jueves, 16 de febrero de 2012

¿Por qué “El Tabaibal”?


Porque si sales al campo, no ves otra cosa que no sean tabaibas, además: pitas, escobones, pinos, retamas... ¿Qué te puedes echar a la boca? Sin embargo, todo eso lo tienen protegido; no lo puedes ni tocar. Te caerían multas por un tubo.

Si sigues por el campo, y ves esa enorme pared, pegada a una ladera, que fue rellenada toda de tierra, ¡sabe Dios de dónde traída, con cuánto trabajo, y durante qué tiempo, para que ahora, con la acequia todavía por dentro, para el riego...!; pero, ¡no busque nada que echarse a la boca en ese cercado, ahí no hay nada que comer. Está todo invadido de y por la tabaiba. A las tabaibas no se las pueden arrancar, para la noble tarea de plantar papas en su lugar, ¡o coles, o lo que sea! Y si plantaras papas, y cercas el terreno con una simple valla, para librarlo de los conejos y así poder comer de la cosecha, ¡te desgracias! Te obligan a quitar la valla, pero a pesar de ello, tienes que pagar una multa, de castigo. Tienes que dejar el terreno expedito, para que los conejos se coman lo que plantaste para ti, tu familia e hijos: lo plantado es, para los conejos.

Fuera del cercado, hay más tabaibas; tabaibas en toda la isla; tabaibas, por todas partes; todo lleno de tabaibas; no hay más que tabaibas, y todas están protegidas. Y hay billones y billones de tabaibas; otra cosa no hay, sino tabaibas, las hay que son un asombro.

Las tabaibas (o tabaiba), no sirven para nada. Solo dan leche, pero como un soslaire de ellas, te caiga a los ojos: ¡tres días ciego! Nada digamos, si fuera algo más. Por ejemplo: basta te roces con el envés de la mano, y te limpies el sudor o te la pases por la frente, ¡ya estás perdido!: eso, camina hacia los ojos, y..., ¡ni te cuento! Ya te desgraciaste.

Pues eso, es lo único que podemos comer, si salimos al campo. Las mismas tabaibas, te impiden acercarte y llegar, hasta un castañero, almendrero o higuera, pues se anteponen y llenan los caminos borrados y desaparecidos por ellas, y si intentas abrirlo, para llegar a lo tuyo o hasta la fruta, y rompes alguna, con la intención también de devolver el cultivo a esa tierra abandonada por mor del turismo desde los años 50, y abrir camino, para limpiar y plantar, sembrar y adecentar lo que es tuyo..., ¡no lo intentes!: no te dejan y encima te multan.

No, no te premian; te castigan.

¿Qué hacer? ¿Qué política tenemos? ¿Qué políticos tenemos? ¿Es o no es esto, una terrible desgracia? ¡Qué digo!: ¿no es esto un drama, una tragedia, un genocidio?

Están -sencillamente- desbastando la isla.

Campean las tabaibas..., y todavía: ¡las plantan en rotondas, en explanadas, en el campo sin ellas...!

Canarios, no se ven por ningún lado: los pájaros, han desaparecido; los humanos, recluidos sin poder volver a la tierra, también; pues si no hay canarios (en sentido doble), cambiemos el nombre a este lugar, y si tantas tabaibas tenemos, llamemos -propongo- a estas islas, “El Tabaibal” y en concreto a la nuestra: la “Gran Tabaibal”.

El Padre Báez.

Nota:
Un amigo, me manda este correo:

¡AHUL!

FALTA UNA CONCLUSIÓN A TODOS LOS ARTICULOS DICIENDO, SOLUCION: ALCANZAR NUESTRA INDEPENDENCIA, LUCHAR POR NUESTRAS LIBERTADES PARA SOLUCIONAR TODOS ESTOS PROBLEMAS.

A. C.

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