanta prensa escrita, no vi -ni en hotel, ni en televisión, ni en el avión-:, al Can7, ni a La Provi; y me dio pena, y llegué a otra conclusión: entre prensa seria, a la nuestra la echan fuera. En la prensa espakistaní, no cuentan con la nuestra, y hasta pregunté y con cara de susto, me preguntaron, “¿siete qué?”; y en cuanto a al otra, me dijeron, “¿qué provincia?” Me di cuenta, no la conocían. Ante esta realidad, creo, alguien debe tomar las riendas de la dirección de nuestros periódicos, y dar un giro, que cambie este estado de cosas: solo se dediquen al carnaval todo el año, y todo el año otra cosa no anuncien sino lo que nos quieren vender, infiltrándose en el área comercial, compitiendo con otros gremios; y ello, sin libertad, sin criterio, sin denuncia, sin información, sino en plan chabacano y pueblerino tercermundista.
 
    Está más que claro, que nuestro periodismo tabaibero (antes canario), pero en concreto el del Gran Tabaibal (antes Gran Canaria), es un periodismo –repito-, es un periodismo amenazado a desaparecer; una profesión altamente degradada. Y es que no mantienen los principios imperiosos que lo sostienen (la libertad, la investigación, la denuncia...). Ya, solo son testigos de un carnaval que no acaba nunca (fijándose hasta en perros disfrazados, y niños, y ancianos, y de pueblo en pueblo, detrás de cualquiera disfrazado por más que se rebase la Semana Santa). No hay espacio para la reflexión (y la emprende contra quien la ejerza, cual si de un terrorista se tratara); eluden temas espinosos, como para que no les quiten la publicidad gubernamental; desvirtúan la misión o tarea de un oficio que es necesario; etc. Se trata de una profesión –aquí- altamente amenazada, a pesar de su grandeza (si fueran fieles a la misma). Lo cual no quita, para que uno reconozca, que hay periodistas –no premiados- que han llevado o han traído una trayectoria modélica (como ejemplo: Paco Díaz [a quien curiosamente ni le contratan, y menos le publican nada]). Y es, que: si no se es fiel a los principios de una profesión, ésta se viene abajo, y desaparece y se cierra, como le sucedió al canal CNN+, y a tantos otros, por no citar más.
 
    El Padre Báez, que gracias a uno de los dos periódicos -por publicarme uno de los más de quinientos comentario que les he enviado-, me lanzaron a todos los Medios de Comunicación Sociales: internet, radios, televisiones, etc., y es de agradecer la promoción, que de uno hacen (seguro, que este no me lo publican; que si fueran honrados, lo harían, en cuanto corrección fraterna, y por si salvan de desparecer, tomando buena nota; seguro, que con mis comentarios, hasta tendrían más lectores y que se recuerde tu mejor amigo es, el que te corrige). Pues, ya ven, ¡no perdí el viaje!

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