sábado, 19 de marzo de 2011

(189): ARQUEOLOGÍA E IDENTIDAD

 
    Cree un servidor, que nuestra historia, hay que buscarla en el pasado; allí, está nuestra cultura, por encontrar. Pero, es una pena, que nuestra tierra está siendo secuestrada, comida por toda clase de maleza, enterrando y ocultando todo vestigio del ayer. ¡Cuántas veces habré dicho –hasta resultar pesado- que en las piedras adonde no te dejan llegar, ni pasar, están escritas páginas por los guanches, que se pierden; mucha cerámica, con figuras y pintaderas; muchos restos óseos y más obras de arquitectura, etc., todo ello perdido entre matorrales y emboscados. También hemos dicho, que el uso de tantísimo material sería hasta un revulsivo económico, si lo ofertáramos a los turistas...
 
    Pero vuelvo, a lo que debe ser lo primero o prioritario: contactar con nuestras raíces, para que el futuro conozca de dónde venimos y quiénes somos. No faltará quien piense ando obsesionado con esto de la arqueología; ¡me da igual!; ya que otros –con mayor autoridad, no lo hacen-, alguien ha de tomar el relevo o la iniciativa, y en ello estamos. Repito, pues, hay que reencontrarse con nuestro legado cultural; y más aún, lo debemos transmitir o dar a conocer (a propios y extraños). Al presente, me consta, algunos solo saben decir que “los guanches eran de Tenerife”, sin más. Y, desconociendo nuestro pasado, mucho me gustaría se respondiera qué sucedió un 29 de abril de 1483, por poner un solo ejemplo.
 
    Cierto, en nuestro pasado, tuvimos una guerra que duró cien años –casi-, pero, ¡hubo más! Se ha hecho tabla rasa, y de nuestra cultura, poco se sabe, ¡con ser la mejor del mundo de su tiempo!, y mucho me temo, no fuera nunca superada, y sin embargo, duerme el sueño de los tiempos; se mira a otros lados. Y ahí permanecen en silencios y olvidados: los tagoros, los graneros, los almogarenes, los palacios, los mausoleos, los grabados, etc., ¡todo sin memoria!
 
    A lo sumo, y de forma bastante burda, artesanos hay, que simulan una cerámica y figuras con cierto aire guanche, que no deja de ser por caricatura, algo desagradable; y más cuando puede llevar a la confusión. Pero que todo un arte, quede reducido a unas piezas de recuerdo (o suvenires), da pena y tristeza; y que por otra parte, todo se quede en dejarse algunos el pelo “atrenzado” y con un palo para descender –que no saltar- no deja de ser algo ridículo. La cultura, es algo más que esto último dicho, por más que a muchos le pese. Nos tenemos que topar con los guanches, mucho más allá de estas suposiciones sin fundamento; nuestra identidad, se apoya en otros argumentos más serios. Para esto, hay que ir al pasado, y sobre todo hay que conocer nuestra cultura (sin olvidar tenemos literatura, arte, arquitectura, filosofía, derecho, moral, teología, etc., etc.).
 
    Ignora un servidor, dónde se enseña algo de esto, que va quedando escrito; ¿se implica la universidad en ello?; ¿está el cabildo por la labor?; ¿qué dicen los de las culturas (que tanto aman a las extrañas, y desconocen la propia)? Que tenemos una Historia de XX siglos (V antes de Cristo, hasta el XV después de nuestro Señor): ¿quién sabría ponerle orden cronológico, con hechos y protagonistas? Sabemos –no todos- lo que dicen Las Crónicas, pero estas fueron escritas por ellos, los que venían de fuera, y no iban a contar que perdían las batallas, y que los nuestros eran mejores (no obstante, se les escapó y lo repitieron muchas veces, lo de: “Irán al mundo entero, y no encontrarán a gente de más lindo entendimiento...”
 
    Los yacimientos arqueológicos, nos están esperando, con sorpresas en sus entrañas; poblaciones, de hasta mil casas guanches, están por descubrir, y sabemos dónde están; poco se ha respetado nuestro patrimonio, que los hay todos llenos de rayas, fechas, nombres, iniciales, mensajes, etc., sin que nada aleje o dificulte el estropicio y el depredar sobre ellos. Llenos de estiércol de más de 70 años, donde los drogadictos encuentran todavía refugios y catres de hierro y viejos sillones, son el decorado propio de estercoleros o basureros, y hasta tal punto, que los hay totalmente desaparecidos por destrozados. Nada se ha respetado, lo que en otros lares es objeto de protección suma. Incluso piedras conteniendo grabados, han sido arrancadas, y parece nada se respeta, ya sea huesos humanos, cerámicas, casas, etc. El mayor estropicio en Maipés, en La Guancha, en Tufia, y ¿para qué seguir? Parece, se cargan todo lo que tocan (no se olviden de las planchas de hierro en los yacimientos).
 
    ¿Dónde los profesores, y los alumnos?; ¿dónde se imparten cursos, cursillos, charlas conferencias, etc.?; ¿dónde se respira nuestra cultura?; ¿qué se sabe de nuestra obsidiana?; ¿por qué arqueología de fuera, y no la nuestra en los medios de comunicación sociales?; ¿cuándo, cómo y dónde el canario actual  (ahora “tabaibero”), se identifica con su cultura guanche?; ¿lo dejamos todo en el caso único de la fracasada “cueva rayada” de Gáldar?; ¿sabe mucha gente quién es su director?; ¿qué aporta a nuestra economía como contribución la arqueología o el patrimonio histórico?; ¿por qué llaman “bailadero” a lo que era un “ba-la-de-ro”?; ¿...
 
    El Padre Báez, que para no cansar -por hoy-, no sigue haciéndose preguntas y dando datos acerca de lo que se pudiera hacer y no se  hace; pero ideas, sí que les doy (¡debieran cogerlas [o tomarlas]!).
 

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